Principios de los años 70 del pasado siglo. Ya colaborábamos en Radio Popular de Tenerife pero, alertados por otros estudiantes que preferían la radio como acompañante, descubrimos un espacio atrayente que, además, incluía la figura emergente de José María García que iba imponiendo su estilo rompedor de entonces en la información deportiva. Las dificultades para sintonizar en nuestra zona hicieron que, a menudo, siguiéramos la emisión a través de Radio Club Tenerife (SER) desde los receptores de los coches de algunos amigos. Hasta llegar a la medianoche. Así empezó la relación con Hora 25, el programa que está cumpliendo medio siglo de existencia y en el que llegamos a participar en alguna oportunidad.
Hora 25, bajo la dirección de Manuel Martín Ferrand, había arrancado un 31 de enero de 1972. Según recoge Eduardo Naya, en un artículo en El País, «por aquel entonces solo la SER podía aspirar a plantar cara a Radio Nacional de España (RNE), que contaba con el monopolio de la información. Con el simple planteamiento de que se trataba de “un programa de cuestiones actuales”, Hora 25 pudo dar sus primeros pasos en el mundo informativo sorteando la censura franquista».
Hasta que se convirtió en una referencia de la radio española. Todos escuchábamos el programa. No solo seguíamos a García, también fuimos familiarizándonos con Basilio Rogado, Javier González Ferrari, Luis Rodríguez Olivares, Manuel Campo Vidal, Iñaki Gabilondo y Fermín Bocos, nombres que protagonizaban en las ondas la nueva madera con que se fabricaba la información. Después vinieron Carlos Llamas, Ángeles Barceló y Pepa Bueno. Y la ampliación de la duración del programa que supo como compenetrarse, por cierto, con las jornadas europeas de fútbol y baloncesto. Era la radio de la Transición y de la democracia, la que ofrecía nuevas aristas, la que proporcionaba coberturas impensables y la que producía unos impactos inimaginables.
En alguna ocasión, Gonzalo de la Vega López, que debía ser un coordinador-productor , nos encargó alguna gestión de localización y preparación documentada de algunos invitados o de hechos noticiosos, en la línea editorial del programa.
Desde entonces, en sus distintas etapas, Hora 25 se convirtió en el último acto del día. “No te dormirás sin escuchar primero Hora 25”, se decía habitualmente entre los seguidores o ejercientes del periodismo y los amantes de la radio.
Con el fin de la dictadura llegó la Transición y el programa estuvo al día con algunos de sus directores más conocidos, como Iñaki Gabilondo (1978-1980). Fue también en ese periodo cuando Hora 25 afrontó algunas de las coberturas que han quedado para la historia, como la de la matanza de Atocha de 1977 y el golpe de Estado del 23-F. Este último suceso significó la más larga emisión del programa hasta el momento, que contó además con la presencia de los periodistas Antonio Jiménez y José María García frente al Congreso ocupado por los sublevados del ejército. Actualmente, el espacio conducido por Aimar Bretos es líder en la noche de la radio con más de novecientos mil oyentes, según la última entrega del Estudios General de Medios. Bretos ha dicho que es un programa “que se elige escuchar frente a otras alternativas poderosas de ocio nocturno”.
Nada de la realidad informativa de los últimos cincuenta años ha sido ajeno a Hora 25, que sigue brillando en la constelación radiofónica de nuestros días, compitiendo y esmerándose para dar lustre a la referencia y para acentuar el rigor y la credibilidad, ganados noche a noche durante cincuenta años, ni más ni menos.
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