Es
loable cualquier iniciativa que, afrontada con entusiasmo, voluntad
de superación y un poquito de esmero, resulta válida para estimular
una competencia deportiva, por ejemplo, o el quehacer profesional,
individual o colectivo, en una actividad de cualquier naturaleza. No
estamos acostumbrados a eso, precisamente, en nuestros ámbitos más
cercanos, de ahí que valoremos los intentos de emprendimiento que
van aflorando.De la crisis se sale también con imaginación, con
ideas, con audacia y cierta capacidad de riesgo. Entonces, si
fructifican los intentos, estaremos ante nuevos alicientes y esas
actividades cobrarán más interés para practicantes, ejecutivos,
destinatarios y espectadores.
Es
lo que acaba de suceder con la primera edición del Balón de Oro
Canario -hasta la denominación
tiene sus encantos- en la que han venido trabajando Marcos Díaz
Gutiérrez y un entusiasta grupo de colaboradores, algunos de ellos
vinculados al periodismo deportivo que aún ejercen. A la chita
callando, sin oropeles anticipados, conscientes de que era necesario
dedicar horas y suplir la falta de recursos con prestaciones
eficientes que superaran el listón del voluntarismo o del
cumplimiento sin alardes, los promotores se lanzaron a la conquista
de patrocinios comerciales, de apoyos corporativos o institucionales
y de la participación de los propios deportistas para abrir un
espacio en el grupo duodécimo de Tercera división, para todos el
grupo canario.
El
resultado, en nuestra opinión, es muy estimable. Convocan una gala
en la Casa de la Cultura de Los Realejos, lleno su aforo. Ambiente
plagado de expectativas, se notaba. Presentación austera y ajustada
de Pedro Ángel Gómez Barreto, quien imprimió la emoción adecuada
en el momento de las votaciones, proyectadas con transparencia sobre
una pantalla, casi como si de un festival musical se tratara (aunque
fuera grabado). Presentación de los aspirantes. La actuación
musical del dúo Beware, compuesto
por Yaiza Pérez y Eliseo Lloreda. . Proyección de un video que
glosaba la historia de la competición, que se inició en 1980-81.
Presencia en el escenario del máximo goleador de esa historia,
Ignacio Mederos -¡qué orgulloso se hubiera sentido su padre!-
quien, con 44 tantos, aún conserva el récord. Trece periodistas de
las islas, de ambos sexos, que, debidamente identificados, emitieron
sus puntuaciones, entre 1 y 5. Patrocinadores y jugadores finalistas
al escenario. Entrega de premios a los mismos: Echedey Mayor
(Estrella F.C.), Gerardo (Buzanada), Cherre Bello (Las Zocas) y Jorge
(Santa Ursula), así como al ganador del primer Balón de
Oro Canario, Brian Martín,
quien juega como delantero del Tenerife B y ya ha tenido algunas
apariciones en el primer equipo. Barreto le arrancó unas palabras
que contenían tanta gratitud como emoción.
Y
culminó el acto -una duración computada muy llevadera- con el
anuncio de la segunda convocatoria, prevista para enero del año
próximo en Gran Canaria. El grupo canario de Tercera necesitaba un
estímulo así. Y el team de
Marcos Díaz Gutiérrez, muy compenetrado, que parece tener afanes
perfeccionistas, acreditó que es capaz de lanzarlo con decisión y
coraje, desafiando incluso las restricciones. Con modestia pero con
visión clara de que esta es una obra de futuro que, si no hay
alteraciones graves, se terminará consolidando. Desde la puesta en
marcha del Trofeo Teide y del impulso experimentado por el fútbol
femenino, no se conocía una inciativa tan atrayente.
Plausible,
en fin, el empeño de los mentores.
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