Tratan de encontrar en el Puerto de la Cruz una solución a la ocupación de la vía pública, muy descontrolada a lo largo de los últimos años. Entre la permisividad y los incumplimientos, el asunto ha ido degenerando. En su día, años ochenta del pasado siglo, los gobernantes de entonces optaron por el modelo de una adaptación peatonal
de vías, concebida inicialmente, para solaz y paseo de nativos y visitantes. Pero con el paso de los años, surgió la cultura del terraceo, es decir, aprovechar el espacio para compartirlo con otras finalidades consumistas. En un clima de las características del portuense, todo predispone a gozar de los encantos añadidos en kilómetros de vía pública o en los generosos exteriores de edificaciones próximas.
Pero el problema se ha agravado desde un aprovechamiento indebido de los recursos. Más sillas, más mesas, más expositores, más elementos de ornamentación o reclamo, que la confusión, en algunos casos, es flagrante. La conclusión es que por determinados sitios no se puede circular, se produce una interrupción con los que para muchas personas son auténticos obstáculos.
Cierto que ha habido intentos correctores mediante disposiciones municipales pero no han tenido recorrido o han resultado ineficaces. Algunos propietarios de establecimientos tomaron el rábano por las hojas y una vez ocupado el espacio de ahí no se quieren mover. Luego han venido las quejas y la protestas, cuando llegan las liquidaciones del hecho imponible. Que son elevadas y otros argumentos (entre ellos, los sociolaborales) pero sin tener en cuenta, por ejemplo, que en realidad disponen de dos locales o espacios comerciales, el interior y el externo que, por cierto, a veces es mayor que el primero.
Bueno, así las cosas, el área de Ciudad Sostenible y Planificación del Ayuntamiento portuense, dirigida por el teniente de alcalde David Hernández (ACP), promueve una solución y emprende la vía de la participación ciudadana para ajustarla. Días pasados, en efecto, organizó una Mesa Ciudadana de participación para exponer y debatir el borrador de la nueva ordenanza de ocupación de la vía pública. Tras la presentación en la Mesa participativa de movilidad y el Consejo de Comercio municipal, esta Mesa Ciudadana abarca un tercer espacio de participación abierto a toda la ciudadanía interesada en la ocupación de la vía pública.
Es respetable la iniciativa. Ya veremos cuáles serán los frutos. En la primera parte de la Mesa, el concejal de Ciudad Sostenible realizó una exposición con el apoyo de personal técnico del área sobre los principales cambios que presenta el nuevo borrador frente a la ordenanza vigente en la actualidad, que data de 2012. “Esta modificación viene dada por la necesidad de adaptar la normativa a la realidad actual de Puerto de la Cruz, y pretende organizar el espacio público municipal atendiendo a las demandas de todos los sectores productivos garantizando a su vez los derechos de accesibilidad y movilidad de toda la ciudadanía”, explica Hernández. Nada que reprochar.
A continuación, según fuentes del gobierno local, el borrador se abrió a la participación de las treinta personas asistentes, entre las que se encontraban integrantes de diferentes entidades sociales, de sectores comerciales, representantes del Partido Popular y ciudadanía en general. En el debate, se visibilizó la preocupación por las necesidades de movilidad en las vías públicas del municipio, así como por una mayor integración de los criterios de sostenibilidad en la ordenanza.
Hernández invitó a todas las personas interesadas en la ocupación de la vía pública “a continuar trabajando de forma coordinada para seguir mejorando el documento de trabajo propuesto, tanto con el tejido comercial en futuras mesas de trabajo como con los grupos de la oposición en la próxima comisión informativa del área de Ciudad Sostenible”.
Estaremos atentos al recorrido y a las posibles soluciones que se alcancen. La ocupación de la vía pública tiene que dejar de ser un problema. El Puerto, una ciudad para vivirla y disfrutarla, de intensa actividad en los espacios públicos, durante prácticamente todo el día, tiene que sentirse atractiva pero con un orden y un aprovechamiento equitativo, no anárquico ni desordenada.
Si lo logran, por la vía de la participación ciudadana, mejor. Así habrá sensibilidad, más compromiso y más identificación con lo realizado.
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