viernes, 31 de mayo de 2024

En pañales

 

Una fotografía en la que aparecen el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente; la esposa del presidente del Gobierno, Begoña Gómez; y el diputado por la provincia de Granada, José Antonio Rodríguez Salas, circula en las redes sociales con el rótulo: “¿Puente y Begoña Gómez, en el concierto de Taylor Swift? Se ríen en nuestra puta cara”. Y se cita la fecha del 29 de mayo de 2024. En realidad, la fotografía fue publicada por el diputado socialista en su perfil de Facebook en mayo de 2017. O sea, una prueba clara de lo que es un bulo o, si lo prefieren, una manipulación.

La aporta en su sitio digital la Fundación Maldita.es, integrada en el consorcio denominado FactCRICIS, un proyecto que tiene como fin mejorar las capacidades de las organizaciones europeas de verificación para hacer frente a situaciones de crisis. El objetivo de la iniciativa es identificar y desmentir las campañas de desinformación relacionadas con el cambio climático, fomentando respuestas más rápidas, eficaces y coordinadas en Europa. El proyecto incluirá el desarrollo de un paquete de recursos prácticos -el cual combinará herramientas de Inteligencia Artificial con los conocimientos y materiales de expertos en materia climática- diseñado para reforzar la preparación de los verificadores (‘fact-checkers’) europeos a la hora de responder a la desinformación climática y fomentar la colaboración transfronteriza.

Y aunque el autor de la maldad se cuida -para salvar las espaldas y aparentar la pureza de la información- de situar entre signos de interrogación el sentido de la oración, ni siquiera minimiza los efectos, una vez pillado, seguramente a través de uno de esos potentes buscadores que operan en el denominado sentido inverso. Imaginen por un momento lo fácil que resulta emplear estas técnicas y las infinitas posibilidades de alterar la realidad -y eso que la Inteligencia Artificial (IA) no ha hecho más que echar a andar- hasta inventarse o atribuir hechos que luego los afectados leerán o visualizarán con evidente sorpresa, cuando menos.

Esto pone de relieve la afirmación hecha días pasados por María Andrés, directora de la Oficina del Parlamento Europeo en España, en el curso de la convocatoria “Desinformación, medios y el futuro de la Unión Europea”, promovida por la citada Fundación, cuando dijo que “aún estamos en pañales para luchar contra la desinformación”. Y eso que, según su testimonio, “estamos mejor preparados que en 2019 y hay mucha sensibilización pero los malos nos llevan mucha ventaja y hay que continuar”.  La iniciativa, por cierto, incluye el desarrollo de un paquete de recursos prácticos -el cual combina herramientas de Inteligencia Artificial con los conocimientos y materiales de expertos en materia climática- diseñado para reforzar la preparación de los verificadores europeos a la hora de responder a la desinformación climática y fomentar la colaboración transfronteriza. A propósito, en uno de los debates de la convocatoria, la ex diputada europea, Beatriz Becerra, advirtió del daño que la desinformación causa a la democracia, una cuestión en la que venimos incidiendo desde hace algún tiempo. Y subraya la evolución de las causas, propiciadas muchas veces por las injerencias extranjeras y la falta de unas adecuadas exigencias profesionales.

 


 

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