La semana pasada, tan intensa y tan alterada, con actividad frenética y avería de la computadora incluida, nos dejó dos fallecimientos de amigos que causaron la natural consternación. Les tratamos en sus respectivas facetas: con uno de ellos llegamos a hacer algún trabajo juntos y al otro le tratamos y seguimos en distintas etapas de su trayectoria deportiva.
Empecemos glosando la figura de Lorenzo García Micó, destacado publicista que tuvo a su cargo, durante muchos años, la promoción de la marca Puerto de la Cruz, cuando este concepto solo existía en el quehacer de algunos empresarios y hoteleros que, a principios de los años setenta del pasado siglo, empezaron a ser conscientes de que había que esforzarse para sobrellevar la competencia que se avecinaba.
Lorenzo García Micó falleció a los 96 años. Un catalán que se integró en la isla y fue un avanzado de la gestión publicitaria, especialmente en el ámbito impreso, casi el único que había entonces pues los despliegues audiovisuales se registrarían años después. Desarrolló su trabajo en el Puerto de la Cruz turísticamente potente a cuyo esplendor colaboró decisivamente encabezando y participando en campañas como la denominada 'Ibéricas', hechas con recursos limitados pero de un rendimiento extraordinario a la hora de captar mercados nacionales. Los propios hoteleros y profesionales se involucraban de lleno en estas iniciativas.
A García Micó, padre de Marilín, arquitecta que sería concejala del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, se le deben varios carteles y folletos informativos y promocionales que servían para campañas como la mencionada y para otros menesteres. Las obras de Micó tenían una característica: eran de altísima calidad. Sobresalían por su originalidad y perfeccionismo. El mismo cuidaba los detalles del colorido y el material no saía de la imprenta hasta que él en persona los hubiera supervisado.
Tuvo a su cargo la primera edición de monografías de nuestra autoría. Aquella fue publicada con motivo de las bodas de plata del Club Deportivo Puerto Cruz. De su intervención aprendí algunos conceptos básicos que servirían para publicaciones turísticas posteriores.
Fue servicial, atento y muy profesional en su compromiso con el Puerto de la Cruz en cuyo engrandecimiento turístico y en cuya dimensión promocional inicial colaboró decisivamente.
Felipe González Martín, nacido en en La Orotava en febrero de 1943, fue el defensor lateral fijo, ambidiestro, de un equipo de leyenda de la Unión Deportiva, compuesto por jugadores de alto nivel en todas sus líneas. Junto a Mon y Blanco integró una línea defensiva contundente y determinante en los valores futbolísticos de los entonces llamados “copos de nieve”, Le vimos en muchas ocasiones, en el viejo Los Cuartos, y en sus visitas a El Peñón. Defensa recio y valiente que destacaba especialmente en el juego aéreo. Marcador implacable de atacantes que siempre encontraron en él un auténtico valladar. Con el juvenil Iberia fue una temporada campeón de Tenerife. Después probó con un equipo catalán de solera, el Europa, en el que también se alinearon Ramón Hernández Fariña y Alfonso Rivero. Pero no hubo suerte, fue cedido al Calella, desde donde regresó a la isla para volver a jugar en la Unión Deporiva Orotava.
Un ataque de meningitis le hizo perder audicio y equilibrio. Forzó la retirada del futbolista que seguía progresando. El presidente del club, Buenaventura Machado Melián, le invitó a formar parte de la directiva. Pero le gustaba la actividad diaria, de ahí que entrenase a equipos de base y porteros. Fue también masajista. En más de una ocasión, era él mismo quien nos facilitaba las alineaciones de los equipos, en el exterior de las entonces llamadas casetas. Su experiencia resolvió muchas situaciones delicadas en las primeras asistencias. Su humanidad se contrastaba cuando se interesab por la evolución de las lesiones.
En la temporada 1976-77 accedió a la titulación regional de entrenador. Dirigió a varios equipos: al juvenil y Atlético Orotava, a la Unión Depoetiva en varias ocasiones y al San Fernando de Santa Úrsula, cuando empezó a competir en categorías federadas. En la temporada 2008-09, tras treinta años de ejercicio de preparador, puso punto final a su trayectoria deportiva.
Felipe González Martín vivió desde dentro el nacimiento del Trofeo Teide de fútbol y fue distinguido merecidamente con la medalla de oro de la Unión Deportiva Orotava que le fue impuesta en el curso de un emotivo acto celebrado en el Ayuntamiento de la localidad.
Dos personas, en fin, que dejan huella en los ámbitos donde se desenvolvieron. En la publicidad y en el deporte local, desde luego, serán recordadas.
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