Será difícil levantar esto.
No está claro cómo y cuándo el país abrirá sus puertas tras el
cierre que ha alterado sensiblemente todas las previsiones. Desde
entonces, el discurso es otro. Normal. Pero no sabemos en qué
consistirá y qué proceso seguirá la normalización. Será
necesaria mucha pedagogía.
Y es que algunas cifras
asustan. La Organización Mundial de Turismo (OMT) calcula pérdidas
por encima de los cuatrocientos mil millones de euros. El Consejo
Mundial de Viajes y Turismo vaticina la pérdida de setenta y cinco
millones de empleos en el sector turístico. La OCDE, en un escenario
de recuperación a medio plazo, vaticina un retroceso de la actividad
turística del setenta por ciento con respecto a 2019.
No, no se trata de poner el
dedo en la llaga sino de anticipar con realismo el escenario en el
que nos vamos a encontrar: economías asfixiadas, productividad en
tasas muy reducidas, movilidad condicionada, medidas sanitarias
extremas, desesperanza sociológica muy extendida…
Será difícil levantar esto.
Pero no queda otra opción que intentarlo.
Día 27 de la alarma
El reloj biológico sigue
funcionando bien pues no hizo falta escuchar el redoble del tambor
acompañando el paso de la procesión del silencio o del Resucitado
que sale de la Peña de Francia a las cinco de la madrugada del
Viernes Santo para despertar y ponernos en pie. Pero este año, sin
ese sonido característico y sin la llovizna pertinaz de algunas
ediciones, en la Semana Santa atípica que contaremos en el futuro,
seguro, en conversaciones con familia y allegados, nada es igual.
Bueno, el ruido y la
operatividad de los camiones y empleados del servicio de recogida
domiciliaria sí que se acentúa cuando clarea la jornada. Desde ese
momento distribuimos la entrada entre los destinatarios de correo
electrónico. Seguimos con visitantes por encima de los tres dígitos
lo cual nos lleva a agradecer tanta fidelidad lectora. Algún
profesional turístico avezado, como Rafael Estartús, detecta tintes
de obviedad en el texto de ayer, dedicado a un cambio de modelo de
gestión en la empresa, y le respondemos que no está de más esa
apreciación porque en el sector hay tendencia a no prepararse ante
lo que se avecina sino a moverse cuando los hechos están consumados
y ver qué hace el de al lado.
Desbordado el depósito de la
mensajería móvil, tal es así que el propio dispositivo avisa de
las limitaciones para el envío de
guasap
o no permite acceder a algunos videos. A borrar se ha dicho, tarea
que se prolonga a lo largo de la jornada.
Al
mediodía una vuelta a la plaza para cumplir con un encargo que nos
hace Sixto Escobar para sus programas televisivos. Nos acompaña
Moisés Pérez. Quería Escobar sonidos naturales en medio del vacío
y la soledad y seguro que el fotoperiodista los obtuvo. Escuchar el
trino de los pájaros mientras saludamos a la ñamera tiene que ser
delicioso. Fue delicioso y hasta estimulante. Terminamos unos metros
más arriba, junto al busto de Paco Afonso, alcalde, gobernador y
amigo del pueblo, en la intersección de las flamantes calles Iriarte
y San Juan, emplazando a los portuenses a superarse ante el futuro,
igual que supieron coadyuvar al formidable proceso de transformación
del municipio que se inició en los años ochenta del pasado siglo.
El de ahora mismo es un Puerto experimental, apto para sensaciones y
ensoñaciones, todavía poco consciente de que no se sabe cómo será
su futuro. Solo una recomendación: no perder la iniciativa. Las
pocas personas con las que nos cruzamos se extrañan de que andemos
por allí: el mismo mensaje.
Los
noticiarios coinciden en que las cifras españolas de la pandemia dan
a entender que la cosa mejora, si es que se puede decir así. Habrá
que reiterar que no hay que lanzar voladores. Pero sí alegrarnos,
por ejemplo, de que disminuye sensiblemente la presión sobre las
Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Y por supuesto, de que la
ministra canaria, Carolina Darias (Política Territorial y Función
Pública), haya superado su afección al cabo de treinta días. Es
una campeona, sí lo sabremos nosotros.
Follón
con las papas de importación y con un Expediente de Regulación
Temporal de Empleo (ERTE) en grupos empresariales del sector
sanitario en las islas, en un caso frenado por el Gobierno de
Canarias y en otro solo de aplicación a los trabajadores no
sanitarios. Empresas mediáticas insulares también afrontan procesos
similares. Son las consecuencias de la paralización derivada de la
pandemia.
No
hay novedades tras la alteración de hace unas fechas en un bloque de
viviendas en La Vera. Nos congratulamos. Que siga así. Las calles
solitarias y vacías arrinconan aún más el Viernes Santo, que
declina con la limitada celebración del Vía Crucis en Roma. Imponen
la austeridad del rito y del recinto.
Y
una mala noticia para concluir: Manuel Artiles, factótum de
MirameTV, ha
sido ingresado, al parecer con un derrame cerebral. Que se reponga.
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