Una influencia creciente de la desinformación o información
falsa en la opinión pública y una notable capacidad para socavar la confianza
en los hechos y las autoridades, ha denunciado el Foro Económico Mundial (FEM)
en su última encuesta de percepción de riesgos globales para 2024. El Foro
destaca la influencia creciente de la información falsa en la opinión pública y
su capacidad para socavar la confianza en los hechos y las autoridades, por
delante incluso, a corto plazo, de la crisis climática, aunque ésta tendrá más
impacto a largo plazo.
El estudio, que evalúa la gravedad de diversos riesgos en una
escala Likert de 1 a 7, asignó a la
desinformación un promedio de 4.7, reflejando así su impacto significativo y
creciente.
El informe destaca que esta preocupación alcance
magnitudes relevantes ante la próxima celebración de elecciones en varios
países, donde casi tres mil millones de personas votarán en los próximos dos
años. Por zonas, el Foro sitúa a India como el
país con mayor riesgo. Europa ocupa la octava posición, mientras que Estados Unidos
ocupa la sexta.
La presencia de desinformación en estos procesos
electorales amenaza con desestabilizar la
legitimidad real y percibida de los gobiernos recién elegidos, con riesgos
potenciales que incluyen inestabilidad política, violencia y terrorismo,
señalan desde el Foro.
De los contenidos del informe elaborado por el FEM, se deduce
que la Inteligencia Artificial (IA) hace más difícil rastrear la información.
Así como se admite que los avances tecnológicos han mejorado la cantidad, el
alcance y hasta la eficacia de la información falsificada, haciéndola más
difícil de rastrear, atribuir y controlar, se advierte que la desinformación y
mala información se personalizan cada vez más para sus destinatarios y se
dirigen a grupos específicos, a menudo a través de plataformas de mensajería
más opacas, como pueden ser ‘WhatsApp’ o ’WeChat’.
Otro problema sobre el particular, señalado por la versión
digital de ‘Laboratorio de Periodismo’: la identificación de la desinformación
generada por IA en estas campañas no será clara. La
diferencia entre el contenido generado por IA y el generado por humanos se está
volviendo más difícil de discernir, tanto para individuos digitalmente
alfabetizados como para mecanismos de detección. Esto plantea un
desafío crítico, ya que incluso el contenido etiquetado como sintético puede
seguir siendo emotivamente poderoso y difundir información engañosa.
La investigación del Foro Económico Mundial hace hincapié en la
conexión entre la desinformación y la polarización social, un concepto que ha
cobrado últimamente gran auge en nuestro país.
Se explica desde que se contrasta que “las sociedades
polarizadas son más propensas a confiar en información que confirma sus
creencias, independientemente de su veracidad. Esto sienta las bases para una
mayor polarización y desafíos a la cohesión social y la salud mental. Cuando las emociones y las ideologías eclipsan los hechos,
las narrativas manipuladoras pueden infiltrarse en el discurso público sobre
temas que van desde la salud pública hasta la justicia social y la educación
hasta el medio ambiente”, señala el informe.
Después de culpar a los gobiernos de una actuación lenta frente
a la desinformación, como atenazados en la búsqueda de un equilibrio entre
prevenir la misma y proteger la libertad de expresión, el Foro desglosa los
principales riesgos que afronta cada país. En lo que a España respecta, la
desinformación no forma parte de los cinco que más destacan, aunque sí la
erosión de la cohesión social. Los cinco riesgos que señala el FEM son:
Desaceleración económica, Deuda pública, Erosión de la cohesión
social, Escasez de mano de obra e Inflación.
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