Tiempo de retiradas de la política. Siempre hubo reproches en el reducido ámbito de la crítica política canaria -al menos, mediática- a que hubiera muchos repetidores, a que fueran los mismos quienes seguían en carteles y cargos o alternaban su paso por instituciones para continuar en el ejercicio del poder. Para unos, habilidad. Para otros, cuestión de méritos. Pero que no se pierdan de vista la valía, la formación, el olfato político y la capacitación para forjar una trayectoria, sobre todo cuando se ha sido capaz de ser gobierno y haber estado en la oposición.
Con pocas fechas de diferencia, dos políticos canarios, pertenecientes a Coalición Canaria, han anunciado su adiós a la actividad política que han desplegado, en distintos cometidos, durante décadas. Marcial Morales Martín, actual presidente del Cabildo de Fuerteventura; y José Miguel Ruano León, portavoz del Grupo Parlamentario Nacionalista Canario, han hecho pública sus decisiones: dejan la política activa, vuelven a la docencia y al desempeño funcionarial.
Muy respetable su determinación, estén más o menos cansados de haber estado lidiando en la vida pública e institucional entre gestiones, proyectos, comisiones, reuniones, planes, estrategias, enmiendas, normas y transacciones. Sin olvidar la sufrida actividad orgánica o partidaria, esa que requiere de tragaderas, temple y destreza para sortear todo tipo de situaciones embarazosas y apremiantes.
Con ambos hemos mantenido, en distintas fases, una relación correcta y respetuosa. Con Morales coincidimos en la esfera local, defendiendo modelos estructurales de servicios sociales o fórmulas de financiación para no padecer los agobios económico-financieros que frenaban planes de actuación e iniciativas o programas de distinta naturaleza. Y con Ruano hubo entendimiento y voluntad de hacer efectivos los principios de cooperación interinstitucional cuando sus responsabilidades ejecutivas en el Gobierno de la Comunidad Autónoma coincidieron con las que asumimos en la Delegación del Gobierno de España en Canarias, sin olvidar las de la presente legislatura en el Parlamento canario donde ha sido frecuente intercambiar criterios sobre enfoques de declaraciones institucionales y fuentes o textos empleados en determinados momentos.
Marcial Morales y José Miguel Ruano acreditaron talante y elegancia política. Sus respectivas condiciones de docentes han influido en su modo de hacer política, sin que hayan dejado de haberse adentrado, seguro, en esos terrenos procelosos que igual les impulsaron a alguna decisión que adversarios y propios hubieron reprobado.
En una política canaria cada vez menos motivadora, Morales y Ruano se marchan sin estridencias y sin fanfarria. Es una señal digna de reconocimiento que habla a favor de ese talante. Han cumplido un ciclo, han sentido la necesidad de ceder el testigo y dejar paso a otras personas, acaso a otras generaciones. Ya se verá. Vuelven a sus profesiones, hecho plausible y acreedor también de reconocimiento.
Ahora podrán contemplar la política de otra manera.
Que tengan suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario