Son obras que no se ven y por tanto se les concede menor importancia. Todo lo que está en el subsuelo o bajo tierra, como si no existiera. Sin embargo, son de un valor esencial en los tiempos que corren, cuando hay que depurar aguas o cuando hay que prevenir vertidos, sobre todo contaminantes. En las ciudades donde la prestación de servicios es primordial, las obras de infraestructuras, desde luego, son determinantes. Si se quiere que las redes o sistemas de suministro funcionen, primero hay que dotarlas y luego mantenerlas.
El Puerto de la Cruz lleva años esmerándose en que su red de saneamiento y el ciclo integral del agua sean expresión de aprovechamiento de recursos, de servicios avanzados y calidad de vida. Como era de prever, una actuación reciente en esta materia como es la conexión del cementerio municipal de San Carlos, El Polvorín y un edificio residencial ubicado en la zona, a las redes de saneamiento más próximas (situadas en las avenidas Luis Lavaggi y José María del Campo Llarena), ha pasado casi inadvertida. Los riesgos de vertido al mar, desde luego, han desaparecido, esperemos que del todo.
Lo cierto es que hace unas semanas, durante el transcurso de los trabajos de construcción del futuro Centro Insular de Deportes Acuáticos, se detectaba la conexión irregular de vertidos fecales a la red de pluviales que transcurre por el entorno de la antigua piscina municipal, procedente de los citados inmuebles. Dicha red de pluviales, como certificaron los técnicos municipales, conecta con un colector que realiza su vertido directamente al mar.
Con el fin de acabar con el importante problema medioambiental que generaban estas conexiones irregulares, el Ayuntamiento procedió a contratar las obras necesarias para eliminarlas y desviarlas a la red de saneamiento más cercana. Los trabajos fueron adjudicados por un importe de treinta y un mil euros a la actual concesionaria del servicio de saneamiento de aguas residuales, Aqualia, dada su experiencia y conocimiento de las redes de la zona. El resultado es que el Ayuntamiento ha eliminado tres conexiones irregulares de aguas fecales en el entorno de la antigua piscina, sin interferir, por cierto, el desarrollo de los trabajos de construcción del Centro Insular de Deportes Acuáticos, que han continuado con normalidad.
El concejal de Ciudad Sostenible y Planificación, David Hernández, ha destacado la importancia de aprovechar las obras que se realizan en la ciudad para mejorar instalaciones y servicios básicos, como, en este caso, la red de saneamiento. En este sentido, es normal que muestre su satisfacción por el paso dado para reducir vertidos de aguas fecales, y subraya la necesidad de seguir trabajando en esta materia para evitar la contaminación del subsuelo y del agua del mar. Pero es solo un paso. Aún quedan muchos por dar, a sabiendas de que no son actuaciones para postureos y valoraciones triunfalistas. Eso sí, beneficiosas para todos. Aunque no se vean.
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