Pues salvo que prosperen las negociaciones en las que echen el resto las partes, se reconduzca la situación y se alcance un acuerdo de esos ‘in extremis’, a partir del próximo lunes, habrá huelga de taxistas. Los paros seguirán los días 11, 28 y 29 de noviembre y el 5 y 6 de diciembre. Y, partir del 23 de diciembre, una huelga general del sector del transporte de viajeros, que puede llegar a ser indefinida si no se llega a un acuerdo con patronales y Gobierno. Reivindican la jubilación anticipada.
Efectivamente, cien mil taxistas se sumarán a las jornadas de protesta convocadas por los sindicatos del transporte y las principales asociaciones del sector a partir del 28 de octubre, tras haberse sumado a la convocatoria la Asamblea Nacional del Taxi (Antaxi), la cual representa al 95 % de los taxistas de España. Los paros, queda dicho, tienen como objetivo paralizar el transporte de viajeros por carretera para reivindicar mejoras laborales y en la que está previsto que también los conductores de autobuses urbanos de titularidad pública.
Atentos, porque, de llevarse a cabo, esta no es una huelga cualquiera. La historia está llena de antecedentes en los que la paralización de este sector, independientemente de las repercusiones económicas, ha generado trastornos considerables, incluso políticos. El caos puede llegar a ser de considerable magnitud.
Los trabajadores del transporte por carretera, incluidos los de viajeros (autobuses interurbanos y municipales) están llamados a secundar las jornadas de protesta convocadas por las centrales UGT y CC.OO. para reclamar tanto la jubilación anticipada de las personas conductoras profesionales, mediante la aplicación de coeficientes reductores, como la posibilidad de una jubilación parcial con contrato de relevo, de carácter voluntario para los conductores. Recordemos que otras huelgas en el sector, este mismo año, se zanjaron con una división y un enfrentamiento claro de los profesionales del volante. Cuando los protagonistas no se ponen de acuerdo...
Los paros se convocan, según los sindicatos, como protesta "contra las patronales del transporte por carretera, responsables de las condiciones laborales y de garantizar la seguridad y salud de las personas conductoras de mayor edad". Los paros se enfocan hacia la paralización del transporte de viajeros por carretera, no solo para alcanzar mejoras laborales. Los convocantes intentan que se sumen los conductores de de autobuses urbanos e interurbanos de titularidad pública.
En España hay unos doscientos cincuenta mil camioneros asalariados, aunque los sindicatos esperan que se sumen a la convocatoria los autónomos, por lo que la cifra podría alcanzar los quinientos mil conductores. También afecta a los conductores de autobús, cuya única cifra oficial es de noventa y ocho mil trabajadores, bien es verdad que incluyendo todo el empleo en el sector.
En un comunicado, la Antaxi plantea que se apliquen los coeficientes reductores para acceder a la jubilación anticipada, debido a la penosidad de la profesión. Alegan que se ha producido un cúmulo de enfermedades derivadas del trabajo que no han sido reconocidas y ahora es el momento de afrontar el grave problema y sus alternativas. Dirigentes de las centrales sindicales anteriormente citadas han señalado que la huelga también concierne a los autónomos que trabajan en el sector, a los que instan a apoyar y secundar los paros.
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