Está
llegando la hora de que el turismo disponga de su propia vacuna
anticrisis. Es la conclusión de Iñaki Garmendia, miembro del Comité
de Expertos de la Organización Mundial de Turismo (OMT), en un
análisis que es de lo mejor que hemos leído sobre el sector en esta
ya larga pandemia.
Y
es que la crisis, como ya ocurriera en otras anteriores, obliga a la
búsqueda de alternativas que, en el fondo, sean nuevos caminos y
nuevas oportunidades. Lo que dure el proceso dependerá de la
imaginación y de la actividad de los propios afectados. Esa vacuna,
en opinión de Garmendia, comporta procesos preventivos y paliativos
y debe establecer conexiones estratégicamente diseñadas y
suficientemente adaptables para dar respuesta allí donde se precise.
Es
el sector, con sus agentes públicos y privados, el que está
obligado a intentar contar con esa suerte de antídoto. No hacerlo
supone seguir moviéndose en tinieblas y alargar ese estado
permanentemente inquietante de las incertidumbres, significa no saber
a ciencia cierta qué camino emprender, ralentizará la salida de la
crisis y de otras situaciones que podrían surgir en el futuro, lo
que condicionará la evolución de los mercados y hasta su propia
credibilidad de los países emisores y de los destinos turísticos.
“A
menudo el sector ha sido catalogado como resiliente y de fácil
recuperación. Pero, por favor, en este caso echémosle más de una
mano”, ha solicitado este consultor que fue responsable de
Promoción Turística y Marketing del Gobierno vasco y ejerce como
profesor visitantes varias universidades españolas y extranjeras.
Su
análisis del escenario en el que se va a desenvolver el turismo tras
la pandemia consigna la necesidad de que las ofertas existentes
deberían verse complementadas con todo un novedoso paquete de bienes
y servicios. Estima Garmendia que “es probable que la actitud de
los turistas se vuelva más cauta y que, al principio, se orienten
hacia destinos de proximidad por precio, facilidad de acceso y
confianza”. En este sentido, abunda en que brotará una tendencia
hacia la flexibilidad en las reservas, cancelaciones y seguridad
“para superar –dice- la aparición de posibles frenos, controles,
pasaportes especiales y áreas restringidas”.
Esas
apreciaciones hacen intuir políticas, además de emprendedoras, más
sólidas y categóricas. Seguramente, más de uno entenderá ahora lo
que es la competitividad de verdad. La recuperación del sector pasa
por algunas estaciones de exigente nivel y para ello, para ganar
credibilidad, habrá que dar respuestas persuasivas con ofertas y
productos manifiestamente contrastados y mejorables. Garmendia cree
que las iniciativas y campañas promocionales deben dar un vuelco
considerable, de modo que “las personas y la ética se conviertan
en su centro de referencia”.
Un
nuevo escenario, un nuevo modus
operandi
al que el sector debe hacer frente con imaginación y hasta con
cierta audacia. Ahora es cuando debe desplegar su capacidad creativa.
Por eso, hemos insistido en que sirve de poco la impresión
apocalíptica que se desvíe de lo que realmente importa. Muchos
profesionales se animan con expresiones recurrentes y apelan,
precisamente, a la experiencia para salir airosos de un trance sin
parangón. Si entonces hubo valentía y solvencia, ahora hay que
reeditarlas. Y para ello, hay que disponer de una vacuna anticrisis
turística propia. Que ni la atomización de agentes e intereses
impida su obtención.
Día
51 de la alarma
¡Uf!
Esto ya no es lo mismo. Las voces redivivas, los ruidos son otros. Ya
no es la sinfonía de las aves y los pájaros en las copas de los
laureles y las palmeras la que despierta cuando se alejan las sombras
de la noche. El primer día del ordenado y gradual desconfinamiento,
el primer día de la reanudación de alguna actividad laboral,
comporta cambios en la rutina pandémica. Desde muy temprano,
resurgen algunos sonidos que andaban perdidos en la monotonía de la
crisis. Voces, casi gritos, de operarios; martillos eléctricos y
manuales; golpes; giros de amasadoras; furgones y vehículos que
acceden y se van; el trajín de personas que van con bolsas a algún
lado y se saludan a distancia… Algunas pautas sociales recobran
vida. Tendencia a la pseudonormalidad, parece.
