RÉPLICAS

 

Resultó que las réplicas de la sacudida política son también de saltos cuidarse. Todos estos avatares recientes, independientemente de abrir de par en par las ventanas del posibilismo, no deben minimizar los problemas de verdad, como esa complicación sobrevenida con las vacunas de AstraZeneca, también en Italia. O cómo la Unión Europea envía a Boris Johnson a los tribunales por saltarse el acuerdo del brexit. Y el Eurogrupo prometiendo reducir la deuda solo cuando se haya superado la crisis. O los migrantes, sin suerte definitiva.

Pero ya se preparan todos para una nueva campaña. España y sus comunidades son así. Los partidos políticos deberán reflexionar sobre muchas cosas pero que se detengan en una: los códigos éticos no sirven para nada. Hay que dar ejemplo y acreditar con hechos que las irregularidades o los desvíos hacia la ilógica deben tener respuestas o réplicas adecuadas. La impresión es que todo será igual.

Ciudadanos ya resistió las primer veinticuatro horas. Pero la subida al Calvario tiene más estaciones. Con sangre, sudor y lágrimas. Qué tendrá ese centro que todos lo quieren ocupar pero es territorio erizado de espinas. La batalla política por la recomposición de la derecha sigue siendo cruenta. Es meritorio, en cualquier caso, el esfuerzo de Arrimadas por mantener posiciones conquistadas. Y encima, el algodón de unas primarias. Claro que importa poco el sustrato ideológico: hoy en día es tan fácil dar un paso al costado y refugiarse en los paraguas que resisten el ímpetu de las modas y de las brisas.

Unidas Podemos afronta otra experiencia: la de Pablo Iglesias es una candidatura inesperada, en principio apta para desencajar a los socialistas que ganaron, por cierto, los últimos comicios en Madrid, hay que recordarlo. Ya esté gobernando o abriéndose paso en la oposición, lo que sí parece claro es que con Iglesias no va a faltar entretenimiento en la legislatura que se inicie después de las próximas elecciones. Los medios lo tienen garantizado.

A ver cómo siguen las réplicas.