Siempre
la memoria, mejor que el olvido, tituló
el periodista y escritor cubano Leonardo Padura Fuentes, premio
Princesa de Asturias de las Letras 2015, su libro publicado por
Verbum (Madrid) un año después, en el que no solo rescata la
memoria de sus experiencias periodísticas (reportajes, entrevistas y
crónicas) sino que lidia contra el olvido, “programado o hijo de
la desidia”, como atinadamente diferencia su prologuista y paisana,
su esposa, la filóloga Lucía López Coll.
En
Cómo
los conocí, Joaquín
Castro San Luis (Santa Cruz de Tenerife, 1933) hace precisamente ese
mismo ejercicio. Ya había incursionado en entregas anteriores,
Artistas
en la memoria, Entrevistas y artículos, Pinturas y Pintores en
Canarias, pruebas
bibliográficas irrefutables de su pasión por el arte, por la
acuarela y por la pintura figurativa. Ahora, en esta nueva selección,
acredita que siempre ha estado al lado de los creadores,
interpretando sus querencias, su estilística, su respectiva
evolución y hasta sus trazos. Pareciera que se identificara con la
actriz y directora de cine francesa, Jeanne Moreau, cuando se refirió
a los personajes: “Ocurre como con los hijos: primero los llevo
dentro, luego los veo crecer y un buen día me dicen o les digo
adiós, y empiezan a caminar entre el público”.
Porque
Castro atesora toda una vida desenvolviéndose sin cesar en el
universo artístico, compartiendo inquietudes y sensibilidades. Es el
confesor de muchos creadores y, por tanto, algo más que un crítico
de arte al que veíamos entrar, siempre tan ceremonioso y pulcro, en
la antigua redacción de Diario
de Avisos, en
la calle Santa Rosalía, cuando en los años ochenta, siendo director
Leopoldo Fernández, sustituyó a Ramón Salarich para hacer dos
páginas semanales tituladas Exposiciones
y artistas. Joaquín
fue siempre fiel a su método: primero manuscribía y luego
mecanografiaba y pasaba a ordenador. Licenciado en Derecho por la
Universidad de La Laguna (1957), pertenece a la primera promoción de
licenciados en Ciencias de la Información por la misma institución
(1991). Fue funcionario del Ministerio de Trabajo.
Miembro
de la Asociación Nacional de Escritores de Arte y de la Agrupación
de Poetas 'Tagoror', responsable de arte del Casino de Tenerife y del
Círculo de Amistad de la capital tinerfeña, autor también de dos
poemarios, ha sido comisario de más de cincuenta exposiciones en
Canarias. En su casa cuelgan más de cien cuadros de muy distintos
autores y estilos. Como se resiste a abandonar el arte y la
escritura, y para demostrar que también puede con las nuevas
técnicas y tendencias periodísticas, edita su propio blog, muy
visitado por cierto, El
fabuloso mundo de la plástica.
Lejos
quedan los tiempos en que se inició como director de la publicación
Criterio,
publicada
por los rectores de la Iglesia de la Concepción de Santa Cruz de
Tenerife, y en los que colaboró en la prensa tinerfeña, Aire
Libre, La Tarde, El Día/Jornada, algunas
de cuyas entregas, por cierto, ha rescatado para este volumen que
enriquece su bibliografía y que está dividido en cuatro partes: una
primera, dedicada a los Pintores; la segunda, a Personajes canarios;
una tercera que denomina Escritos varios y la cuarta que agrupa, con
la denominación Recordando a..., testimonios que sustancian su
capacidad para acceder a los protagonistas y para acertar con los
retratos enmarcados que guardan un cierto clasicismo periodístico.
Si “el objetivo final del arte
es mostrar los tejidos internos del alma”, como afirmara el poeta y
pintor aragonés Manuel Viola, los contenidos de este nuevo volumen
de Joaquín Castro San Luis no solo plasman su personalidad serena,
reflexiva y analítica sino sus sensibles facultades para diseccionar
la creatividad de los artistas y personajes a los que se acercó con
la prudencia de los críticos que hallan en cualquiera de sus
pliegues el campo apropiado para desglosar sus habilidades y sus
tendencias, en definitiva, el entendimiento o la conquista de su
quehacer artístico, de ese alma cuya composición tanto tiene de
enigmático.
Las siguientes páginas son un
ejercicio memorístico de un crítico de arte que siempre se tomó
muy en serio su cometido porque, como reveló, emocionado, el pasado
mes de octubre, en ocasión de un homenaje que le rindió la
Agrupación de Acuarelistas de Canarias, “siempre he estado al lado
de los artistas”. Ahora desmenuza cómo los conoció y qué le
sugirieron sus creaciones, sus dichos, sus dudas y sus afirmaciones,
de modo que perpetúa la memoria de muchos a los que observó y
escrutó con mirada crítica y juicio certero. Mejor que el olvido,
desde luego, al que tan dado somos en estas islas.
(Nota
del autor) Texto del prólogo del libro Cómo
los conocí (Centro
de la Cultura Popular Canaria, 2019), presentado anoche en el Casino
de Tenerife.
No hay comentarios:
Publicar un comentario