“Elevar
la prioridad e iniciativas de los gobiernos locales en favor del
turismo con una visión transversal a medio plazo y con la mayor
implicación y puesta en común entre todas las concejalías y demás
entidades públicas implicadas”, es el primer punto del decálogo
de políticas turísticas municipales de Exceltur, una asociación
sin ánimo de lucro formada por veinticuatro de las más relevantes
empresas de toda la cadena de valor turística y de los subsectores
del transporte aéreo, ferroviario, marítimo y terrestre,
alojamiento, agencias de viajes y turoperadores, medios de pago,
alquiler de coches, hospitales turísticos y centrales de reservas.
La organización, que en su Declaración de Principios expresa su
voluntad de potenciar un mayor reconocimiento socioeconómico de lo
que aporta y representa el turismo como principal sector de la
economía española, ha publicitado dicho decálogo recientemente en
el Barómetro de la Rentabilidad de los Destinos Turísticos
Españoles (Enero-Diciembre 2018).
No
es que sea muy novedoso el planteamiento pero el mensaje es muy
válido para quienes se supone que a estas alturas están elaborando
ofertas programáticas para los comicios que se avecinan. Está
dirigido, especialmente, a los responsables y candidatos de ámbito
municipal, no en vano insiste en que el turismo es cosa de todos y
que, por tanto, hay que cuidarlo, fijándolo como una prioridad que
requiere de una visión y de un tratamiento transversal que refleje
una respuesta real y eficaz tanto para cualificar el producto y
hacerlo competitivo como para atender las demandas de nativos,
clientes o visitantes.
Fíjense
que habla de puesta en común de las concejalías y demás entidades
públicas implicadas, una idea en la que venimos insistiendo desde
1995, cuando accedimos a responsabilidades públicas locales. Un
municipio turístico que se precie requiere de esa atención
transversal desde su administración. No se trata de trabajar pura y
exclusivamente para el turismo sino de cuidarlo adecuadamente para
que ese sostén productivo, en torno al cual gira prácticamente el
eje de casi todas las actividades, esté fortalecido y funcione de la
mejor manera posible.
El
segundo punto del decálogo de Exceltur -del que seguiremos
ocupándonos en otras entradas- lo deja meridianamente claro:
“Repensar
a futuro la mejor hoja de ruta turística para cada destino y sus
recursos precisos: Concretar/consensuar el posicionamiento
estratégico diferencial que cada municipio/destino sienta más
factible y socieconómicamente más rentable y deseable por todos los
agentes sociales y operadores de la cadena de valor y la ciudadanía”.
Si
esto se cumpliera, o mejor dicho, se tradujera en la práctica con
políticas sostenibles, seguro que las promociones y las fotos en las
ferias tendrían unos soportes sólidos y creíbles.
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