Como
era previsible, el proceso de reanudación de la actividad turística
está siendo complicado cuando no ha hecho sino arrancar. Cada
operador, cada destino, cada asociación, si nos apuran, cada
establecimiento, presenta circunstancias singulares que es
absolutamente normal que haya recelos y descontentos. Ya los había
en época de bonanza, pues cómo será ahora, cuando las
determinaciones no satisfacen plenamente y siempre dejan abierta una
ventana a la crítica.
Ha
expresado su escepticismo la asociación ‘Mesa del Turismo’,
presidida por una figura relevante del sector, viejo conocido en
Canarias y antecesor del tinerfeño Jorge Marichal en la presidencia
de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos
(Cehat). Joan Molas ha acogido con escepticismo cauteloso el plan de
retorno a la actividad “pues las medidas son escasas”, si bien
“arrojan una tímida esperanza en el camino hacia esa nueva
normalidad”. Marichal no le ha ido a la zaga, y al proclamar su
decepción, habla de brindis al sol vaticinando que “con este
cuadro es imposible que reabramos los negocios sin destrucción del
tejido empresarial”.
Pero
es Molas quien pone el acento en una cuestión clave para salir de la
crisis: los protocolos sanitarios específicos para el turismo que
habrían de tener la correspondiente homologación nacional y
europea. Tal como evoluciona la pandemia, no solo se trata de
incentivar la movilidad sino de concretar con claridad medidas
técnico-sanitarias que, a su vez, habrán de estar consignadas en
los protocolos que rijan para cada uno de los subsectores turísticos,
principalmente el hotelero. Sin ellos, será complicada la reapertura
segura de los establecimientos. Los clientes, con lo ocurrido, serán
exigentes y querrán tener las máximas garantías. Con razón, dice
el presidente de la ‘Mesa del Turismo’ que es “imperativo
garantizar la protección y confianza del consumidor con la inmediata
adopción de unos protocolos sanitarios comunes que permitan la
reapertura segura de los establecimientos hoteleros”.
Consta
que hay varias instituciones y varios foros donde se están tratando
estas cuestiones para ultimar y coordinar las medidas que marcarán
una nueva etapa en el turismo. Ahí es donde tienen que aportar los
agentes del sector, propietarios, empresarios, profesionales y
trabajadores. El gran objetivo es que lleguen los clientes pero éstos
han de hacerlo con seguridad y confianza. Para muchos es partir de
cero, como si se empezara a hacer méritos para recobrar la
fidelidad. Se entiende que haya una cierta ansiedad por reabrir pero
no se trata de una carrera a ver quién llega primero sino de
preparar la carrera con fundamento, con unos mínimos comunes para ir
ejecutando bien las aplicaciones que proceda. Ahí se basarán esos
objetivos claros de seguridad y confianza para seguir siendo
competitivos, primero en el conjunto de una oferta y luego por sí
mismos o como producto individualizado.
Molas
abunda en un aspecto sustancial: las empresas turísticas van a
necesitar un compromiso adicional por parte del Gobierno. Sea cual
sea, si se plasma, dará igual: siempre habrá insatisfacción,
parecerá insuficiente. Pero hay que intentarlo: esa exigencia de
liquidez es fundamental para el buen funcionamiento del engranaje de
este negocio Los meses de inactividad han hecho que, en muchos casos,
la liquidez se evaporase. Está claro entonces que su recuperación
pasa por exenciones fiscales o por bonificaciones en la facturación
de proveedores externos, entre ellos, la de los propios servicios
esenciales.
No
debería agotarse ahí el compromiso del que hablamos sino que habría
de prever estímulos financieros a la inversión y a las propias
operaciones turísticas, posibilitando, como apunta Molas, líneas de
financiación para empresas que vayan a adoptar las soluciones que
garanticen los protocolos sanitarios o las reformas e instalaciones
que habrán de acometer para dar respuestas a nuevas normativas y
exigencias de visitantes que quieren sentirse seguros en el entorno
inmediato.
El
caso es que la pandemia cambia muchas cosas en una industria vital
para el país y para Canarias pero que está obligada a replantearse
muchas cosas porque el monocultivo tiene sus limitaciones y cuando
entra en crisis, las consecuencias son catastróficas. La movilidad y
la conectividad aérea son primordiales. Hay que esmerarse.
