viernes, 18 de octubre de 2024

Vulnerabilidad desinformativa

 

La práctica totalidad de los espacios informativos viene dando cumplida cuenta del juicio con jurado popular que se está celebrando para esclarecer los hechos de un presunto asesinato ocurrido en A Coruña, en julio de 2021, y en el que perdió la vida un joven de 24 años, Samuel Luiz. El doctor en Comunicación por la Universidade de Santiago de Compostela, Jorge Vázquez-Herrero, señaló que “a una parte de la sociedad le bastaron unas pocas horas para un pseudojuicio en línea”.


Los hechos ponen de relieve los efectos nocivos de la desinformación y cómo inciden en los perfiles de vulnerabilidad. Una investigación financiada en 2019 por la Fundación Luca de Tena y la red social Facebook constató que, tal y como ya se venía observando en otros países, en España existían grupos de población especialmente vulnerables a la desinformación. Llama la atención que más de la mitad de los españoles ya presentaban entonces un grado .relevante de vulnerabilidad ante la desinformación. Que la amenaza desinformativa hubiese adquirido tales dimensiones antes del estallido de la pandemia, no hace sino confirmar que el fenómeno ya era preocupante, aunque luego encontró un caldo de cultivo idóneo durante el confinamiento Baste un dato: la última semana de marzo de 2020 se registró un incremento del 55 % en el uso de las redes sociales en nuestro país.


El profesor Vázquez-Herrero analiza las variables de la que llama la vulnerabilidad desinformativa a partir de los resultados de la citada investigación que escudriñaba los factores capaces de generar un caldo de cultivo propicio para los trastornos informativos. Respecto a la edad, por ejemplo, se comprobó que los jóvenes eran el grupo de edad más vulnerable a la desinformación y que, particularmente, el colectivo de adolescentes era el que más sucumbía a los mensajes falsos.

Sobre la posición económica, otro parámetro, se descubrió que una situación más favorable parecía reducir la vulnerabilidad a la desinformación, siendo los desempleados y los inactivos los subgrupos con más nivel de vulnerabilidad. Por otro lado, no se pudo determinar la relevancia del nivel de estudios en la vulnerabilidad a la desinformación aunque, de manera muy leve, sí se observó que, a menor nivel de estudios, existía un grado ligeramente superior de vulnerabilidad hacia la desinformación.


Atención a este registro: fue mucho más evidente la correlación existente entre el consumo de contenidos en internet: aquellas personas con una exposición superior a tres horas diarias en esta plataforma presentaban un mayor grado de vulnerabilidad a la desinformación.


Para el profesor Vázquez-Herrero, “la banalización del influjo potencial de la desinformación puede responder a la gratificación que se vislumbra en su consumo inmediato. Es muy posible que se reenvíen mensajes desinformativos a sabiendas de que lo son, simplemente porque son divertidos y no se vislumbra el daño verdadero que pueden perseguir. Por eso conviene detenerse en las intenciones menos lúdicas y más estratégicas de quienes entienden la creación de estos contenidos desinformadores como una herramienta de desestabilización”.


La conclusión es que las noticias falsas tienen un 70 % más de probabilidades de ser retuiteadas pues la velocidad y el volumen de contenidos no ayudan a evitar que se acabe diseminando más lo falso que lo verdadero. Los peligros para confundir y desconcertar a los consumidores de información son evidentes. Lo sugiere el profesor gallego: “En una sociedad en la que cada vez es menos viable mantenerse al margen de los impactos mediáticos, la exposición inerme al bombardeo suena, cuanto menos, inconsciente. Cuanto antes se dote a los futuros consumidores de contenidos mediáticos de herramientas para discriminar la desinformación, más necesariamente crítica será la sociedad del mañana”.

jueves, 17 de octubre de 2024

Pasión periodística en cualquier tiempo

 

Falleció ayer la periodista y escritora, profesora de la Universidad de La Laguna, Olga Álvarez de Armas, hija de Luis Álvarez Cruz, ilustre autor en el panorama insular de las letras.

Olga Álvarez trabajó, entre otros medios, en Diario de Avisos y perteneció a la antigua Asociación de la Prensa de Tenerife (APT), hoy Asociación de Periodistas de Tenerife. Licenciada y doctora en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, impartió clases en la Universidad de La Laguna. Nos confió la presentación de su último libro, Pretérito imperfecto (Tauro Ediciones), que tuvo lugar en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) el lunes 6 de octubre de 2013. En su intervención, la escritora puso de manifiesto su pasión por la escritura. En el coloquio que siguió, explicó el alcance de sus sentimientos.

En aquella oportunidad, dijimos lo siguiente:

La pasión, la pasión por escribir no conoce tiempos verbales. Por lo tanto, la autora de este libro, la profesora Olga Álvarez de Armas, escogió muy bien su título, si es que la idea que sustanció fue hurgar en el pasado con ánimo de cribar tanto trabajo y tantas publicaciones y contrastar, con la perspectiva del tiempo, el ánimo y el apetito que volcó en cada una de aquellas impresiones y experiencias que plasmó a poco de producirse.

Igual la descubrió -para cultivarla y conservarla de por vida- en aquella visita a la oficina donde trabajaba su padre, Luis Álvarez Cruz, que describe en el prólogo elaborado por ella misma y en la que asimiló, de una vez, el tecleo de las máquinas de escribir, las enormes bobinas de papel para la rotativa “y el olor tan especial de la tinta y el plomo fundiéndose…”.

