En
abril de 1961, Televisión Española (TVE), con estas siglas y aún
en blanco y negro, estrenaba un programa cuya fórmula dio la vuelta
al país y fue asimilada en innumerables actividades, escenarios y
festivales de los jóvenes de la década.
Se
trataba de “Escala en hi-fi” que consistía en que unos cuantos
actores o aspirantes a serlo interpretaban en 'playback' los éxitos
musicales del momento. Imitaban que cantaban. Se trataba de
aprenderse la letra de canción, vocalizarla acompañándola de algún
gesto, de alguna sonrisa o de una expresión facial apropiada. Eso
era todo: bueno, había también que vestirse para la ocasión, si
era posible emulando las habituales indumentarias de los intérpresta
originales, mejor. Más se aproximaba a la realidad, si se nos
permite la asimilación.
El
programa era una de las primeras producciones concebidas para el
entretenimiento y no debía ser muy costoso. El éxito fue
arrollador. Se mantuvo en antena hasta septiembre de 1967. Cuando
decidieron suprimirlo, la semilla germinaba: casi no había pueblo,
colegio o instituto en España que en sus actividades lúdicas
hubiera incorporado “Escala en hi-fi” (Algunos presentadores, en
un alarde, decían “Escala en jai-fai).
El
programa ha sido recordado como una suerte de pantomima musical. Tuvo
introductores de lujo (junto con la canción o la música, lo único
real) como un actos inolvidable, Pablo Sanz, y un intérprete y
compositor muy popular, Juan Erasmo Mochi, quien llegó a ganar una
edición del Festival de Benidorm.
Con
el mismo título, “Escala en hi-fi”, circuló una versión
cinematográfica mediada la década de los sesenta, una película tan
dulce como insustancial (Arturo Fernández, José Rubio y Karina, en
el reparto de actores), pero que muchos adolescentes de entonces
(tiempos de TeleClub) acogieron con agrado.
La
fórmula, como dijimos, se extendió también en la isla. Y en el
Puerto de la Cruz la pasearon por distintos escenarios los
componentes del Cima Club y del Club Juvenil Peñita. Fueron las
chicas quienes, para imprimir más realismo (si es que ello era
posible), lucieron trajes y vestimentas muy artísticas, en algunos
casos hasta atrevidas y hasta donde era posible mostrar lozanía. Los
hubo que se atrevieron con una escenografía elemental y entonces la
imitación cobraba más contenido. Hoy se diría elementos
enriquecedores, cuando a veces lo más difícil de conseguir era el
disco o la grabación. Que se lo digan a los promotores de fiestas y
celebraciones de fin de curso en los centros escolares, en las que
esta modalidad musical llegó a ser predominante. No faltaron
quienes, con el paso del tiempo, perfeccionaron estilo y hasta
incursionaron en el campo de las interpretaciones, ya sin discos sino
con instrumentos y voces propias.
Entonces,
con mayor accesibilidad a la música, en todos lo sentidos, “Escala
en hi-fi” fue palideciendo hasta convertirse en un fósil, hoy un
grato recuerdo de infancia y juventud.
1 comentario:
Recuerdo haber participado en varios festivales de escala en Hi_Fi en el recinto del Parque San Francisco, en el que varias veces fuiste el presentador. Un abrazo.
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