Día 47 de la alarma
Termina
abril. Sabina canta preguntándose quién lo ha robado. Bueno, ha
sido muy duro, la verdad. Como todo lo pandémico, aún irresoluto.
Será costosa la recuperación, volver a la nueva normalidad, que se
dice en las últimas horas, cuando el Gobierno cumple con su deber y
explica el alcance de las fases y marcadores del desconfinamiento.
El
día de hoy, jueves, también va a ser delicado. Desde temprano, los
datos del Instituto Nacional de Estadística causan desazón. El
virus y sus estragos: el Producto Interior Bruto (PIB) se redujo un
5,2 % entre enero y marzo. Es un batacazo, pese a que enero y febrero
tenían registros muy aceptables. El Banco de España pronosticaba
una caída del 4,7 % y subió hasta superar el 5 %. Hubo un 4,25 %
menos de horas trabajadas, según la Encuesta de Población Activa
(EPA) y el hundimiento del comercio minorista llegó al 15 %. El
consumo baja un 5,1 % durante el trimestre. Las inversiones
retroceden otro 5,3 %. Y las exportaciones e importaciones caen un
8,4 %. Los porcentajes, desde luego, son desolares. Los sectores más
afectados son comercio, transporte y hostelería. Los analistas
económicos lo tienen difícil para hacer equilibrios y coinciden en
que los registros del segundo trimestre serán aún peores: entre
abril y junio, la caída puede alcanzar el 15 %.
Es
natural pues que con estas cifras se extienda el pesimismo. Porque
las expectativas no son favorables. Igual es una exageración pero el
costo será el de aquel sangre, sudor y lágrimas ‘churchilliano’.
Es la hora de una respuesta europea que ataje el desplome, no solo en
España sino en toda la Unión.
Antonio
Salgado Pérez telefonea para convenir en que hay que hacerle llegar
a José Legra la entrada de ayer. A sus 77 años, “refrescará la
memoria y la alegrará”, dice.
Canarias
encabeza el registro de llamadas al teléfono de ayuda contra el
machismo criminal. Cuesta escribir que después de tanta campaña y
de tanta sensibilización no tengamos remedio. Chus Pedreira, siempre
atento a los acontecimiento portuenses, con el Boletín Oficial del
Estado (BOE) en la mano, rescata un viejo aforismo jurídico, “cuando
la norma no distingue, no se puede distinguir”, para advertir de
una rara circunstancia para afrontar el tiempo de salida para andar o
pasear, dispuesto por el Gobierno. Sostiene Pedreira que ha de
entenderse que solo una vez al día, solo en la franja horaria (bien
de 6 a 10 o de 20 a 23), y máxima distancia de tu domicilio, un
kilómetro, “puedes andar o pasear el tiempo que quieras, máximo
cuatro horas por las mañanas y máximo de tres horas por la
tarde/noche”. El caso es que se espera que unos ochenta mil
canarios salgan a pasear o corre sin restricciones.
Mientras
el martillo de las cifras del hundimiento económico golpea sin cesar
durante la tarde, antes de entrar en Ycoden
Daute Radio, con
Narciso Ramos, donde valoramos esas consecuencias y el papel que
corresponde a los ayuntamientos para impulsar las alternativas a la
crisis, que no debe agotarse en la pugna por lograr la disponibilidad
del superávit o los remanentes de tesorería, nos fijamos,
precisamente, en una iniciativa del consistorio portuense: el
concejal-delegado del área de Ciudad Sostenible y Planificación,
David Hernández, va a priorizar la tramitación de determinados
expedientes para favorecer la ejecución de obras y las resoluciones
de ocupación de vía pública asociadas. Se quiere simplificar
trámites y acortar plazos, igual que con las solicitudes de informes
urbanísticos de usos. Veamos si surte efectos.
La
jornada termina con el dato de la consejería de Sanidad del Gobierno
de Canarias: un nuevo contagio y un fallecido en las islas durante
las últimas veinticuatro horas. Veintidós personas recibieron el
alta médica. Ya son mil ciento cincuenta y tres personas las que
sanaron. Bien.
Y
mañana, festivo. 1 de mayo.
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