Situemos ahí el origen remoto de la pasión por escribir de Olga. Como le sucedió, con un relato paterno, al escritor y poeta colombiano Darío Jaramillo Agudelo, quien se apresura a distinguirla del “oficio de escribir”, si se entiende oficio, como él mismo dice, “en el sentido de profesión y no en su acepción de taller o de gnosis solitaria o aprendizaje eterno”.

Entonces, que el término pasión aparezca muchas veces en las ciento cincuenta y siete páginas de este libro, revela lo que han sido el periodismo y la escritura para su autora, algo consustancial que ya se apreciaba en sus primeros textos publicados. Olga siempre quiso volar alto: para ella, una entrevista, penetrar en las entrañas de un personaje, de un científico o de un artista, no podía dejar indiferente al lector. Y por eso acudía a preguntar sabiendo no solo lo que preguntaba sino la personalidad, la trayectoria de quien aceptaba el interrogatorio, el libre juego de cuestiones y respuestas. La periodista escogía muy bien la figura del entrevistado, las más de las veces sin estar urgida por la actualidad. Salía en su busca como quien sale segura de obtener un testimonio que va a interesar.

Cuando no, es a partir de alguna experiencia vivencial, de algún episodio en el que, sin voluntad protagónica alguna, deduce un hecho reseñable que enriquece el texto hasta proporcionar un valor humanista y periodístico. Eso también es pasión.

En las trece entrevistas que incluye en Pretérito imperfecto, publicadas en El País Diario de Avisos, Álvarez, que hasta hace muy poco ejercía como docente en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, destila la pasión que se precisa para dialogar con personas tan dispares como María Casares, Montserrat Caballé, Salvador Espriú, Miquel Barceló o Giorgio Strehler. Por no hablar de escritores como Juan Carlos Onetti o Carlos Fuentes. Y no digamos de los canarios Antonio González y González, Domingo Pérez Minik, Francisco Aguilar y Paz, César Manrique y Francisco Borges Salas que, junto a Ernesto Salcedo Vílchez, desfilan por estas páginas sin otra solemnidad que la de unas respuestas francas, válidas para descubrir o abonar su singular personalidad.

De no haber puesto pasión, Olga Álvarez no hubiera accedido al teatro Reina Victoria, de Madrid, para asistir al estreno de El Adefesio, de Rafael Alberti, cuyo papel estelar estaba reservado para María Casares, la hija del que fuera presidente del Gobierno en el momento que comienza la guerra incivil, Santiago Casares Quiroga. No tenía entrada ni invitación pero la representante teatral de Alberti ofició para que la dejaran pasar “a gallinero”, desde donde gritó ¡Libertad! y ¡Amnistía! como una más de las que abarrotaba el recinto. Esa noche cenó a solas con la actriz culminando las emociones de una jornada inolvidable, apasionante.

Le hace confesar, en plena enfermedad, a Montserrat Caballé, con toda naturalidad, su régimen alimenticio y le arranca a Juan Carlos Onetti, en vísperas de recibir el premio Cervantes, todo un alarde de modestia y humildad que acaso sea un adelanto del que hoy en día luce su paisano, el presidente de la República Oriental de Uruguay, José Mujica. No tenía chaqué para recoger el galardón y cuando fue interrogado sobre el contenido de su intervención dijo que hablaría de la libertad.

Se encontró la autora con un Salvador Espriú muy exigente consigo mismo, el hombre que jamás leía la prensa y revelaba que él, sencillamente, era “un honesto aprendiz de escritor”.

Por pasión perseverante, seguro, asistió al ensayo que dirigía Giorgio Strehler, il maestro, como le decía todo el mundo. Fascinada por la personalidad del gran director italiano, se sentó a su lado y escuchó atentamente sus concepciones teatrales: “El teatro es el espejo de una sociedad. El instrumento con el cual una sociedad dialoga consigo misma”. 

Y fue la pasión desbordante la que le hizo convencerse de que ella estaba allí, en la cena que ofrecía el inolvidable César Manrique antes de su primera exposición en Madrid. Acudió Adolfo Suárez, entonces presidente del Gobierno. El artista lanzaroteño la volvió loca con su insistencia: “Que esto se sepa en Canarias”.

Con Carlos Fuentes, el escritor mexicano que también ganó el Cervantes, dialogó en New York y le desveló que en La Laguna había una persona a la que ella admiraba por su aspecto y por su vestimenta, Anatolio Fuentes, entre cuyos ancestros estaba el autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha. “Mi abuelo era Cervantes”, fue la primera respuesta que Olga Álvarez transcribió de aquella entrevista en la que el escritor reafirma su compromiso profundo “con la tradición intelectual, estética, con la exigencia de la forma”.

Es curioso, y en cierto modo paradójico, que la autora haya titulado esta nueva entrega suya Pretérito imperfecto cuando en otra época empleó La memoria fértil para ilustrar una serie de entrevistas entre las que incluyó la que dedicó al pensador Francisco Aguilar y Paz, discípulo que fuera de don Fernando de los Ríos. De Ernesto Salcedo Vílchez dice que su ‘auctoritas’ inducía a que le llamara y considerara jefe, ‘el jefe’ de todos los que ha tenido, sobre todo después de haber compartido aquel homenaje que le tributó el grupo “Nuestro Arte” y en el curso del cual quien fuera director de El Día, en presencia de autoridades militares, civiles y eclesiásticas, que así se decía entonces, dijo que quería corresponder dedicando un tributo al director del periódico El Sol, de Málaga, que esa misma tarde había sido encarcelado y privado también de su carné profesional.

