Según los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE), el turismo supone el 12,4 % del Producto Interior Bruto (PIB) y ocupa el 12,9 % de los empleados. Son las cifras de 2019. Cuando se conozcan las definitivas del año pasado, el año de la pandemia, tales cifras serán desastrosas. Y al ritmo que llevamos, las de 2021 reflejarán un desplome. Un equipo de economistas de las universidades de Alcalá y Alicante, integrado por las profesoras María Jesús Such Devesa, Patricia Aranda Cuéllar y Ana Ramón Rodríguez, concluye en un trabajo conjunto que, mientras pasa la pandemia, el modelo turístico de masas que conocíamos ha de experimentar, guste más o menos, una redefinición. Señalan cuatro ejes que el sector debe tener en cuenta: conocimiento e innovación, digitalización y teletrabajo. Toca reinventar el turismo (indispensable una adecuada planificación) con la sostenibilidad como elemento tractor.
Y toca hacerlo en el contexto más exigente de toda la historia de la actividad turística. Para colmo, ese primer eje, conocimiento e innovación, no tiene el mejor punto de partida de la industria. El sector presenta cifras sustancialmente inferiores a la media nacional en cuanto a inversiones en I+D+i. En el trabajo aludido se pone de relieve la necesidad de poner en práctica de las instituciones medidas innovadoras que fomenten la creación de ecosistemas de emprendimiento capaces de generar tecnología e innovación. Y no solo de implantarla. El empresariado tiene que ser consciente y mojarse: en 2019, la inversión en este capítulo se redujo alrededor de un 10 % con respecto al año anterior. Si se quiere un cambio de tendencia, tiene que implicarse sin reservas la iniciativa privada. Por lo tanto, más inversión.
Para los profesores citados, el turismo se postula como una actividad innovadora capaz de convertirse en tractora para hacer frente al reto demográfico y luchar contra la despoblación. En consecuencia, cabe deducir que los destinos más innovadores poseen fortalezas en la captación de turistas y residentes. De ahí la importancia de la digitalización y el teletrabajo, que aparecen como el segundo de los ejes que han de mover la redefinición que se pretende. Aquí aparecen los nómadas digitales que en alguna ocasión hemos comentado. El proceso de recuperación económica de algunos destinos pasa por aprovechar la oportunidad que las segundas residencias ofrecen en un contexto de generalización del teletrabajo. Entonces, aquellos que logren captar residentes a partir de los turistas que tienen allí segundas residencias, deberán tener ciertas características ligadas a la innovación y la conectividad. Gracias a ello podrán captar a algunos de los nómadas digitales, capaces de elegir su lugar de residencia de manera independiente de la localización de su puesto de trabajo.
Y llegamos, claro, al meollo de la cuestión: no hay redefinición sin financiación. La parálisis sufrida y la incertidumbre que lo envuelve, han colocado al sector entre los de alto riesgo. Es normal, pues, que las posiciones crediticias y de solvencia de las empresas turísticas sean desalentadoras. Algunas de ellas, de orígenes y desarrollo familiar, puede que corran riesgo de desaparecer, al menos en su formato actual. Los fondos buitre y los especuladores van a encontrar, desgraciadamente, un campo abonado para especular o intentar operaciones de fáciles ganancias. La repercusión en la oferta alojativa, tanto hotelera como extrahotelera, puede ser notable pues se favorece una estructura de propiedad mucho más concentrada a favor de los fondos de inversión. Pero, claro, también se tiene que despejar la incógnita si tales fondos mantienen su conocida vocación turística y hotelera.
El escenario post-COVID 19, por tanto, no es sencillo. A fuerza de ser reiterativos, es indispensable planificar una reinvención turística con un sólido núcleo de sostenibilidad: hay que captar un turismo que aporte valor añadido en su conjunto para lograr destinos competitivos. Valoremos, por supuesto, el capital humano pero también la innovación si es que queremos que una parte de personas y trabajadores den el paso de camareras a tecnólogas, por ejemplo.
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