Con
lo bien que se lo pasaba Teresa, hermana de Antonio Salgado Pérez,
paseando por las ramblas santacruceras, apreciando el frescor y hasta
el aroma de la vegetación, presumiendo y disfrutando de los
laureles y otras especies en ese paseo tan característico de la
capital.
Pero,
bueno, son señales de cierto optimismo y de cierta energía
apreciables en un lunes desapacible. Un vecino ayuda a retirar al
roedor que apareció muerto en la azotea próxima. Después, un par
de aguaceros. Mayo y sus vaivenes. Y sus cambios de temperatura, como
se contrastará por la tarde, mientras arreciaba la controversia
sobre la prórroga del estado de alarma que el Gobierno solicitará
el miércoles en las Cortes.
Un
hecho pendiente de consignación: el Club Deportivo Hidra Puerto de
la Cruz de tenis de mesa ya ha sido reconocido como equipo de Primera
División. La Federación Española tomó la decisión después de
que la competición fuera detenida como consecuencia de la pandemia.
El equipo portuense andaba en posiciones de ascenso, de ahí que
estrene categoría. Siempre tuvo el tenis de mesa portuense
destacados practicantes y algunos logros individuales. Los actuales
integrantes del Hidra son herederos de aquellos que brillaron en una
disciplina que también llamábamos ping-pong.
Es
curioso: pese a ser disciplinas deportivas minoritarias, waterpolo,
beisbol y tenis de mesa han tenido representantes portuenses en las
máximas categorías nacionales.
El
historiador realejero Javier Lima Estévez publica un interesante
trabajo sobre una epidemia de fiebre amarilla en el Puerto de la Cruz
en los primeros años del siglo XIX. Una epidemia que se cebó con
los más humildes. Tras una investigación del padrón, padecieron la
enfermedad dos mil seiscientas cuarenta y dos personas.
En
la actualidad, las cifras de los efectos de la COVID-19 siguen más o
menos estables. Tacoronte, que es el municipio norteño con mayor
número de fallecidos, ocho, había registrado el pasado domingo
veinticuatro altas. En el Puerto, según la Consejería de Sanidad
del Gobierno de Canarias, una; en total diecisiete, frente a los
cincuenta y tres contagios y cuatro fallecimientos.
Ni
las pruebas anticipadas ni la utilización de dos dispositivos
facilitaron la intervención prevista en una tertulia digital
mediante videoconferencia que realizan, con éxito, desde Güímar y
se titula “El Empaquetado”. Pedimos disculpas a sus promotores
pero el ancho de banda de nuestra wifi no da para más.
La
amiga Natalia González nos recuerda en un lacónico mensaje que
nuestro cumpleaños coincide con el Día Mundial de las Abejas. Un
breve recorrido por la red social facebook
permite
contrastar que se ha convertido en un campo difícilmente
transitable dada la radicalidad, el fundamentalismo y las
descalificaciones de las que hacen gala muchos usuarios y usuarias.
Con razón se han ido retirando muchas personas, hartas, sin duda, de
insultos, descalificaciones y ataques personales. Por no hablar de
falacias y montajes.
Una
buena noticia antes de acabar la jornada: la ministra de Trabajo,
Yolanda Díaz, apoya al Gobierno de Canarias para prorrogar los
Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) sobrevenidos por
fuerza mayor, de modo que sea posible proteger a personas
trabajadoras y empresas durante el proceso de recuperación
económica.
Una
estrofa de Mario Benedetti pone un punto seguido a la esperanza:
“Cuando la tormenta pase/ y se amansen los caminos,/ y seamos
sobrevivientes de un naufragio colectivo,/ con el corazón lloroso y
el destino bendecido,/ nos sentiremos dichosos/ tan solo por estar
vivos”.
Por
si alguien anda despistado: esto no se ha acabado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario