Gobierno
versus periodismo. No es el mejor momento para enconar las
relaciones, desde luego, pero el enfrentamiento se ha hecho palpable
porque los profesionales no aceptan la metodología que se sigue en
la presidencia del Gobierno para la cobertura de las ruedas de prensa
que se convocan para informar de la evolución de la pandemia y de
las medidas que adopta el ejecutivo, esto es, remitir las preguntas
vía guasap
para
que las formule en directo el Secretario de Estado de Comunicación a
los comparecientes, con especificación en pantalla del texto y del
medio que las transmite. El Gobierno alegó en su momento que era el
método más ágil y operativo. Y hasta más propicio con tal de
concretar, corresponder al pluralismo y facililtar la tarea.
Limitaciones de acceso a La Moncloa aparte. Pero era predecible que
no iba a resultar. El periodismo expresó su disconformidad con un
manifiesto titulado La
libertad de preguntar
que reproducimos íntegramente:
“En
una situación de crisis el derecho a la información es más
importante que nunca. Con España en estado de alarma, el
Gobierno disfruta de unos poderes muy superiores a los normales, por
lo que es importante que la prensa realice su labor de control, más
aún cuando el Parlamento ha limitado enormemente su actividad. La
principal forma de ejercer esta función desde el periodismo es a
través de las preguntas -y las repreguntas- a los miembros del
Gobierno.
Sin
embargo, la Secretaría de Estado de Comunicación ha organizado un
sistema en el que todas las preguntas enviadas por los periodistas
pasan
necesariamente por el filtro del secretario de Estado,
que es quien se está ocupando personalmente de formulárselas al
presidente, a los ministros o a los técnicos. Es más, el propio
secretario de Estado ha llegado a formular alguna pregunta al
presidente del Gobierno, o incluso ha tratado de corregir
públicamente a alguno de los técnicos.
Las
dificultades técnicas no son más que excusas. Otros actores
políticos, nacionales e internacionales, realizan ruedas de prensa
telemáticas en las que los periodistas habituales formulan las
preguntas directamente a través de videollamada. De esta manera,
tienen la posibilidad de preguntar directamente, lo que les permite
formular la cuestión después de haber escuchado la comparecencia.
Del mismo modo, tienen
la posibilidad de repreguntar. Es así, y sólo así, como las
personas que dan la rueda de prensa no pueden responder con evasivas,
tal y como ha sucedido reiteradamente en las ruedas de prensa
organizadas en el Palacio de La Moncloa.
Estas
líneas no tienen como objetivo defender ni condenar la gestión del
Gobierno en la crisis del coronavirus, sino garantizar que los medios
de comunicación puedan realizar su función sin mordazas y sin
dificultades añadidas. Estas no son más que excusas para controlar
a la prensa. Que las preguntas al Gobierno las formule un miembro del
propio Gobierno revela
falta de transparencia y un interés por controlar la información.
Su consecuencia deriva en una nueva forma de censura a los medios y
un desprecio intolerable a los mismos ciudadanos a los que se reclama
enormes esfuerzos que mayoritariamente están cumpliendo a rajatabla.
En
ningún caso la declaración del estado de alarma supone una merma en
la aplicación del artículo
20 de la Constitución Española,
que reconoce un derecho fundamental como es el derecho «a comunicar
o recibir libremente información veraz» (20.1.d CE) y que el
ejercicio del mismo «no puede restringirse mediante ningún tipo de
censura previa» (20.2 CE).
Por
todo ello, reclamamos el inmediato cambio
del procedimiento para todas las ruedas de prensa y comparecencias de
miembros del Gobierno y solicitamos el apoyo de los profesionales de
la comunicación a una reivindicación no partidaria que mejorará la
calidad democrática en España y el ejercicio de nuestros derechos
civiles amparados en la constitución, máximo garante de nuestra
convivencia, especialmente en situaciones excepcionales como la que
vivimos”.
