miércoles, 13 de octubre de 2021

PONGA UN FICHAJE EN SU DIARIO DEPORTIVO

No hay día sin noticia de fichaje. Aunque luego no se materialice. Y un manto de silencio se extienda sobre lo que fue una información, una supuesta noticia. Nadie dice nada.

Es una tendencia del periodismo deportivo de ahora, del más reciente, de hoy mismo. No hay día en que el lector deje de tener su ración de incorporación de jugador. Al paso que se publican, las plantillas tendrían una elasticidad enorme.

El origen de la tendencia habría que encontrarlo en los periódicos deportivos de Barcelona que actuaban –y actúan- como órganos de comunicación del club blaugrana (Por lo general, el Espanyol solo sale en primera página cuando juega con el Madrid… y gana o pierde viéndose perjudicado por el árbitro). Antes, dos derrotas seguidas del Barça o una crisis más o menos visible se veían contrarrestadas por la noticia de un fichaje de postín. Y de ese modo se mareaba la perdiz o se aguantaba hasta el próximo partido.

Y ahora, los demás diarios deportivos, los de la capital y los de otras localidades, han copiado la tendencia, especialmente en las ediciones digitales. Aunque cierre el mercado según decisión de las autoridades federativas: todavía hoy se habla de la incorporación de Mbappé al Real Madrid, por ejemplo. Y se busca y rebusca hasta encontrar la posibilidad de la cesión de un futbolista olvidado. Y no digamos de cazar talentos en las divisiones inferiores, aunque procedan de Honduras.

Claro, así van magnificándose los hechos y las potencialidades hasta contrastar que no era los valores no eran tan altos como se decía. Lo que pasa es que el seguimiento no “vende”.

Porque esta es la razón: encontrar y publicar reclamos que favorezcan la difusión y las ventas. El de los fichajes es un territorio extenso al que se puede salir para operaciones inventadas. Con tal de “vender”, da igual. Los diarios deportivos podrán derrochar toda la imaginación que se quiera, propiciar fórmulas para incentivar a los lectores y hasta exprimir el multimedia de su estructura definitiva pero ninguna como el tratamiento destacado de un fichaje, no importa que el mercado esté cerrado o se establezca un preacuerdo para incorporarse en tal fecha.

Y con el fichaje, las condiciones económico-financieras y los flecos de la cesión de otro jugador o similares. Hay mucho de especulación, por cierto, en esto último. Toda la imaginación posible para hablar del coste de una operación y de lo que va a percibir el futbolista.

Y así la tendencia ha ido consolidándose. El periodismo deportivo ya no es lo que era. Las exigencias de la competitividad obligan a hurgar en las interioridades porque hay que dirigirse a un público muy heterogéneo al que se ilusiona a base de informaciones llamativas con jugadores a los que sin estar cerradas las negociaciones ya aparecen con los colores del equipo al que supuestamente van destinados. Las confidencias se van multiplicando y las conjeturas también. Las fuentes son las fuentes, no importa que pierdan solvencia por el camino o que frustrándose la operación, nadie justifique nada.

Los fichajes deportivos se retroalimentan. Son carne de tratamiento (des)informativo diario.

Ponga uno (los que quiera) en su edición de hoy. 

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