lunes, 30 de abril de 2018

LA DIGITALIZACIÓN EN EL TURISMO


Los procesos de digitalización están resultando determinantes para impulsar el crecimiento del sector turístico español y su incidencia en la economía productiva. Los datos globales son reveladores: en el año 2017, más de mil seiscientos cincuenta y seis millones de viajeros (un 20 % más) pudieron embarcarse en todo el mundo, gracias al sistema Amadeus; mientras que casi quinientos sesenta y nueve millones de reservas aéreas (un 6,3 % más) fueron realizadas a través de agencias de viajes.
El director de Relaciones Institucionales para Europa en Amadeus IT, Juan Jesús García Sánchez, ha confirmado, en efecto, que la digitalización en las empresas y en el sector público del turismo se ha convertido en un factor estratégico, “lo que permite ofrecer un servicio más eficiente al viajero tanto internacional como nacional”.
Lo importante es que, en efecto, las empresas sean cada vez más sensibles a los avances tecnológicos que son un elemento cada vez más importante de la competitividad con la que hacer frente a las demandas y a los retos del mercado. Los actores que operan en el medio turístico son conscientes de que sus respuestas a las demandas son primordiales no solo para la promoción de destinos o productos sino para la gestión del desplazamiento y alojamiento de los turistas.
La evolución de los procesos digitales debe servir también para evaluar la sostenibilidad de las ofertas, un auténtico reto para apuntalar la posición de España como destino de primer orden, actualmente el segundo del mundo, por delante de Francia, Reino Unido e Italia. Ya todo da a entender que la recuperación turística de países en áreas estratégicas, como la ribera mediterránea, obliga a los máximos esfuerzos no solo para matener cuotas de mercado sino para fortalecer los rasgos y las características propias de la oferta española.
Por lo tanto, todo lo que se haga para potenciar y mejorar los recursos tecnológicos será una inversión productiva. Es difícil creer que, a estas alturas, la práctica totalidad del sector no esté ya persuadido de que se hace difícil funcionar -y competir- sin una dotación avanzada de recursos técnicos con los que integrarse en los procesos de digitalización. Si se acepta que hay una fase económica expansiva que favorece el crecimiento del mercado vacacional mundial y europeo, hay que corresponder con unas prestaciones adecuadas.
Cierto que para mantener el posicionamiento de España se requiere seguir desplegando un trabajo imaginativo, en el que los sectores público y privado están obligados a coordinar y entenderse; pero es igual de importante que la inversión en equipamiento informático y en la profesionalización correspondiente robustezca las respuestas a las exigencias de los clientes y usuarios.  

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