El elenco de las trece entrevistas incluidas en Pretérito imperfecto se completa con las visiones que ofrecen otros tres destacados intelectuales canarios: Antonio González y González, Francisco Borges Salas y Domingo Pérez Minik. Con éste, con el don Domingo de todos nosotros, hay otro pasaje revelador: “Toda mi vida es una pasión… Yo he sentido siempre una gran pasión por todo”, respondía a sus 84 años, cuando una entusiasmada Olga le arrancaba las cosas que ella buscaba.

El libro se completa con doce crónicas y artículos que reflejan el criterio de la autora en determinados momentos. Es el criterio contrastado en escenarios tan distintos como Milán, París, El Cairo, La Habana y Buenos Aires; y en las impresiones que condensó de Mario Vargas Llosa, almorzando en la sin igual playa grancanaria de Las Canteras; del mismísimo Naguib Mahfuz, otro Nobel de Literatura, rodeado de flores de plástico, tomando un café turco y contemplando por los ventanales el ritmo, la vida apasionante y seductora de una plaza cuyo nombre terminaría siendo emblemático, Tharir o plaza de la Liberación.

Estos textos reflejan la sensibilidad periodística de Olga Álvarez, metida también a editora por si algo faltaba a su trayectoria. En Madrid, ansiosa por ver teatro, descubre a Blanca Portillo en La vida es sueño; y vive intensamente Ainadamar, el drama lírico del argentino Oswaldo Golijov que trata de la relación de amistad habida entre la mítica actriz Margarita Xirgu y el escritor Federico García Lorca.

Con su hermana Isabel, y su cuñada Laura de los Ríos, hija de don Fernando de los Ríos, anteriormente citado, hizo de anfitriona cuando en el teatro Guimerá se estrenó Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, a cargo de la compañía de Nuria Espert dirigida por Jorge Lavelli. La experiencia fue suplementada cuando Álvarez las acompañó al debut en Granada, la primera representación después de su asesinato. Dejamos que descubran ustedes los sentimientos acumulados aquella noche, vividos no desde el palco sino detrás del escenario. Los describe brevemente la autora con escritura directa, con precisa descripción de lo acontecido.

Allí, en lugares privilegiados, propiciados o no, cerca de las personas cuidadosamente escogidas para llevarlas al papel impreso, en las mismas entrañas de los espacios que eligió para incursionar y para realizarse, ha vivido Olga Álvarez su pasión periodística, su trasegar por el mundo de la comunicación, el universo editorial y las aulas universitarias.

En Pretérito imperfecto queda la impronta de un trabajo riguroso, hecho con esmero, ameno, alejado de plúmbeas narraciones, demostrando que, más allá de un tiempo verbal, hay toda una experiencia profesional, pero también existencial, labrada con minuciosidad, “sin perder un ápice de la locura que un día apareció en [su] vida como un gran regalo”, como se encarga de consignar en el prólogo.

Ahora ya sabemos que su tiempo pasado está lleno de enseñanzas, percepciones y moralejas, plasmadas en estas páginas cuya lectura atraerá a periodistas y profesionales, pero también a quienes quieren conocer algo más de cuantos en ellas aparecen y de la autora misma.

O sea, si se permite la licencia, que no es tan imperfecto”.


miércoles, 16 de octubre de 2024

Llamamiento y consciencia

 

La organización que agrupa a las empresas hoteleras y extrahoteleras de la provincia de Santa Cruz de Tenerife (Ashotel) tocó a rebato “para impulsar la defensa de la actividad turística en las islas y la mejora continua en el sector”; y a pocas fechas de la convocatoria de una manifestación convocada para discrepar del modelo de desarrollo de las islas basado en turismo de masas y que genera un impacto negativo en los residentes, reunió ayer a empresarios, profesionales y representantes de otros sectores productivos (transporte, agricultura, ganadería, sanidad y ocio) para hacer ver la relevancia que el turismo tiene no solo como motor económico, sino también social para el conjunto de la sociedad canaria.


El presidente de la patronal, Jorge Marichal, y miembros de su comité ejecutivo estuvieron presentes en una sesión en la que se resaltó el papel relevante del turismo en la economía canaria, que genera el 25 % de la actividad empresarial en el territorio, más del 35 % de la riqueza (PIB) en las islas y el 40 % del empleo directo. Adicionalmente, se pusieron sobre la mesa los desafíos en términos de sostenibilidad en su triple dimensión: social, económica y medioambiental. El primer paso para avanzar en la búsqueda de soluciones consiste en crear mesas de trabajo para impulsar iniciativas prácticas alrede3dor de los objetivos perseguidos de defensa y mejora del sector.


Parte de la sociedad nos pide soluciones a algunas disfunciones que genera el sector, pero muchas de las demandas de quienes están saliendo a la calle no dependen del turismo, sino de quienes nos gestionan”, comentó el presidente de Ashotel, quien se preguntó “¿quién no está de acuerdo con que tengamos cero residuos al mar, por ejemplo?”, en alusión a una de las peticiones sociales. Asimismo, apostó por “recuperar la licencia social para operar” en un sector muy regulado que cumple normativa muy estricta.

Asimismo, los asistentes y representantes empresariales coincidieron en la falta de planificación que Canarias ha padecido en las últimas décadas, lo que ha llevado a problemas de movilidad, infraestructuras públicas o falta de vivienda, entre otras consecuencias, y resaltaron la importancia de contar con apoyos institucionales y un marco normativo adecuado que permita implementar soluciones de manera efectiva. 

