Otra vez: hemos visto a un periodista rectificar.
Como no es usual, hay que repetirlo.
Lo ha hecho Xavier Sardá, quien había asegurado en algún programa que en un restaurante de Blanes había visto a la cantante Shakira con el futbolista Piqué comiendo muy amartelados.
No era verdad. Se confundió Sardá, si estaba allí, o le engañaron quienes le dijeron que sí, que eran ellos.
No sabemos qué interés guiaba a Sardá en aparecer en ese programa y para confirmar esa ¿noticia? Pero, una vez más, se pone a prueba la necesidad de contrastar las fuentes y de verificar los hechos. Sardá es un periodista experimentado, un comunicador que saboreó el éxito de audiencias millonarias (también de sonoros fracasos en intentos de retornar a ellas) y un animal televisivo cuya credibilidad no puede mermar por patinazos como ése. Se podrá conducir mejor o peor un programa, se podrá entrevistar con solvencia o con tibieza a un personaje público... pero no se puede asegurar un hecho que luego no se ajusta a la realidad.
Pero al menos ha tenido la decencia de corregir. A su modo, a su estilo. Pero lo ha hecho. Y en unos tiempos donde tanta maledicencia se acumula, donde tantas mentiras se dicen impunemente, donde tantas manipulaciones circulan sin el más mínimo rubor, un hecho de estas características, la rectificación en sí, merece ser ponderada.
Una para ver y otra para aprender. Sardá no volverá a cometer ese yerro. Ni a meterse en berenjenales donde poco o nada tiene que hacer.
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