Plátano
de Canarias, la marca, nuestro distintivo, el que aglutina a la
Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias
(Asprocan), tenía la mejor intención: hizo una oferta de fruta
gratuita para los niños más vulnerables, aquellos que tuvieran
menos recursos durante el confinamiento, a la presidencia de la
Comunidad de Madrid. Si aceptaba, cerca de once mil quinientos niños
comerían fruta fresca durante tres días a la semana, complementando
las bandejas de comida rápida precocinada cuya provisión ya había
sido contratada con dos importantes firmas especializadas.
Esa
era la noticia para desayunar en la edición de ayer del diario El
País. Pero
no pudo ser. Desde el gabinete de la presidencia de la Comunidad,
agradecieron la generosidad y conectaron a la gerencia de Asprocan
con la de las citadas firmas que no aceptaron, según la información,
porque debían recogerlos en Mercamadrid, el gran nudo de
distribución en Vallecas. Mientras una no respondía, otra contestó
que negociaba el reparto al 50 %, pero no alcanzaron un acuerdo.
Estos niños madrileños, pues, se quedan sin plátanos, a diferencia
de los de Andalucía, Extremadura y Castilla La Mancha que los han
recibido mediante empresas de catering
escolar
que atienden programas de beca comedor. Sobra decir que la fruta
fresca mejoraba considerablemente los valores nutritivos de los
menús.
Son
respetables las razones esgrimidas para no no haber materializado la
donación –repitamos, la donación--, en el fondo un problema
logístico que seguro tenía solución. Como respetables son los
criterios e intereses empresariales. Pero que, en las circunstancias
que concurren y teniendo en cuenta quiénes eran los beneficiarios,
no haya sido viable una decisión tan sustanciosa, resulta difícil
de digerir. Asprocan,
según informó
canariasahora.com,
lleva repartidos más de un millón y medio de plátanos desde que
estalló esta crisis tras la declaración del estado de alarma. Lo
hace prácticamente en todas las comunidades autónomas con el
objetivo de que puedan llegar a personas vulnerables, menores con
beca de comedor. En Canarias, donde ha llegado a más de cinco mil
familias, utiliza a Cruz Roja, pero en la Península se apoya en los
cincuenta y dos bancos de alimentos o en empresas que se dedican a la
restauración colectiva de comedores escolares o de residencias
asistenciales de todo tipo. De hecho, en la información del citado
digital se cita que en la misma Comunidad de Madrid, los plátanos
donados por los productores isleños se están sirviendo sin problema
en hospitales y residencias de mayores por el método rechazado por
las dos firmas a las que resultó imposible asumir la inclusión y
distribución de la fruta.
De
esa forma, ha sido imposible rescatar aquel célebre eslógan de hace
décadas, el primer mensaje de promoción de nuestra fruta por
excelencia: “Todos los días, un plátano (Por lo menos)”. El
episodio quedará en la intrahistoria de la pandemia. Lástima: acaso
con un poco más de voluntad se hubiera solucionado felizmente.
Día
53 de la alarma
Temprano
ante el televisor para seguir del debate en en el Congreso que habrá
de aprobar la prórroga del estado de alarma solicitada por el
Gobierno. Las noticias de la tarde-noche anterior, con el anuncio de
Inés Arrimadas (Ciudadanos), de votar favorablemente, secundado por
la misma decisión a cargo del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y de
los dos diputados de Coalición Canarias (CC), habían despejado el
horizonte. Pero siempre hay que aguardar, no solo para conocer los
ángulos argumentativos, sino para confirmar las posiciones. Y el
resultado de la votación, claro. Se le ve seguro al presidente
Sánchez. Y al portavoz del primer partido de la oposición (PP),
Pablo Casado, bien documentado para su crítica, solo que, como otras
veces, no aporta alternativas. El representante de la ultraderecha
deja caer la censura, pero que la presenten los populares. Los
catalanes independentistas, a lo suyo. La canariedad trata de
justificar su sí al haber sido atendida su petición relativa a los
expedientes de regulación temporal de empleo que, en realidad, ya
había sido concertada previamente entre los dos ejecutivos.
Un
alto al mediodía para intervenir en el análisis de Cope Tenerife,
coordinado por Guillermo García Saavedra. Aflora el asunto de la
parálisis funcional del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife,
recurrente en el discurso del portavoz municipal popular, Carlos
Tarife. No da buen ejemplo el gobierno local capitalino cuando en
otros ayuntamientos insulares se han celebrado incluso plenos
telemáticos.
Bueno,
hay que congratularse de que, al cabo de dos meses de crecimiento
continuado, se haya vivido el martes el primer día sin contagios en
las ocho islas del archipiélago. Pero no hay que relajarse, insisten
desde instancias gubernamentales. Claro, viendo los registros del
miércoles se entienden las cautelas: un fallecido, cuatro
diagnosticados positivos y treinta y cinco altas. Hay que seguir en
la brega.
No
habrá Trofeo Teide de fútbol. Preparaban la quincuagésima edición
pero, tal como están las cosas, no va a poder ser. Le correspondía
la organización al Ayuntamiento y a la Unión Deportiva Orotava,
uno de los clubes fundadores, junto a Puerto Cruz y Real Unión de
Tenerife. Cincuenta años ya de aquellas inacabables reuniones en el
hotel Marquesa, con sus propietarios, los hermanos Luis y Fernando
Díaz, y los dirigentes Ventura Machado, Luis Guiance, Alberto
Hernández Illada, Pedro Real… El empeño cristalizó. Solo que su
evolución no se ha correspondido con las finalidades originales de
sus promotores. Las bodas de oro, entonces, para 2021. El virus
también se ha llevado por delante una apreciada competición
futbolística que se mantuvo ininterrumpidamente desde su fundación.
Por
seguir en el plano deportivo: falleció, a los 91 años, Miguel Ors,
a quien recordamos en blanco y negro, cuando alternaba sus
apariciones y transmisiones televisivas con los comentarios y
reportajes en el extinto diario
Pueblo.
Ors, en aquellos años, destacó por su concisión.
La
tarde soleada invita a pasear. Las mujeres, de todas las edades, lo
hacen en ropa deportiva y se las ve desenvueltas. Los pájaros se
desgañitan en los laureles de la plaza. Su último trino antes de
retirarse a dormir. Los niños tienen espacio más que suficiente
para divertirse con sus patinetes en las vías de los perímetros de
la plaza. Los dejan atrás para recoger las chocolatinas que arrojan
desde los balcones. ¡Santo cielo! Parecen los tiempos en que los
niños portuenses pedían ¡’penny, penny’! (por penique) a los
extranjeros que nos visitaban a principios de los años sesenta del
pasado siglo. Ahora son otros tiempos. Desconocidos.
Cuarto
menguante
(Del Medio Ediciones) es el título del libro del portuense Enrique
González Hernández cuya presentación, prevista para el Castillo
San Felipe, hubo de ser aplazada ya imaginan por qué. Se hará
ahora, el próximo 15 de mayo, a las siete de la tarde, vía digital.
Con presencia de Emilia Vié y Manuel Pérez Cedrés. Será, pues,
una presentación inédita en los ámbitos locales. Suerte.
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