El
Gobierno, ante un nuevo flanco de la crisis, consciente de que debe
intentar reconducir la situación (objetivo difícil, dada la
obcecación crispada que algunos acreditan), intentaba ayer tarde
concertar una nueva fórmula que solicitaba a las organizaciones
periodísticas profesionales. Una actitud cabal y consecuente. La
Asociación de la Prensa de Madrid (APM) se vio respaldada por la
Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) en un
comunicado del que reproducimos los siguientes párrafos:
“La
fórmula planteada por la APM al Gobierno sugiere al secretario de
Estado “que sean los propios periodistas habituales de La Moncloa
los que hagan grupos de 5 o 6 periodistas, de tal manera que vayan
rotando cada día y todos se sientan representados. Estos
periodistas pueden añadir alguna pregunta que no haya sido
formulada, o incluso incidir en alguna cuestión importante que haya
quedado en el aire. No pretendemos enmendar el sistema actual, sino
proponer una mejora, de tal manera que, alternando las preguntas
seleccionadas y las que los periodistas presentes formulen, queden
cubiertas las necesidades básicas de todo ese ingente número de
medios que cada día esperan la rueda de prensa”.
La
Asociación de la Prensa de Madrid muestra además “el
reconocimiento expreso a la tarea que están realizando los
gabinetes de comunicación y los medios en este tiempo tan difícil
que nos ha tocado vivir”, además de “agradecer el esfuerzo de
hacer varias ruedas de prensa diarias” y “trasladar nuestra
disposición a ayudar para que los ciudadanos puedan tener siempre
la mejor información sobre esta crisis”.
En
fin, veremos si la negociación que se entable concluye con
resultados satisfactorios para ambas partes. Hay buenas palabras. Ya
veremos los hechos.
Día
18 de la alarma
Cuando
amanece, un hombre de mediana edad accede con cinco perros atados a
la plaza del Charco. No hay nadie, claro. Se queda en los alrededores
de la pila central, coronada por aquella ñamera que como nadie
cantara María Rosa Alonso.
Un
día más, la vida sigue igual. Aunque algunos números indiquen que
hay tendencia a la estabilización.
Ojalá. Bueno, hoy empieza el cumplimiento de las obligaciones
fiscales. El saludo afectuoso de Juan Domíguez del Toro y la
revelación del maestro Juan Cruz Ruiz, que prepara un nuevo libro.
Víctor Yanes debe tener ya las pruebas de imprenta del suyo, un
relato delicioso de prologar. A la espera de que vea la luz, nos
obsequia con un texto titulado “La entidad vírica maléfica”,
aparecido en el sitio web
Difunde Cultura Canaria.
Escribe que el silencio es el nuevo laxante emocional. Su definición
es apabullante: “Un descomunal paréntesis frena nuestros pasos.
Vivir dentro de un paréntesis es estar en un alojamiento nunca antes
conocido: una burbuja de atmósfera enrarecida…”.
Tertulia
a mediodía en Cope Tenerife, pero sin ganas de polemizar. Los
profesionales del turismo están a la espera. A la espera de alcanzar
la recuperación o la normalización. Confían (ansían) en volver a
verse, abrazarse, echar la perra de vino y seguir trazando proyectos.
Mientras tanto, guasapean
sin desmayo (han creado un grupo titulado “Te vamos a machacar”,
en referencia al virus dichoso), leen informaciones del sector y se
preguntan, en silencio, cómo será la turoperación del futuro y la
gestión del hotel. Lo mejor: ni pierden el humor ni la oportunidad
de aplaudir. Lo hicieron, ya de noche, cuando se sabe que la compañía
Jet
2 retomará
los vuelos con Tenerife el 17 de junio. Otra compañía,
Easy jet,
lo hará el 26 de ese mismo mes. Noticia esperanzadora, pues.
La
foto de las ruedas de prensa en La Moncloa ha cambiado porque algunos
de los que las ofrecían han ido cayendo. Por cierto, desde por la
mañana circula un manifiesto que discrepa abiertamente del método
que se sigue en esas comparecencias, de alto valor informativo, digan
lo que digan. El texto se titula Libertad
de preguntar
y ha cundido porque por la tarde, el Gobierno condesciende a pactar
una alternativa.
Un
viejo amigo, del linaje Ceballos, en Punta Brava, fallece
repentinamente con una parada cardiorrespiratoria. La bolsa española
inicia abril tras el peor trimestre de su historia. Otra arista
preocupante: durante el estado de alarma, las llamadas al 016 por
violencia machista han aumentado un 18 %. Y más de cuatrocientas
pateras han llegado a Canarias desde que se inició el estado de
alarma.
¿Ven
cómo la vida sigue igual?
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