Esa mochila de la que tanto se habla y que, en el siempre incierto mercado laboral, puede encontrar acomodo para sustanciar una transformación importante. La ‘mochila austríaca’ consiste en un modelo de indemnización laboral basado en cuentas individuales de capitalización para la movilidad. Algunos expertos, en efecto, estiman que parece hecho a medida para iniciar la reforma del mercado laboral que nuestro país necesita.
El origen está en Austria. Cuando este país decidió modificar filosofía y estructuras laborales, sustituyó el sistema de indemnización abonado por la empresa –como el que tiene España- por otra pauta que el trabajador lleva consigo durante toda su vida laboral: una mochila virtual en la que acumula fondos para un eventual despido o una programada jubilación.
La empresa contratante deposita cada mes en la mochila del trabajador un importe equivalente al 1,53 % de su sueldo bruto. El importe se va acumulando en ese fondo personalizado justo hasta el momento en que el trabajador cesa en su puesto. Se trata, en otras palabras, de una capitalización de recursos económicos con vistas a una posible pérdida de empleo. Es en ese momento cuando se puede acceder a la mochila.
El sistema ha funcionado y ha sido asimilado, con modificaciones, por otros países. En España, dicen esos mismos expertos, las ventajas que comporta para el trabajador pueden ayudar a sanear un mercado laboral disfuncional. Aumentaría la movilidad del mercado laboral pues, hoy en día, un trabajador puede elegir no cambiar de trabajo ya que teme perder una situación indefinida o unos derechos a indemnización acumulados. Con el modelo de la mochila, estos incentivos desaparecen y el trabajador tendría más libertad para cambiar de puesto de trabajo, buscando el empleo que mejor le convenga o que esté mejor adaptado a sus habilidades o su situación personal. El dinero acumulado le sigue perteneciendo aunque deje el trabajo voluntariamente, a diferencia de la indemnización actual.
Si estas son, a grandes rasgos, algunas de las ventaja para los trabajadores, para las empresas entrañarían que podrían perder el miedo a contratar que les impone la indemnización. Una empresa pequeña, sobre todo, puede temer no poder acumular los fondos necesarios para un eventual despido de sus empleados, y ese temor puede llevarle a crear solo puestos de trabajo temporales, o simplemente a no crearlos.
En este sentido, la mochila incrementa la seguridad empresarial y podría llevar a un aumento del empleo de calidad. El recurso constante a la contratación temporal dificulta la acumulación de conocimiento que los trabajadores obtienen con la experiencia y que puede ser una ventaja competitiva clave para las empresas.
La viabilidad y la solvencia del sistema dependerán de los recursos del Estado de bienestar. Lo fundamental: que haya muchas personas trabajando y pagando impuestos. España tiene una movilidad laboral muy reducida, y este sistema podría ser el inicio de una transformación hacia mejor empleo y más productividad. El ahorro capitalizado, principalmente para los que han trabajado muchos años, podría ser muy útil, desde luego, en un país que envejece rápidamente, y donde el sistema actual de reparto para las pensiones sufre la triple presión de una baja natalidad, vidas inactivas más largas y bajos retornos a la inversión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario