Veremos cuáles son los resultados. La experiencia determinará si
la medida reporta utilidades o si, por el contrario, no es más que un parche
que el propio volumen del parque automovilístico se encargará de ir diluyendo
los voluntariosos intentos. Antonio Martinón, ex rector, se mostró siempre
reacio a que la institución universitaria fuera señalada como la principal
culpable de los atascos de la TF-5, uno de los grandes problemas de la
movilidad es la isla. Pero ahora la Universidad quiere contribuir a experimentar
si un tráfico rodado más fluido es posible. Admitiendo que el coste de las
infraestructuras viarias, con todo lo que comporta, es muy elevado y las
soluciones definitivas se alargan hasta dónde y cuándo no se sabe muy bien, hay
que probar, en este caso, modificando usos y hábitos sociales. Habrá que estar
muy atentos en la aplicación de estos planteamientos, teóricamente beneficiosos
para la colectividad.
El caso es que el Cabildo de Tenerife y la facultad de Medicina de
la Universidad de La Laguna (ULL) han establecido un acuerdo que consiste en
demorar el comienzo de las clases hasta
después de las diez de la mañana en los tres primeros cursos de carrera, con el
fin de mitigar las concentraciones de tráfico rodado en las primeras hora de la
mañana, principalmente en la citada TF-5, popularmente conocida como autopista
del norte. El acceso a dicha facultad se encuentra en el tramo que une las
ciudades de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, en una salida que da acceso
también a distintos barrios de la periferia, así como al Hospital Universitario
de Canarias (HUC), y es uno de los puntos más concurridos de la isla,
especialmente a primeras horas de la mañana y últimas de la tarde. Esta medida
ha sido solicitada en diversas ocasiones como forma para quitar tráfico en las
horas puntas, pero hasta ahora no se había materializado.
El acuerdo, que
empezará a aplicarse el próximo curso, tiene un coste para el Cabildo de
Tenerife de dos millones de euros, que serán transferidos a la Universidad de
La Laguna para investigación y mejora de sus instalaciones, según explicó el
presidente del Cabildo, Pedro Martín, quien dice mantener una puesta decidida
por el transporte público, tanto a escala nacional, con las gratuidad del
tranvía y las guaguas, como en la propia isla.
El presidente
insular ha vinculado este acuerdo a la entrada en vigor de la Ley 6/2022, de 27
de diciembre, de cambio climático y transición energética de Canarias, por el
que las universidades públicas y privadas están obligadas a establecer planes
de escalonamiento horario del comienzo y terminación de las actividades que
permitan reducir la intensidad del tráfico que se genera por su actividad.
Se trata, en fin,
de un doble objetivo: por un lado, aliviar los atascos que se producen en la
citada autopista en las horas punta de tráfico; y por acentuar el fomento del
uso del transporte público que, según loa datos facilitados, ha crecido un 45 %
y un 49 % en Titsa y Metropolitano, respectivamente.
Hay que probar,
pues, para evitar la asfixia total.
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