Está bien, es positivo que la patronal defienda el sector e insista en la sensibilización para seguir haciendo ver la importancia del turismo en nuestro desenvolvimiento cotidiano y en nuestros avances socieconómicos. Está bien, es positivo que se hagan apelaciones a la cooperación y al respeto interinstitucional. Pero tampoco se gana mucho centrando los tiros de la crítica en el papel de las administraciones, entre otras razones porque la iniciativa privada ha contado, en muchísimos casos, con un vacío en normativas de planeamiento, con limitaciones de recursos personales, técnicos y materiales, con apoyo mediático y con cierto índice de permisividad y tolerancia que ha propiciado la cristalización de promociones en las que no ha importado mucho, por decir algo, el cumplimiento y las exigencias de los planes de infraestructuras. Por no hablar de las aperturas sin licencia. 

De manera que hay que saludar el trabajo conjunto que se pide “para la toma de decisiones, el impulso y la mejora continua del sector turístico, por su relevancia para la economía y la sociedad canaria.” Una de las conclusiones más importantes del encuentro –según fuentes de Ashotel- fue la necesidad de establecer sinergias entre los distintos actores para avanzar en estos objetivos comunes de tal forma que “visibilizar la auténtica relevancia del sector es uno de los elementos clave”. 

Está bien, es positivo: pero no olviden que la llama del descontento está encendida y hay que frenarla con hechos y pruebas. Es que la gente está cada vez más escéptica.

martes, 15 de octubre de 2024

El valor del periodismo; las noticias falsas

 Este texto es una transcripción de las palabras pronunciadas por Javier Cercas en el Hotel Intercontinental de Barcelona antes de la cena de los intervinientes en el foro World in Progress Barcelona, organizado por el Grupo Prisa, EL PAÍS y la Cadena SER.

Joseph Oughourlian me ha pedido que diga unas palabras sobre la cuestión palpitante, sobre uno de los temas candentes de nuestro tiempo, en España y en todas partes: me refiero a la desinformación, a los bulos, a las mentiras. Desde luego, puede parecer paradójico —y tal vez lo sea— que se lo haya pedido a un novelista, es decir, a alguien dedicado sobre todo a escribir ficciones; porque, aunque las ficciones no son exactamente mentiras, la verdad es que se parecen bastante a las mentiras. La prueba es que, en latín, el verbo “mentiri” significa al mismo tiempo mentir e inventar. Hay en la Poética de Horacio un verso en elogio de Homero que dice así: Atque ita mentitur sic veris falsa reminiscet; lo que más o menos significa: “Y así miente (o así inventa) mezclando lo falso con lo verdadero”. En la literatura, en la ficción, el resultado de esa mezcla es una verdad, eso que llamamos verdad literaria, o verosimilitud; en cambio, en el periodismo, o en la historia, el resultado de esa mezcla es una mentira. Y de este asunto quería hablarles hoy.

Como ustedes saben —al menos lo saben los españoles aquí presentes—, el gobierno español ha lanzado un Plan de Acción por la Democracia, o de regeneración, parte del cual consiste en algunas medidas para combatir eso: la desinformación, los bulos, las mentiras. La respuesta a este plan por parte de los medios de comunicación —también los del grupo Prisa— ha sido reticente, una reticencia más o menos enfática. Es natural y saludable: cuando el poder se lanza a legislar sobre la verdad y la mentira, conviene ponerse en guardia. “La verdad os hará libres”, dice el Evangelio; lo cual significa que las mentiras nos hacen esclavos. Y el poder, cualquier poder -incluido el poder democrático-, no es que quiera necesariamente esclavos, pero sí quiere gente obediente, gente que dice Sí y no gente que dice No, gente crítica. De modo que la reticencia es lógica. Aunque también es lógico que el gobierno, en parte por razones locales —incluso personales—, pero en parte también siguiendo una directiva de la Unión Europea, intente regular una situación nueva, que no solo atañe a los medios de comunicación, sino que nos atañe a todos.

Mucha gente tiene la impresión de que en nuestros días se cuentan más mentiras que nunca; yo no creo que eso sea verdad —mentiras, y muchas, se han contado siempre y en todas partes, no digamos en política—. Lo que sí creo es que hoy la mentira posee mayor capacidad de difusión que nunca, gracias a las nuevas tecnologías: a internet, a las redes sociales, a la inteligencia artificial. También creo que este hecho tiene consecuencias inquietantes. La primera, la más visible y la más devastadora, es el descrédito de la verdad —por momentos la verdad parece que ya no importa, que es una cosa cursi, anticuada y moralista— y la extensión cancerígena de lo que podríamos llamar la política del cinismo… De joven viví varios años en los Estados Unidos, y nunca imaginé que un personaje como Donald Trump pudiese llegar a la presidencia de ese país. Nunca. Por lo demás, recuerden que algunos de los hitos fundamentales del nacionalpopulismo —ese movimiento que arrancó o se consolidó en todo Occidente tras la crisis de 2008 y que en mi opinión no es fascismo, aunque tenga algunos rasgos del fascismo y hasta pueda considerarse como una máscara posmoderna del fascismo y sea en cierto modo más peligroso que el fascismo: al fin y al cabo, el fascismo ya sabemos lo que fue y cómo derrotarlo, mientras que al nacionalpopulismo todavía no lo conocemos del todo y sigue vivo—, algunos hitos fundamentales de ese movimiento, como digo, estuvieron acompañados o precedidos por auténticos diluvios de mentiras, a menudo generosamente difundidas por el conocido altruismo del señor Putin: la llegada de Donald Trump al poder, sin ir más lejos, o el Brexit, o simplemente la crisis catalana de 2017, que fue la peor manifestación del nacionalpopulismo en nuestro país, la más aguda y la más peligrosa.

Pero, en fin, todo esto es más o menos sabido; lo que yo quería subrayar hoy es otra cosa.

