La ausencia de la ciudad a lo largo de la semana produce, de vez en cuando, sorpresas por alguna noticia o algún hecho desconocido del que nos enteramos al cabo del tiempo con el natural estupor. Es lo que ocurrió con el fallecimiento de Montserrat Martínez, Montse, a quien conocíamos desde los lejanos tiempos en que formó parte del primer plantel de locutores de Radio Nacional de España en Canarias y cuando nos pasábamos los veranos del bachiller con su hijo Plácido.
Montse ya había ejercido en pleno romanticismo del medio radiofónico, en Radio Club Tenerife, a la que siempre llevó en el corazón, según contaba. Su predilección por el teatro le llevó a interpretar varios papeles en obras que eran cuidadas con esmero ante los micrófonos y había que emplear los métodos más insólitos para producir los efectos especiales. Montse, que hablaba inglés perfectamente, era la voz delicada.
José Antonio Pardellas la conoció bien y por eso se refirió a ella con admiración en un emocionado testimonio tras su muerte. Y contó por enésima vez la célebre anécdota: en una obra teatral radiofónica que se emitía tradicionalmente en época navideña, se requería la voz de un niño para que exclamara en determinado momento “Merry Christmas” y “Happy new year”. Montse llevó a un Plácido pequeñito que, bien aleccionado, dijo esas frases con primoroso sabor infantil e inglés, mientras ella lucía orgullosa su maternidad. En su libro dedicado al medio, por cierto, Pardellas ha insertado comentarios y un par de apariciones fotográficas.
Con gran sensibilidad cultural, siempre estaba atenta a cualquier convocatoria y a cualquier creador joven que exponía su obra. Una tarde, con el malogrado Paco Afonso, intercambiamos criterios sobre los memorables bandos de Enrique Tierno Galván. Asistió con alborozo a la creación y puesta en marcha de la Universidad Popular Municipal que años después, tras el suceso de La Gomera, lleva el nombre del que fuera el primer alcalde portuense de la democracia.
Y también siguió muy de cerca el nacimiento del taller de teatro ‘La Recova’, junto a Elsie Ribal y Matilde Perera. Ahí aportó su experiencia y su saber, tan cultivado en aquellas clases de oratoria y declamación que recibió e impartió.
Montse Martínez se ha ido en silencio, como las buenas actrices que interpretan sus papeles sin estridencias. La recordaremos como una buena mujer y como una excelente locutora, como una enamorada del teatro y como una persona comprometida con la cultura a la que siempre le parecía poca cualquier iniciativa que se promoviera para su enriquecimiento.
Hasta siempre.
Montse ya había ejercido en pleno romanticismo del medio radiofónico, en Radio Club Tenerife, a la que siempre llevó en el corazón, según contaba. Su predilección por el teatro le llevó a interpretar varios papeles en obras que eran cuidadas con esmero ante los micrófonos y había que emplear los métodos más insólitos para producir los efectos especiales. Montse, que hablaba inglés perfectamente, era la voz delicada.
José Antonio Pardellas la conoció bien y por eso se refirió a ella con admiración en un emocionado testimonio tras su muerte. Y contó por enésima vez la célebre anécdota: en una obra teatral radiofónica que se emitía tradicionalmente en época navideña, se requería la voz de un niño para que exclamara en determinado momento “Merry Christmas” y “Happy new year”. Montse llevó a un Plácido pequeñito que, bien aleccionado, dijo esas frases con primoroso sabor infantil e inglés, mientras ella lucía orgullosa su maternidad. En su libro dedicado al medio, por cierto, Pardellas ha insertado comentarios y un par de apariciones fotográficas.
Con gran sensibilidad cultural, siempre estaba atenta a cualquier convocatoria y a cualquier creador joven que exponía su obra. Una tarde, con el malogrado Paco Afonso, intercambiamos criterios sobre los memorables bandos de Enrique Tierno Galván. Asistió con alborozo a la creación y puesta en marcha de la Universidad Popular Municipal que años después, tras el suceso de La Gomera, lleva el nombre del que fuera el primer alcalde portuense de la democracia.
Y también siguió muy de cerca el nacimiento del taller de teatro ‘La Recova’, junto a Elsie Ribal y Matilde Perera. Ahí aportó su experiencia y su saber, tan cultivado en aquellas clases de oratoria y declamación que recibió e impartió.
Montse Martínez se ha ido en silencio, como las buenas actrices que interpretan sus papeles sin estridencias. La recordaremos como una buena mujer y como una excelente locutora, como una enamorada del teatro y como una persona comprometida con la cultura a la que siempre le parecía poca cualquier iniciativa que se promoviera para su enriquecimiento.
Hasta siempre.
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