La imagen de una pareja extranjera tomando el sol en una playa del sur tinerfeño, mientras decenas o acaso miles de turistas circulaban a su alrededor, manifestándose en señal de protesta por el exceso de visitantes y profiriendo exclamaciones que reprobaban su presencia (“go home”, “váyanse a casa”, la más popular y la más repetida), ha ilustrado significativamente la información de lo ocurrido. La prensa británica, en concreto, no sólo la amarillista que, en todo caso, también tiene lectores, publica con detalle fotos y testimonios de turistas que se vieron sorprendidos y adoptaron una actitud pasiva (dejar hacer, dejar pasar) que comentarán al regreso a su país de origen y contarán su experiencia que, desde luego, no habrá sido muy gratificante. En algún lugar hemos leído que algunos de los manifestantes parecía que estaban echando a las personas que descansaban o disfrutaban del día soleado. En otros, algunos manifestantes afirmaban que no iban contra los turistas sino contra la inacción o pasividad de las autoridades, en demanda de medidas correctoras. Ante la que hay algún silencio elocuente, por cierto.
Hay un dato que subraya el digital preferente.com: “La turismofobia en Canarias pierde fuelle: de cincuenta y siete mil manifestantes a apenas seis mil quinientos”. Parecer ser que, desde las conserjerías o recepciones de algunos hoteles, le fue recomendado a los clientes que no fueran esa mañana a la playa para evitar incidentes. Algunos medios británicos que no simpatizan con las características del destino y aprovechan cualquier revuelta para sugerir o insinuar que deben cambiar su viaje, razonan que justamente estos turistas habían pagado el viaje para ir a la playa, que es lo que no pueden hacer.
Demos por descontado que, en algunos medios, hay ganas y tendencias de deformar o exagerar estas historias, pero la imagen de gritar o descalificar a los turistas es muy dura y difícil de digerir. En el citado digital llegan a escribir que tal imagen “No puede acabar bien. No es aceptable. Y no es presentable”.
El razonamiento en sencillo: desde hace mucho tiempo, vivimos del turismo. Dicho en otros términos: si tenemos turismo es porque los ciudadanos hemos votado a políticos o modelos que lo defienden. Tanto que cada año vamos a las ferias y promociones varias a buscarlos. Los que se manifiestan y quienes deciden son los propios canarios y no los turistas que no determinan la legislación en vigor en nuestro país.
Pero sobre todo, desde el punto de vista de la educación y de las formas, no se sostiene que una persona que está en la playa sea invitada a marcharse del país con gritos, exabruptos y manifestaciones destempladas. Ni puede terminar bien que esta imagen esté permanentemente circulando en los medios internacionales. “No habla bien de nosotros, desde luego. Incluso más allá de lo que pensemos sobre el número de visitantes”, apostilla preferente.com
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