miércoles, 6 de abril de 2022

No encenderán las chispas

 

Ayer al mediodía, en La Sexta TV, informaban y debatían sobre un aparente choque entre los dos partidos que van a formar gobierno en la Comunidad de Castilla y León. Quizás sea esa la causa por la que están retardando la conformación del ejecutivo –más de cien días con el actual en funciones-- pero lo cierto es que en el Partido Popular aguardaban a la celebración de su congreso extraordinario para que, ya con Núñez Feijóo entronizado, dieran las partes –bueno, en realidad, el PP, porque la extrema derecha, ansiosa como pocas veces se la ha visto, ya había adelantado sus peticiones tan pronto como suscribieron el acuerdo para la coalición, al estilo Trump, por cierto-- los últimos pasos para alumbrar el nuevo Gobierno.

Pero no, la discrepancia no es tan insalvable. Además, en el lado de Abascal se apresuraron, tan pronto como se produjeron las primeras filtraciones –ya empiezan a saber lo que es el fuego amigo- a puntualizar que sus peticiones habían sido atendidas, con lo que entre las ansias y las ganas no echarlo a perder a la primeras de cambio, dejarían para más adelante y para escenarios más propicios las posibles fricciones. Nada nuevo, por tanto, en el derechío.

Pero a ver si echan pelillos a la mar cuando entran en juego factores tales como la distribución de una golosa partida presupuestaria de diecisiete millones de euros, destinada a la ayuda que en Castilla y León prestan a las empresas editoriales de comunicación, independientemente de las ayudas consistentes en la edición/publicación/emisión de mensajes institucionales.

Según explicaban en el plató televisivo, la clave es que las ayudas --¿las llamarán así quienes suelen descalificar planteamientos similares del Gobierno que califican de comunista-bolivariano?-- se deben canalizar desde una Dirección General de Comunicación, una vez negociados y convenidos los criterios de distribución. Y esta Dirección General se supone que dependerá orgánicamente de la Presidencia de la Junta, no de un escalón inferior. ¿O es aquí donde estriba la auténtica razón de la discrepancia? A este paso, si encontraran un contubernio judeomasónico al que echar culpas y alimentar recelos, serían felices.

La controversia está servida y a ver cómo evoluciona. Como es cuestión de unos milloncejos del alma, se podrán de acuerdo, apremiados incluso para adelgazar el organigrama y no ser acusados desde la investidura de no haberlo reducido como seguro que prometieron en debates y programas electorales. La política es así, tratarán de hacerle ver a los extremistas. Para que se resignen, más que nada, y vayan acostumbrándose, ahora que estrenan poder.

De momento, antes de que subiera la temperatura de las discordias, ya han fijado fecha para la investidura de Fernández Mañueco: el próximo lunes. Bien. Pero claro: si aparecen los primeros síntomas de debilidad y entreguismo, con la nueva literatura para luchar contra la violencia machista; y la garantía de que el futuro vicepresidente, Juan García-Gallardo, participará en “la elaboración, autorización, seguimiento y evaluación de la planificación de las campañas de publicidad institucional”, es que podrán ir de procesión –perdón, de coalición-- tranquilamente.

Así que las primeras chispas no encenderán las diferencias.

1 comentario:

zoilolobo dijo...

Excelente composición de lugar en la política a seguir en Castilla-León.