De entrada, debo decir que a mí los bulos, las mentiras puras, no me preocupan demasiado; no creo que sean nuestro principal enemigo. Miren, a mí me mataron hace poco. Ya me habían matado otras veces, pero esta vez me mataron muy bien, en X. Allí colgaron un tuit —o como se llame ahora— con el logo de mi editorial en el que se decía que yo había fallecido y anunciaban para más tarde otros detalles. Un asesinato brillante, ya digo, muy persuasivo, perpetrado por un sujeto que al parecer ya había matado antes a J. K. Rowling, al papa Benedicto o a Kazuo Ishiguro. Lo cierto es que el bulo se difundió a toda velocidad y que, aunque yo no uso redes sociales, me enteré en seguida. Pero no pasó nada, en un visto y no visto el asunto se había resuelto: mi editorial puso un tuit desmintiendo mi muerte y anunciando que me encontraba bien, y yo mismo aparecí en Radio Nacional de España diciendo lo mismo que había dicho Mark Twain en una ocasión parecida: que las noticias de mi muerte eran francamente exageradas. Y eso fue todo. En menos de un día la mentira estaba desactivada.

Así que, pese a ser un problema, los bulos, insisto, no son el principal problema: casi siempre se pueden desmontar con facilidad. El principal problema no son las mentiras puras: son las medias verdades, las mentiras mezcladas con verdades, las mentiras que albergan un granito de verdad y que tienen por lo tanto el sabor de la verdad. Esas son las peores mentiras, las mentiras realmente peligrosas. Y los periodistas, lo sepan o no lo sepan, se enfrentan a diario a ellas. En cuanto a mí, que no soy periodista, solo cobré del todo conciencia del problema hace unos años, mientras escribía un libro titulado El impostor, una novela sin ficción que trata sobre un personaje real a quien Mario Vargas Llosa llamó el mayor impostor de la historia; con razón: para mí es el Leo Messi, el Lamine Yamal de la impostura. Se trata de un hombre, ya fallecido, que durante años se hizo pasar por antiguo deportado en los campos de concentración nazis, que presidió la principal asociación de deportados españoles en los campos nazis y que gozó de un éxito fabuloso con sus mentiras: hablaba en los colegios, en las universidades y en los medios de comunicación, llegó a hablar en nombre de los deportados españoles en el Parlamento español, y en todas partes se presentaba también como un luchador antifranquista, como un héroe de la guerra civil etc.; este hombre se convirtió, en fin, en un auténtico héroe civil, en una rock-star de la memoria histórica, como lo llamo en el libro…

Pues bien, en un momento determinado, mientras escribía sobre él, caí en la cuenta de que parte importante de su éxito desorbitado se debía a que todas sus mentiras estaban amasadas con verdades, a que detrás de sus grandes mentiras siempre había pequeñas verdades. Por ejemplo: él decía que había estado confinado en un campo nazi durante la Segunda Guerra Mundial (el campo de Flossembürg, en Baviera), y no era verdad; pero sí era verdad que durante la guerra había estado en la Alemania nazi, solo que no era verdad que había estado allí como militante antifascista —igual que lo estuvieron los casi 9.000 españoles recluidos en los campos nazis, casi todos antiguos combatientes republicanos en la guerra civil—, sino que había estado allí como trabajador voluntario: como ustedes saben, durante la Segunda Guerra Mundial Franco mandó varios contingentes de trabajadores voluntarios a Alemania para contribuir al esfuerzo de guerra nazi. Y no, no era verdad que este hombre —Enric Marco, se llamaba— hubiera sido prisionero en un campo nazi; pero sí era verdad que había conocido, durante un período de tiempo muy breve, una prisión nazi, solo que no lo habían encerrado en ella por oponerse al nazismo, sino por culpa de un simple e imprudente comentario derrotista…. Siempre era así: siempre había verdades que daban el sabor de la verdad a sus mentiras.

Marco aseguraba que, durante la dictadura franquista, había vivido de manera clandestina en España por culpa de su oposición al régimen; y era verdad que durante años había vivido de forma clandestina o semiclandestina, pero no era verdad que la culpa de ello la tuviera su oposición al franquismo, que había sido nula: en realidad, había vivido en la clandestinidad por haber cometido pequeños hurtos, porque había sido un ladronzuelo, un delincuente común fugado de la justicia. Insisto: Marco, el mentiroso magistral, casi nunca contaba mentiras puras; al contrario: apenas había una sola de sus mentiras que no contuviera algún fragmento de verdad. Y esas mentiras son el gran problema.

Antes decía que en nuestro tiempo la mentira posee mayor poder de difusión que nunca; eso significa, añado ahora, que el periodismo es más necesario que nunca, solo que ejercerlo es tal vez más difícil que nunca, entre otras razones porque ya no basta con contar la verdad: además, hay que desmontar las mentiras, sobre todo esas mentiras entreveradas de verdades, que son las más ponzoñosas. El gran problema es ese, en definitiva: que la verdad es más cara, más compleja, más difícil de explicar y a menudo más impopular que la mentira; y que la mentira es más barata, más sencilla, más fácil de explicar y casi siempre más impopular que la mentira: es más popular contar que uno fue un deportado en los campos nazis que contar que fue un trabajador voluntario en la Alemania nazi; es más bonito contar que uno fue un combatiente antifranquista que contar que fue un simple ratero. Tal vez contar la verdad sea hoy más difícil que nunca, pero es tan necesario como siempre.

