Año
nuevo, Gobierno nuevo...
Se
va a iniciar un ciclo político con retorcidos antecedentes, un
tiempo de sudor y lágrimas que solo ha servido para acentuar las
diferencias y para amenazar el modelo de convivencia. Nunca antes se
había mentido tanto ni se había incurrido en tamañas
contradicciones, sin que pasara nada, sin que importara mucho la
responsabilidad.
Año
nuevo, Gobierno nuevo...
Algunos
ya fraguaban el escenario de otras elecciones, allá por primavera.
Echaron el resto, especialmente en redes sociales donde subieron y
bajaron cuales caballos desbocados. Se comprende ahora no su disgusto
sino su frustración. Pero nadie les dé por rendidos: el
empecinamiento es su virtud, solo que ahora más cargada de bombo. Si
se ahorrasen los insultos, mejor para todos.
Año
nuevo, Gobierno nuevo...
Ya
están las fechas de la investidura, ahí mismo, ya, en el remate de
las celebraciones navideñas. Después de tantos meses en funciones,
no hay tiempo que perder. Sobre todo, a la hora de explicar el coste
de una alianza política sin precedentes. Más que nunca, pedagogía
política con la que tratar de persuadir y ser persuadidos.
Especialmente entre los socialistas. Y revisión de fomas en
políticas de comunicación, porque ya hay quien ha patentado -y no
sin razón- la opacidad. Es largo -y previsiblemente- tortuoso el
camino para sostener esa alianza política heterogénea que va a ser
atacada sin miramientos. Lo de menos serán las filtraciones para
incomodar al socio; más graves serán las inconsecuencias y los
desequilibrios, los radicalismos para desestabilizar, los sesgos
inagotables, incluidas las comparaciones anacrónicas.
Año
nuevo, Gobierno nuevo...
Que
tendrá que atender escenarios económicos complicados. Ya la
patronal ha adelantado su disgusto. Está en su derecho pero que se
haga una idea de la insostenibilidad de algunas circunstancias para
mejorar la competitividad y para producir por encima de ese 2 %
inquietante, peor marca de los últimos cinco años. A ver cómo
hacer frente a los vaivenes interesados del IBEX.
Es
un tiempo de incertidumbre y de desafíos. Se requerirá oficio,
tolerancia, destreza, eso: pedagogía política. Hay que ser
conscientes de que se inicia un ciclo con atrezo nuevo, con tensiones
políticas severas e irresolutas, con más protagonistas en la
escena, con apremios y con una confusión incesante. Preparémonos
para asistir a situaciones insólitas. Ojalá que resista la
institucionalidad y que la pérdida de credibilidad, directamente
proporcional al desafecto hacia la política, cuando menos, se frene.
Año
nuevo, Gobierno nuevo...
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