De "broncas ficticias", de "conflictos artificiales" ha hablado Juan Manuel Bethencourt, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de La Laguna, a propósito de la situación creada en torno a las previsiones de la Agencia Estatal de Navegación Aérea (AENA) para el aeropuerto Tenerife Norte-Los Rodeos. Los vecinos no están de acuerdo con algunas de ellas y tratan de unificar posturas en la búsqueda de alternativas, procurando que el Ayuntamiento les apoye.
Bethencourt es periodista -dirigió Diario de Avisos hasta hace unos meses- que conoce bien este tipo de conflictos. Ahora los está palpando desde dentro. Sabe la de esfuerzos que muchas veces devienen estériles y conoce perfectamente el encono que se genera y termina dificultando el necesario entendimiento para que las partes terminen acercando posturas y alcanzando un acuerdo. Son muchos los ejemplos de relaciones tormentosas y de clima crispado que se han registrado en las islas entre actores sociales y responsables públicos: lamentablemente, generan confusión, desconciertan y no contribuyen a la solución.
Por eso, el mensaje de Bethenocurt es no sólo conciliador sino incentivador. Cargado de sana intención pacifista, pretende también superar un clima que es poco favorable para salir del atolladero. Es consciente de que ha de defender los intereses generales y conciliar aquellas diferencias que empantanan una solución a todas luces necesaria. No es un mensaje que condicione la negociación; sí un propósito de superar obstáculos, de propiciar un ambiente distinto al que se residencia en los medios, donde no estriba la solución por mucho que las partes presionen o tengan a su favor determinada coyuntura.
Esos conceptos están bien empleados porque se crean broncas donde, todo lo más, se trata de interpretar una planimetría, o donde hay voluntad de consensuar una salida pero un quítame allá la obcecación o la rigidez la maniatan y la impiden.
Ni el radicalismo ni la falta de generosidad ni de visión favorecen el ambiente más adecuado para las soluciones. Bethencourt, en realidad, llama a la sensatez y al diálogo útil, antítesis, desde luego, de esa tendencia bronquista y de esa apariencia de conflictividad que sólo sirven para tensionar.
A ver si cunde.
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