miércoles, 8 de mayo de 2024

CONTRASTES Y RÉCORDS

 

Crispados como andamos en un clima de situación política irrespirable, resulta casi increíble que el crecimiento económico de España siga a tan buen ritmo, por encima de la media europea. El empleo lleva el mismo camino, con más de veintiún millones de afiliados a la Seguridad Social, según los últimos datos estadísticos conocidos. Contraste positivo pues: políticos y partidos discutiendo hasta las trancas, mientras se abren nuevas empresas, otras incorporan a más trabajadores, suben y se estabilizan los autónomos. Los bancos, que no alardean, siguen también batiendo récords.

Esta es la España de nuestros días, la que mejora y cualifica su productividad. Los términos de reducción del desempleo son llamativos, unas sesenta y cinco mil personas, hasta dejar los totales en algo más de 2,6 millones de personas, el nivel más bajo desde septiembre de 2008. A propósito de los trabajadores autónomos o por cuenta propia, llama la atención que alcancen su registro máximo en dieciséis años, unos 3,36 millones de empleados.

Sigan, pues, los políticos encrespados que la gente va a lo que importa, a lo suyo, a procurarse el sustento y fabricar un medio de vida, esto es, modificando su postura de resignación. Se han vuelto a equivocar los agoreros: las condiciones para crecer siguen siendo positivas. Las reformas laborales y la subida del salario mínimo –un 54 % desde 2018- no han penalizado por ahora la creación de puestos de trabajo. El consumo privado y la renta de los hogares continúan al alza. El turismo –con sombras inestables en algunas regiones- sigue batiendo récords. El PIB español anda ya por encima de la eurozona. De hecho, la renta per cápita de nuestro país supera el nivel previo a la pandemia.   

Claro que no todo es color atractivo: un reciente editorial del periódico El País destacaba que el déficit público sigue por encima del 3 % del PIB y la deuda supera el 100 %, una senda difícilmente sostenible y a la que Bruselas exigirá cuentas tarde o temprano. “Además -precisa- pese a las buenas cifras, el mercado laboral español lidera algunos de los peores datos de la Unión: la tasa de paro juvenil se sitúa en el 27,7 %, diez puntos por encima de la media europea, y España concentra un cuarto de los parados mayores de 50 años de los Veintisiete. Son datos que no pueden esperar a que el ruido político se calme y que exigen la adopción inmediata de medidas para corregirlos”.

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