Una experiencia, cuando menos, curiosa. La profesión, contada por los mismos periodistas y profesionales. Qué hacen, qué piensan y qué sienten. Una especie de examen de su tarea, vamos. Conviene estar al tanto de cuando los periodistas se sinceran. Es su pensamiento, lo que explica algunas de sus claves.
La ha promovido Sarah Bahr, periodista de The New York Times, que ha recopilado y publicado las lecciones más importantes aprendidas tras cuatro años de entrevistas a más de doscientos periodistas, editores, fotógrafos y diseñadores del diario. Y es que Bahr, con motivo de la publicación de su artículo número 100 en la serie ‘Times Insider’, decidió reflexionar sobre las principales aportaciones de estos profesionales y revelar cómo se construye el periodismo dentro de la redacción de uno de los periódicos más influyentes del mundo.
Entre las lecciones más importantes, según se relata en Laboratorio de Periodismo, Bahr destaca la habilidad de los periodistas para adaptarse a situaciones complejas. David Marchese, columnista de la revista del New York Times, le enseñó cómo manejar entrevistas con sujetos difíciles, mientras que Adam Ferguson, un fotógrafo especializado en zonas de conflicto, le mostró cómo tranquilizar a los entrevistados más nerviosos.
Además, Guilherme Rambelli, artista 3D del periódico, le explicó en detalle la técnica de fotogrametría, una herramienta que ha permitido al diario ofrecer a los lectores una vista inmersiva en 360 grados de diversos lugares.
La autora de este trabajo también recuerda las enseñanzas de Dan Barry, un escritor de reportajes, quien le mostró la importancia de leer en voz alta los textos para identificar posibles fallos en la narrativa; o cómo Marc Lacey, actual editor gerente, le explicó los criterios que el periódico utiliza para decidir cuándo identificar a un sospechoso en un tiroteo masivo.
La razón de esta recopilación y reflexión es destacar no solo las técnicas y aprendizajes que Bahr ha obtenido, sino también la generosidad de sus colegas, quienes siempre encontraron tiempo para responder a sus preguntas, incluso mientras cubrían incendios forestales, vigilias tras tiroteos o desde zonas de guerra.
Estas conversaciones no solo le permitieron aplicar esos conocimientos a sus propios reportajes, sino que le dieron una comprensión más profunda del oficio periodístico y su relevancia en la cobertura de eventos complejos y de impacto global.
Bahr cierra su análisis subrayando que, además de las lecciones técnicas, lo que más le ha marcado es el compromiso de sus colegas con la calidad informativa, lo que hace posible que el New York Times mantenga su estándar de excelencia en un panorama mediático cada vez más desafiante, según apunta.
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