Serio revés para el sector turístico la declaración del instituto alemán de virología ‘Robert Koch’: toda España, incluidos los archipiélago balear y canario, es zona de alto riesgo por el avance de la pandemia del coronavirus. Esto significa que los viajeros procedentes de nuestro país deberán guardar una cuarentena inmediata de diez días después de su llegada a Alemania. Estarán exentos, sin embargo, aquellos viajeros que tengan la pauta de vacunación completa, si bien el confinamiento podrá reducirse a cinco días si se presenta una PCR negativa reciente. Ayer jueves, el país registraba seiscientos cincuenta y nueve casos de incidencia acumulada.
Es otro revés para los intentos de reactivación del sector, afectado por múltiples imponderables. Se sobreentiende la importancia del turismo alemán, siempre bien considerado por su estabilidad, su fidelidad y su poder adquisitivo. En su cultura de vacaciones también entra el factor seguridad, de modo que esta declaración puede representar un freno a quienes pretendía, cuando menos, aprovechar parte de la temporada veraniega.
El caso es que la alerta internacional sobre la situación epidemiológica continúa incrementándose. Reino Unido había excluido a Canarias de su famosa “lista verde” de destinos turísticos a donde viajar este verano y ahora ha tomado la misma determinación con Isla Baleares, bien es verdad que todos los vacunados estarán exentos de mantener un período de cuarentena.
En cuanto a Alemania, ya señaló a España como zona de riesgo simple el pasado mes de junio, una categoría que no afectaba a los viajes de sus ciudadanos, pero debido al incremento exponencial de los contagios en nuestro país y en Portugal, esta decisión ha terminado ganando peso.
Una parte del país germano, como se sabe, se ha visto afectada días pasados por inundaciones que han causado severos daños humanos y materiales. La canciller Ángela Merkel comprobó ‘in situ’ el alcance de la tragedia. Ahora no ha tenido otra opción que manifestar su preocupación por la apertura al turismo de algunos países europeos, a pesar de la amenaza que presenta la variante delta en el incremento de contagios y la transmisión del propio virus.
En este sentido, criticó esta decisión de España de acoger a los ciudadanos británicos cuando esta variante ya representa el 90% de los contagios más recientes, señalando además que no se aplican "suficientes restricciones" de control. Merkel también llamó a la responsabilidad de su población debido al "exponencial" aumento de los positivos en su país.
En fin, que las cosas se complican para el sector turístico. Si se acepta que hay que convivir con el virus que no remite, no es menos cierto que ha de pasar un tiempo para adaptarse y acostumbrarse. De momento, los hechos no favorecen. Está claro.
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