viernes, 28 de junio de 2024

El adiós callado de Amós García Rojas

 

Hoy pone punto final a su vida profesional activa el doctor Amós José García Rojas, adscrito al Servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud (SCS).

En su amable carta de despedida dice que han sido más de cuarenta años dedicados a la salud pública, período en el que asegura “haber tenido momentos geniales, pero también momentos difíciles y de mucha tensión”.

Amós era así, inspirado en los grandes guitarristas a los que admiró y siguió durante su juventud. Siguió, desde luego, los pasos de su padre, un especialista del que asumió la paciencia que había que tener con los que padecían algún trauma físico, una fractura o una ruptura muscular. Aún le recordamos durante su estancia en la consulta, cuando recibía, a cualquier hora, a futbolistas lesionados que iban en busca de una sanación casi milagrosa.

“Dime la verdad, Sedomir, ¿te duele aquí?”, le preguntaba en cierta ocasión al arquero realejero que quería disputar, como fuese, un partido decisivo, Real Unión-Puerto Cruz, en el “Rodríguez López”. El doctor García era así de escrupuloso antes de inyectar, un método casi infalible que aplicaba a los deportistas que le visitaban.

Su hijo Amós acreditó su humanismo en el campo de la epidemiología, siempre con una palabra o una pregunta para el paciente. Amós tuvo un papel destacado, sobresaliente, en la última pandemia de triste recuerdo. Sus opiniones en medios, a los que atendía sin reserva, también a cualquier hora, desde cualquier isla, fueron útiles y tranquilizadoras. Vaya que sí.

Con la humildad de los médicos de antes, estas son su palabrasa de despedida: “Creo que nunca he hecho nada que haya podido molestar a alguien, pero si así ha ocurrido, pido disculpas y te aseguro que no era mi intención. De verdad, de verdad que te deseo lo mejor tanto a nivel laboral como a nivel personal. Y así, algo emocionado, te digo adiós y te doy un fuerte abrazo”.

Al que correspondemos, doctor. Gracias por tanto, gracias por todo. Te mereces todo el afecto que uno pueda dispensar.

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