martes, 1 de octubre de 2024

LAS DIFERENCIAS POR UNA INDIGNIDAD

 

Aparece el documento en una de esas limpias generales que se hace de vez en cuando en una mudanza o similar. Alguien lo guardó y en alguna caja o cartera se ha conservado.

Del contenido se desprende el alcance de las diferencias discursivas de entonces, los niveles de pasión con que se discutía y la radicalidad de las pretendidas soluciones. Estamos en los años treinta del pasado siglo. En el valle de La Orotava se vivía la efervescencia del sector platanero, entonces sostén del sistema productivo, en realidad monocultivo. Patronos y obreros. Diferencias indicativas, en cualquier caso, de la importancia de la tierra. Por un quítame allá esa ‘indignidad’, expresión textual.

Veamos los detalles:

Es un escrito fechado el 5 de abril de 1933, dirigido por Domingo Pérez Trujillo a Francisco de Asís Santacruz y Régulo González Matos. Dice el remitente:

Mis queridos amigos: En la tarde del día 2 del actual, con ocasión de retirarme en unión de otros amigos, del Congreso Bases del Plátano que se celebraba en el teatro de la Villa de La Orotava, don Lucio Illada hubo de pronunciar, entre otras palabras molestas, la siguiente frase ofensiva que “eso nuestra retirada era una indignidad”.

Consciente del respeto que me debo a mi mismo, me concreté a preguntar al Sr. Illada: “¿Una indignidad?”. Y no habiendo el rectificado, me ausenté del salón e hice en seguida y deposité en Correos en la misma tarde la carta que transcribo a continuación:

Puerto Cruz, 2 abril 1933

Sr. D. Lucio Illada

Orotava

Tengo atragantada la palabra “indignidad” con que usted, presidente del Congreso de Bases del Plátano, nos obsequió a la directiva de la Federación y a la representación del Gremio de Jornaleros.

Espero que medite el alcance de esa palabra intolerable y si su meditación resulta que, a su juicio, está bien empleada, cuento con que habrá de defenderla como hombre, a cuyo fin le ruego me indique el sitio, el día y la hora en que podamos dirimir esta cuestión.

Yo voy provisto de pistola. Lleve usted una, igualmente.

No creo necesaria la publicidad en este caso y espero que usted sea de mi misma opinión.

Domingo Pérez.

Como quiera que, a pesar del tiempo transcurrido, el Sr. Illada no se ha servido contestar a ninguna de mis dos demandas, me permito rogar a ustedes, mis buenos amigos, tengan la bondad de aceptar mi representación para exigir a dicho sujeto que acuda a darme la reparación que me es debida.

Suplicándoles que me perdones esta desagradable molestia, quedo de Vds, afmo, amigo y s.s.

Domingo Pérez”

Se han cumplido ya noventa y un años de aquel escrito y de aquellas diferencias de criterio tan singulares. El documento seguirá guardado.

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