Acabo ya. No quiero hacerlo, sin embargo, sin decir algo que me importa mucho decir, que ya he dicho en otros lugares y que por esa razón -y porque ya soy demasiado viejo para callarme lo que pienso- me siento obligado a repetir aquí. Llevo casi treinta años escribiendo en EL PAÍS —no soy un empleado, soy un simple colaborador que, encima, apenas ha pisado un par de veces la redacción—. Todos ustedes saben que este es el periódico más influyente y más leído no solo de España, sino de nuestra lengua; pero quizá no todos sepan —pienso en los invitados extranjeros— que EL PAÍS es indisociable de la democracia española. Siempre lo fue: EL PAÍS nació con la democracia, al año siguiente de la muerte de Franco; EL PAÍS se ganó sus títulos de nobleza democrática la noche del 23 de febrero, cuando un grupo de militares golpistas secuestró el Parlamento español y este periódico fue el primero en salir a la calle, a las diez de la noche, tres horas y media después del inicio del golpe, cuando el gobierno y todos los diputados seguían retenidos por los golpistas, y lo hizo con un titular a toda página que quienes vivimos aquel momento no olvidaremos: “EL PAÍS, con la Constitución”; y EL PAÍS ha seguido siendo hasta hoy un baluarte de la democracia española. Lo ha sido, ante todo, por el trabajo diario de sus periodistas; pero no solo por eso. Mi amigo el escritor mexicano Juan Villoro, que conoce muy bien España, me dijo una vez: “El debate político-intelectual, en España, pasa por las páginas de EL PAÍS”. Creo que no se equivoca. Durante el último año o año y medio hemos vivido en España una tensión política considerable, con debates durísimos, con una polarización política extrema, y EL PAÍS ha sido el único periódico nacional —esto no es una opinión: es un hecho— que no solo ha tolerado en sus páginas la defensa de ideas contrarias a su propia línea editorial, sino que —doy fe de ello— las ha fomentado. Esa capacidad para acoger en su seno puntos de vista contrapuestos —a veces, radicalmente contrapuestos— es para mí una de las máximas virtudes de un periódico, y tal vez la demostración más palmaria de su fortaleza. Ruego a los periodistas de EL PAÍS que no interpreten estas palabras como un elogio o un halago; son exactamente lo contrario: una exigencia, un desafío. Lo que acabo de describir es, con todos los altibajos y matices que se quiera, lo que ha ocurrido en este periódico durante los últimos cincuenta años; también es lo que debería seguir ocurriendo, como mínimo, durante los próximos cincuenta. La democracia no solo se defiende batallando a diario por la verdad; también se defiende con el debate y la controversia de ideas, que es otra forma de batallar por la verdad.

lunes, 14 de octubre de 2024

Estereotipos de género

 

Pese a que debe constar el impulso dado por algunas corporaciones de televisiones públicas –RadioTelevisiónCanaria (RTVC) es una de ellas- con tal de incorporar mujeres a sus parrillas de programación, especialmente en el área de informativos, lo cierto es que los resultados siguen siendo magros.

Así se desprende, por ejemplo, de un estudio coordinado por el Consejo Audiovisual de Catalunya (CAC) que ha analizado los informativos de siete televisiones públicas europeas. Han intervenido Croacia, Francia, Malta, Andalucía, Catalunya, Portugal y Serbia. La conclusión es que la presencia de mujeres en los teleinformativos es de alrededor del 30 %. Una constante observada es que la mayoría de las voces femeninas pertenecen a personas ocasionales, sin representación social o profesional.

Este informe, presentado por la Red de Autoridades de Regulación Mediterráneas (RIRM), pone de manifiesto que, aunque las mujeres aparecen en los informativos de estas regiones o países, lo hacen en roles secundarios y con una representación mínima.

Estos datos obligan a un esfuerzo de las emisoras televisivas, pasados ya los primeros tiempos reivindicativos. Las mujeres han acreditado sobrada preparación en la conjunción de otras cualidades que sustancian su aptitud profesional. ¿Qué sería de los canales de televisión sin la concurrencia de rostros y voces de mujer? Es más, algunos de los modelos televisivos citados han cimentado buena parte de su éxito en la aportación de su personal femenino ante la pantalla y en la sostenibilidad de las tareas de dirección que han acometido.

La vicepresidenta del CAC y responsable del área de género, Laura Pinyol, califica los resultados como “profundamente decepcionantes“, y señala que “la mujer es mostrada como testigo de la realidad, no como experta o referente“.

Entre los resultados más preocupantes, destaca que en las siete televisiones estudiadas se observa una tendencia a perpetuar estereotipos de género que relegan a las mujeres a papeles secundarios e irrelevantes en la sociedad. En efecto, las voces femeninas suelen estar presentes en noticias que las vinculan a esferas como la educación o el cuidado de personas, mientras que los hombres predominan en sectores como la ciencia, la economía, la cultura y los deportes.

El análisis muestra que el porcentaje de mujeres en los teleinformativos varía entre un máximo del 39,3 % en la cadena pública France 2 y un mínimo del 26,1 % en TVM de Malta. Por lo que respecta a Catalunya, TV3 alcanza un 30, 4%, una cifra que, de consolidarse, supondría un retroceso respecto al 35,9 % registrado en 2023. Además, las intervenciones de mujeres como voces ocasionales oscilan entre el 43 % y el 60 % en las distintas cadenas estudiadas.

El informe del Consejo Audiovisual de Catalunya también pone de relieve un sesgo por edad, ya que las mujeres jóvenes aparecen en pantalla el doble de veces que los hombres jóvenes. Este fenómeno se observa de forma más acusada en TVM de Malta, donde el 14,5 % de las intervenciones correspondieron a mujeres jóvenes, frente a solo el 3,5 % de hombres jóvenes.

