Es una buena noticia de la que
hay que congratularse. Quienes llevamos años preocupados por la
planificación urbanística del Puerto de la Cruz, quienes hemos
constatado la necesidad de emprender acciones para preservar y
conservar elementos de su patrimonio, quienes hemos lamentado desidia
e insensibilidad y, sobre todo, falta de iniciativa para afrontar con
decisión planes que dinamicen y fortalezcan sus valores
patrimoniales, sobre todo, en el área del casco, hemos de sentirnos
esperanzados con el acuerdo del gobierno municipal relativo al
encargo de redacción del Plan Especial de Protección del Conjunto
Histórico (PEPCH). La encomienda será trasladada a la empresa
pública ‘Gestión y Planeamiento Territorial y Medioambiental
(Gesplan)’, adscrita a la consejería de Transición Ecológica,
Lucha contra el cambio climático y Planificación territorial del
Gobierno de Canarias, que tendrá veinticuatro meses de plazo para
llevarla a cabo. Los
trabajos están presupuestados en 274.558,40 euros, que serán
abonados por el Ayuntamiento en tres anualidades. Para 2020, el
importe asciende a 165.400,78 euros, con cargo a la aplicación
presupuestaria de redacción de proyectos de urbanismo. El
consistorio, a través del área de Ciudad Sostenible y
Planificación, está tramitando con el Cabildo de Tenerife la
solicitud de la subvención prevista en el Plan de Patrimonio
Histórico 2016-2020 de la corporación insular para financiar el
PEPCH portuense. Tan importante como la financiación y los objetivos
del Plan, es el proceso de elaboración de éste, o sea, disponer de
un equipo especializado de personas con experiencia en redacción de
planeamiento y planes de protección, además de contar con el apoyo
técnico de especialistas externos en materia de patrimonio histórico
y participación ciudadana.
De
verdad, portuenses: es el futuro de la ciudad lo que está en juego.
No nos inhibamos ni descansemos responsabilidades en terceros. Si
queremos que la localidad del futuro tenga una personalidad
urbanística propia, hay que moverse desde ahora. A los actuales
gobernantes corresponde activar y articular medidas de participación
para que se note el sello ciudadano, para probar que somos dueños de
nuestros propios destinos. Este tiene que ser el plan de todos. Solo
con una voluntad decidida de acercarse y moverse sin reservas será
posible que el Puerto del futuro es el fruto de un trabajo colectivo
serio, fundamentado y participativo.
Estamos,
pues, ante la elaboración de un documento estratégico, ante la
provisión de una herramienta urbanística de suma importancia que,
sobre el papel, ha de garantizar la conservación del casco
portuense, propiciando mejores y sostenibles condiciones de vida, y
el desarrollo del emprendimiento. Ha de ser el propio gobierno local
el que actúe con celo y diligencia en este asunto, sin duda (en caso
de materializarse) uno de los hitos del mandato y que mejor puede
sustanciar su balance de actuación. Era uno de sus objetivos al
comenzar aquél, luego dado el paso, tendrá que esmerarse en su
confección, aprobación y seguimiento.
Es
natural que el alcalde, Marco González Mesa, esté contento, ya
pensando en “un modelo de ciudad vivo y moderno, en el que la
identidad y la historia desempeñen un papel fundamental. El plan
permitirá dar cabida a proyectos estratégicos en el ámbito de la
cultura y el patrimonio”. También hace planes el teniente de
alcalde, delegado de Ciudad Sostenible y Planificación, David
Hernández, sabedor de que “el PEPCH no se limita a la mera
protección del patrimonio sino que conecta ésta con otras
cuestiones clave como la sostenibilidad, la accesibilidad y el
impulso de la actividad económica”. Se atreve incluso con un
pronóstico que gustará, teóricamente, a propietarios e inversores:
“El Plan, además de establecer, entre otros, los criterios de
edificación, usos admitidos, conservación y rehabilitación en el
casco histórico, agilizará la tramitación de licencias de obra, ya
que con su entrada en vigor dejará de ser necesaria la autorización
previa de la unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo”.
