Hay que partir de una
premisa: la posverdad, uno de los conceptos más utilizados en la comunicación
de hoy en día, no es lo mismo que los bulos o las noticias falsas. Agustín Joel
Fernandes Cabal, investigador predoctoral de la Universidad de Santiago de
Compostela, lo deja claro cuando establece que “tales bulos pueden ser una
noticia o un dato verosímil, y que parece o podría ser cierta, pero no lo es.
El acto de producir o compartir una noticia falsa no es necesariamente doloso:
puede ser simplemente un error”.
A juicio de Fernandes, y
procurando no incurrir en un juego de palabras, diferenciar entre verdadero y
verosímil es muy importante, ya que podemos encontrar informaciones que podrían
ser verdad, que son creíbles, pero que no son verdad. Esto ayuda a confundir y
dejarnos llevar por la verosimilitud de la información. En muchos casos también
es mal periodismo, a partir de un periodista que afirma algo que no tiene
ciertamente comprobado y, como los periodistas “velan” por la verdad
informativa, se pueden transformar en fáciles comunicadores de noticias falsas.
Ello nos lleva a distinguir:
la posverdad es un proceso complejo en el que coinciden distintas acciones, y
su principal requerimiento es la intención de desinformar por parte del emisor
del mensaje. El rumor funciona de forma similar a la posverdad, pero con la
salvedad de que en el rumor predomina el error de la información, mientras con
la posverdad predomina la intención de desinformar. No hay error, hay voluntad
de engañar.
Siguiendo al investigador
gallego, el concepto de poder es fundamental para entender la posverdad, ya que
el manipulador ejerce un poder sobre los manipulados por medio de la persuasión
de sus palabras. Para que esto suceda, debe esconder sus intenciones personales
y verdaderas detrás de una máscara. A esta máscara se la identifica como
metáfora, un instrumento lingüístico que se utiliza constantemente. Su fin
principal es dar nuevo sentido a un concepto original que se encuentra
desgastado o muerto. Así lo manifiesta –escribe Fernandes- el filósofo Paul Ricoeur en su obra ‘La
metáfora viva’: “la utilización de metáforas funciona cuando el sentido mismo
se encuentra desgastado y, para reforzarlo, requerimos a esta herramienta para
que el concepto en sí no muera”.
Es básica la importancia que
tiene el periodismo –el buen periodismo– en la lucha contra la posverdad. Al
ser un oficio con acceso privilegiado a la información, a los mayores estratos
del poder mundial, y con una capacidad especial en el manejo de los datos que
suceden en la realidad mundial, el periodismo está obligado a dar batalla
contra este mal y tratar de derribar las noticias falsas que se instalan en el
ideario popular a través de los datos y de la información. Es básica la
importancia que tiene el periodismo –el buen periodismo– en la lucha contra la
posverdad. Al ser un estamento con acceso privilegiado a la información, a los
mayores estratos del poder mundial, y con una capacidad especial en el manejo
de los datos que suceden en la realidad mundial, el periodismo está obligado a
dar batalla contra este mal y tratar de derribar las noticias falsas que se
instalan en el ideario popular a través de los datos y de la información.
Como primordial resulta un
arma extremadamente poderosa para combatir el fenómeno y clarificar los
conceptos, pese a tener consecuencias que parecen imposibles de frenar: el
espíritu crítico. Si a la hora de informarnos, lo hacemos con el fin de buscar
nueva información, y no de reafirmar nuestros pensamientos y sentimientos
preexistentes, no hay posverdad ni poder manipulador que pueda derribar el
poder del verdadero espíritu crítico de quien, a partir de esa información, va
moldeando su pensamiento y su espíritu crítico.
Pese a ser un efecto que
parece imposible frenar, la sociedad dispone de un arma extremadamente
poderosa: el espíritu crítico. Si a la hora de tener conocimiento cabal, lo
hacemos con el fin de buscar nueva información, y no de reafirmar nuestros
pensamientos y sentimientos preexistentes, no hay posverdad ni poder
manipulador que pueda derribar el poder del verdadero espíritu crítico de
quien, a partir de esa información, va moldeando su pensamiento y su espíritu
crítico, según concluye Fernandes Cabal.
Si la sociedad está abierta a
repensar sus ideas leyendo o escuchando a personas que piensan distinto que
uno, es imposible que la posverdad nos manipule y nos haga el daño que busca
hacer.
Aunque nos cueste creerlo, la clave está en nosotros.
Hagámoslo posible.
1 comentario:
Cierto la clave está en nosotros , a repensar todo. Gracias.
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