Por último, los mayores desequilibrios en la representación de mujeres se encuentran en áreas como el deporte, donde su presencia es casi nula, y en los ámbitos de seguridad y defensa, donde la proporción de mujeres no supera el 25 % en ninguno de los países analizados.


domingo, 13 de octubre de 2024

Destino refugio

 

La escalada del conflicto en Oriente Medio ha reavivado la posibilidad de que se produzca un nuevo auge turístico en Canaria similar al que tuvo lugar con la primavera árabe. Y es que, la inestabilidad en la región está desviado flujos turísticos hacia destinos más seguros, como es el caso de las islas, según publica el digital tourinews.es


En efecto, expertos del sector turístico y representantes de asociaciones empresariales coinciden en que Canarias podría convertirse nuevamente en un “destino refugio” para aquellos viajeros que buscan evitar zonas en conflicto, así como otros países cercanos como Egipto o Túnez, informa Business Insider. Ya sucedió en el pasado, algún empresario admitía en público que no era muy ético alegrarse de estos beneficios colaterales y el sector turístico de las islas se revitalizaba gracias a esa circunstancia.

Si bien aún no hay datos o prospecciones del trasvase de turistas al archipiélago canario, eventos pasados indican que las islas deberían estar preparadas para recibir aún más visitantes próximamente, como afirman desde la Asociación Hotelera y Extrahotelera de Santa Cruz de Tenerife (Ashotel).

Gabriel Escarrer, presidente y CEO de Meliá Hotel International así como presidente de Exceltur, incide en que lo que está ocurriendo en Oriente Medio no es "bueno para nadie" y vaticina que Egipto va a tener un invierno “desastroso”, por lo que se pueden favorecer otros destinos de sol en invierno como Canarias.

Asimismo, el gerente de la Asociación Canaria del Alquiler Vacacional (Ascav), Javier Martín, añade al citado medio que, pese a que es precipitado hacer predicciones, puede producirse una subida de visitantes a Canarias, algo que les preocupa porque no están preparados para "seguir creciendo ilimitadamente" y pueden "morir de éxito".


sábado, 12 de octubre de 2024

Alemanes en el Puerto

 

El nuevo presidente del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, doctor Javier González Pérez, se estrenó anoche en el acto de apertura del curso 2024-25 con una intervención imaginativa en la que aludió a los orígenes de la institución, a los esfuerzos de los promotores, a personas que caracterizaron algunas etapas de la vida portuense y a las localizaciones populares del recorrido habitual que se hace hasta llegar a aquélla. Tan sobrio como ocurrente, González, sin pretensiones historicistas, anticipó por dónde discurrirá su tarea. Suerte, doctor. Seguro que l,o harás bien.

Después, tras una presentación muy detallada del profesor Celestino Hernández, le correspondió a la profesora Carmen Fraga González, catedrática de Historia del Arte de la Universidad de La Laguna, dictar la conferencia inaugural que versó sobre “Familias alemanas en el Puerto de la Cruz. Proyección artística”, un atractivo trazado histórico de la presencia y actividad de familias germánicas en la ciudad turística.

Fraga ha dirigido quince tesis doctorales y veintitrés tesinas. Componente de muchas entidades culturales, su actividad investigadora se manifiesta en más de un centenar de publicaciones. Participante en numerosos congresos fue seleccionada por la UNESCO para intervenir en su proyecto ACALAPI (Aportación de la civilización árabe a la cultura latinoamericana a través de la península ibérica).

Su exposición permitió conocer mejor la huella alemana en el término municipal, sus relaciones y sus vínculos, en definitiva, su desenvolvimiento en la sociedad tinerfeña y en la portuense, particularmente. Desde su participación activa en la sociedad empresarial que construyó el primer hotel Taoro hasta las más recientes aportaciones en el orden consular, empresarial, artístico y comercial, los alemanes, en distintas épocas, antes incluso de la Segunda Guerra Mundial, pero, sobre todo, tras el conflicto, no solo se integraron sino que fueron cultivando sus propios espacios hasta materializar en nuestros días un intercambio social y artístico (carnavalero) con el acercamiento de algunos lander y ciudades de todo el país.

Así, fueron apareciendo apellidos ilustres, como los Trenkel, Rhan, Talg, Gleixner o los Munzenmaier, hasta llegar a los Kiessling, propietarios de un emporio turístico y de un hotel de lujo que alberga una de las pinacotecas de mayor empaque de Canarias, con obras sobresalientes. Carmen Fraga desmenuzó la trayectoria familiar de quienes se quedaron para siempre entre nosotros y echaron raíces. Los prolongados aplausos se justificaron por sí solos.

Diego Expósito, al piano, y Mario Engler, violín, tuvieron a su cargo la actuación musical que rubricó esta apertura de curso en el IEHC.

viernes, 11 de octubre de 2024

Debate migratorio

 

Finalizaba ayer la séptima edición del Congreso de Periodismo de Migraciones que reunió a ciento cincuenta profesionales de la comunicación en el Centro Cultural Alcazaba, de Mérida. Estaban programadas veintidós mesas de debate, la participación se elevaba a ochenta y cuatro ponentes, con dos focos principales centrados en Gaza y Venezuela. Figuras como la periodista Soledad Gallego-Díaz, ex directora de El País; y Martín Caparrós, periodista y escritor argentino, colaborador también del mismo medio y de otros franceses, coincidieron en una de las tribunas del foro. Ha sido la edición más internacional y multitudinaria, promovida por la Fundación por Causa.