El
primer paso ya está dado. Que sea una larga caminata, no importa,
con tal de llegar a buen puerto. Es el futuro de una parte de la
ciudad lo que está en juego. Seamos conscientes de que no hay marcha
atrás.
Día 62 de la alarma
Llegamos
a viernes. Con un dato inquietante: el índice de contagios del virus
en Canarias aumenta con la desescalada y ya está por encima de la
media nacional. Según los registtros del Instituto de Salud Carlos
III, el número de reproducción básico instantáneo, que mide el
número de personas que se contagian a partir de una persona
infectada, se coloca por encima del 1 desde el pasado lunes, al que
no ocurría desde el pasado 31 de marzo. El Gobierno de Canarias
había advertido alguna señal de despreocupación “que es
inquietante”. El presidente Ángel Víctor Pérez remarca la
importancia de la responsabilidad y el comportamiento social para
evitar el riesgo de un rebrote de contagios. Queda dicho. Si no se ha
entendido que el virus sigue ahí, con sus propiedades contagiosas,
es que estamos expuestos a lo que sea. Lo advierte el doctor Simón:
“Ninguna comunidad tiene inmunidad que la proteja de un rebrote”.
Y luego hay que leer sucesos como este: unas sesenta personas han
sido identificadas en senderos de Anaga incumpliendo las normas de
desescalada. Incorregibles.
Dice
adiós definitivo el pintor valenciano Juan Genovés, caracterizado
por su realismo social y sus cuadros de multitudes. El más célebre,
posiblemente, sea “El abrazo” (1976), perteneciente
a la colección del Museo Reina Sofia, donde su contemplación
emociona. Fue concebida para ser reproducida en un cartel para
Amnistía Internacional durante la Transición. Más tarde se
convertiría en escultura en la madrileña plaza de Antón Martín
como homenaje a los abogados laboralistas asesinados en Atocha.
“El abrazo” de Genovés es una obra para la historia de España.
Descanse en paz.
Con
mascarilla, hay que pasar por la frutería y por la farmacia. Al
mediodía debe haber más gente pues hacemos cola en la calle en
ambos sitios. Las zanjas de la obras para la recogida de aguas
pluviales ya superan la calle Santo Domingo. El desvío del tráfico,
vallado y señalizado, se hace por La Marina. Como toda la vida en el
Puerto, hay personas observando el desarrollo de los trabajos.
El
cono sigue allí, su último emplazamiento, pegado a una de las
columnas exteriores del edificio. Hay un señor escuchando un
transistor sentado en un banco de la plaza del Charco. Antes era más
frecuente esa estampa. La pila de la ñamera permanece vacía. Las
cafeterías están animadas, muy concurridas. A alguien le sobra una
moneda de cincuenta céntimos y se quiere pesar pues se nota más
pesado, con tanto paseo casero hasta la cocina “a picar algo”.
El
periodista y consultor político, Enrique Fárez, titular de la firma
canaria ‘MMY Analytics’, es promotor de una operativo de escucha
en tiempo real de las conversaciones en redes sociales en las islas.
En la información que publica canariasahora.com,
Fárez, siempre en posición de avanzada tecnológica, explica que
“es
una combinación de alta tecnología y analistas experimentados
quienes, a partir de las conversaciones en redes sociales, blogs y
digitales, clasifican con la asistencia de la inteligencia artificial
los miles de publicaciones que se difunden en las islas cada hora”.
Resultado: un informe diario fruto de una lectura y análisis humano
que ofrece la fotografía del clima social en tiempo real y, a lo
largo del tiempo, las tendencias sociales.
Descienden
los fallecidos y repuntan ligeramente los contagios, resumen de la
jornada en la que estábamos pendientes de lo que ocurría con las
comunidades pendientes de su pase a la fase 1, Madrid, Barcelona y
más de la mitad de Castilla y León siguen en fase 0, aunque con
menos restricciones. La Gomera, El Hierro y La Graciosa, junto a
Formentera, ya están en fase 2.
Por
cierto, ¿cómo se habrá quedado el ministro Garzón al saber que
Europa sale al rescate del turismo? Y es que el sector aporta un 10 %
al Producto Interior Bruto (PIB) comunitario.
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