martes, 5 de febrero de 2019

MAL ENERO PARA EL EMPLEO

Lo escribimos hace nada, cuatro o cinco fechas: los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) referidos a 2018 significaban un jaque al paro pero que no había que incurrir en tentaciones eufóricas porque la evolución es impredecible y aquel escenario -por lo demás, tan esperanzador y tan aliviante- podía trocarse en otro más oscuro y más preocupante que devolvería grandes dosis de escepticismo y pesimismo, unidas o por separado, como se quiera.
Pues ahí tienen la prueba: en enero, según los datos publicitados por el ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, se incrementó el número de parados en más de ochenta y tres mil personas, un 2,6 % más, la mayor alza durante este mes desde 2014, cuando subió en ciento catorce mil personas. Este aumento eleva el total de desempleados a tres millones doscientas ochenta y cinco mil setecientas sesenta y una personas.
Cierto que enero, tradicionalmente, es un mes malo para el empleo, de los peores. Hace diez años, por citar un antecedente, doscientas mil personas se inscribieron en las oficinas del antiguo Instituto Nacional de Empleo (INEM): es el peor registro de la serie histórica. Enero se resiente tras la campaña de Navidad y la disminución del consumo. Tan solo el sector servicios, por ejemplo, sumó ochenta y cinco mil quinientos ochenta y cuatro desempleados más. En la agricultura y la industria también hubo destrucción de empleo.
El único dato positivo de las estadísticas del pasado enero estriba en la contratación pues se firmaron un millón ochocientos cincuenta y ocho mil setenta y siete contratos, un 6,2 % más que el mismo mes de 2018. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, este apartado es importante pues sirve para contrastar la calidad del empleo que se genere. De esos casi dos millones de contratos, ciento ochenta y un mil trescientos cuarenta y ocho fueron indefinidos, o sea, el 9,7 % del total, esto es, un incremento interanual del 4,8 %.
Tampoco parece haber ido mal del todo a los autónomos cuya variación interanual es del 1,27 %, al haber totalizado cuarenta mil cuatrocientos ochenta trabajadores más de esta modalidad.
En fin, que la banca podrá continuar hablando de beneficios milmillonarios y el Banco de España seguirá empecinado lo mal que le irá el país con ese incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), pero el problema estructural del paro en nuestro país apenas se mitiga.
Hay que aceptarlo: costará remontar. Peri ni Gobierno ni patronal ni agentes sociales deben arrojar la toalla. Proceden otras políticas, otras medidas. ¿Qué recomendaría o cuál sería la alternativa del Banco de España sin criticar aquella subida?

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