Interesa, y mucho, la evolución del fenómeno migratorio. Los gobiernos de varios países, de plural signo ideológico, no dan con la tecla, acaso porque el problema y sus derivadas tienen una muy difícil e improbable solución. Por ejemplos, la Unión Europea (UE), sin ir más lejos, no ha podido o no ha sabido fijar un tratamiento de la política migratoria; por no hablar de América y el agobio que están sufriendo varias naciones de aquel continente con los masivos movimientos poblacionales en busca de una tierra de promisión que los acoja y les conceda una oportunidad para emprender quién sabe si un medio de vida.

En Canarias ya se sabe que el fenómeno entraña los añadidos de personas que llegan en precarias condiciones tras un sacrificio enorme para, encima, asumir la ruta marítima más arriesgada y mortífera del mundo y encontrar a posteriori dificultades de supervivencia. Menos mal que luego sopla a su favor el viento del respeto y la tolerancia, un ejemplar ejercicio de humanismo de la mayoría del pueblo canario que nunca nos cansaremos de ponderar. Sequías, hambruna, paro, corrupción, falta de oportunidades… Menos mal que, frente a radicalismos y comportamientos de xenofobia y rechazo, la comprensión sigue superándose.

En Extremadura se ha hablado de estas cosas en la semana que termina. Allí saben también de los problemas derivados del crecimiento del hecho migratorio. La innovación y el futuro de las coberturas periodísticas sobre migración han sido asuntos de atención preferente, abordando, además, discusiones sobre nuevos formatos y soportes de redes sociales como ‘TikTok’. Igualmente, han estado presentes los desafíos para la cobertura cuando se tratan temas menos explorados, como la inteligencia artificial aplicada al control de fronteras; o cuando la externalización del control migratorio europeo obliga a expandir las coberturas a diferentes países, y solo es posible gracias al trabajo cooperativo de periodistas de diferentes nacionalidades.

Este Congreso de Periodismo de Migraciones de Mérida promovido por la fundación porCausa ha pretendido recuperar el espacio de debate público en torno a las migraciones, luchando contra la polarización y el discurso de odio a través de información de calidad y nuevas narrativas. Con ello se ptrfetende inspirar y también demostrar que la militarización y el discurso de odio no sirve más que para incrementar el caos y la inseguridad. Por fortuna, algunos sistemas sustancian que el orden se consigue crean espacios sostenibles, ordenados, legales y respetuosos con las personas.

Hay tanto por hacer en ese sentido.



jueves, 10 de octubre de 2024

O tempora, o mores...

 

A ver lo que da de sí la reunión de hoy entre Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, y Fernando Clavijo, su homólogo de la Comunidad Autónoma de Canarias. El problema sigue latente y se ha complicado. Hasta un pequeño incendio parece haberse declarado en las entretelas del nacionalismo insularista. Los dimes y diretes están en modo bucle. Los grandes perjudicados, los que no tienen culpa, siguen ahí, abandonados ya no se sabe a qué suerte. Cuando ya el no saber qué hacer alcanza su fase de impotencia, una asociación profesional, Juristas por el Sahara, aparecía entre las dunas y arenas interminables, y lanzaba algo más que una proclama: "Estos niños y niñas, que no provienen de Marruecos, tienen derecho a ser atendidos en Canarias de acuerdo con las normas internacionales de derechos humanos", decían en un comunicado.

La agencia de noticias Europa Press informaba de que este colectivo ha resaltado que la postura asumida por el presidente Clavijo en una conferencia de prensa junto al ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Naser Burita, contraviene el derecho internacional y las múltiples resoluciones de Naciones Unidas y constituye una "grave negación" del derecho del pueblo saharaui a su autodeterminación.

En esa línea detalla que el derecho del pueblo saharaui a decidir su futuro está reconocido por la Carta de Naciones Unidas y la histórica Resolución 1514 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que es la base del Derecho de Descolonización.

Además, ese derecho ha sido nuevamente reforzado por la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que deja clara la distinción entre el territorio saharaui y Marruecos.

Asimismo, exige que cualquier acuerdo comercial entre la Unión Europea y Marruecos, incluyendo los relacionados con los recursos naturales del Sáhara Occidental, cuente con el consentimiento del pueblo saharaui, expresado por su legítimo representante el Frente Polisario.

Tal y como dice la resolución 2625 de la Asamblea General de Naciones Unidas, ningún territorio ocupado militarmente podrá ser reconocido como parte de la potencia ocupante, avisa.

La asociación detalla, según Europa Press, que Clavijo "ha ignorado tanto este marco legal como la histórica relación de solidaridad y convivencia que ha unido al pueblo canario con el saharaui", con una posición que no solo es contraria al derecho internacional sino que también "coloca a Canarias en una situación de riesgo, dado el contexto del conflicto bélico entre Marruecos y el Sáhara Occidental".

"La estabilidad y seguridad de Canarias dependen de la paz y cooperación con sus vecinos, entre los que se encuentra el pueblo saharaui", comentan los Juristas por el Sahara.

La asociación culmina su comunicado remarcando que "el apoyo al pueblo saharaui ha sido una constante en la política española a lo largo de su historia democrática y el cambio en la postura de algunos dirigentes no refleja el sentir mayoritario del arco parlamentario ni de la sociedad civil española, que sigue firme en su defensa de los derechos humanos y el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación".

Por si fuéramos pocos… Y los menores, ahí. A la espera de la solidaridad que no llega. Se agotó cuando Venezuela hizo del fenómeno migratorio de los años cincuenta del pasado siglo eso que luego un periódico llamó ‘la octava isla’. O tempora, o mores...