Está bien que el gobierno local del Puerto de la Cruz se empeñe en disponer de una ordenanza reguladora de la ocupación de la vía pública pues en algunos sitios prosiguen los excesos abusivos. Pero deberían aprovechar para estudiar a fondo qué pasa con aquellas zonas donde los comercios han entrado en crisis con numerosos cierres que se van prolongando, lo cual redunda en la merma de la oferta, además de incidir en la mala imagen que significa el que se vayan multiplicando los establecimientos que, por las circunstancias que sea, quedan inoperativos.
En efecto, desde el área de Industria del Ayuntamiento, se siguen convocando reuniones con representantes de los colectivos implicados. En concejal delegado, Enrique Moll, a quien acompañaba la edil de Bienestar Comunitario, Flora Perera, estuvieron presentes en la última de las celebradas.
Durante
la misma, según fuentes de las concejalías señaladas, una veintena de
comerciantes asistentes ofrecieron su punto de vista sobre una regulación que
prepara el consistorio con la participación de distintas áreas municipales,
para mejorar no solo la imagen de la ciudad, sino también para ordenar el buen
uso que se haga de la vía pública por parte del tejido empresarial portuense.
“Seguimos trabajando de la mano de todos los colectivos de la ciudad para
ofrecer una regulación que dé seguridad jurídica repercutiendo en la mejora de
la convivencia en nuestras calles y espacios públicos”, manifestó el concejal Moll, que se mostró satisfecho del
nivel de participación del sector, al que agradeció sus ganas de sumar en este
proceso.
De
este modo, proseguirán en las próximas semanas nuevas citas para seguir
pulsando los puntos de vista, también de la ciudadanía del entorno comercial de
la ciudad, “a la que queremos dar voz para que sus propuestas queden bien
reflejadas en la normativa que esperamos aprobar este año”, explicó Moll, tras
los encuentros ya celebrados con colectivos de movilidad reducida y del tejido
empresarial de Puerto de la Cruz.
Lo que quiera que vayan a hacer no debe demorarse mucho. Hay que recuperar el nervio comercial del Puerto pues cuando la actividad y la dinámica comercial flaquean, hay que dar respuestas, implicando a los propios comerciantes que han de ser conscientes de que, ante la enorme competencia, no pueden permanecer cruzados de brazos ni aguardar pacientemente el movimiento de los turistas ni confiarlo todo a la acción promocional de las administraciones públicas. Es preciso que, desde las asociaciones de pequeños y medianos empresarios, se haga un ejercicio de imaginación para dinamizar la actividad. Otros pueblos ya lo han hecho, parece que con resultados estimables. Para eso hace falta imaginación y constancia.
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