lunes, 10 de junio de 2024

VAR para el periodismo

 

No, aún no lo hemos visto todo en periodismo. En la plenitud de la desinformación –la pasada campaña electoral en nuestro país es un buen ejemplo- surge una opción que, cuando menos, llama la atención.

Un VAR (siglas de Video Assistant Referee, traducido, árbitro asistente de video),  algo así como un sistema implementado para proporcionar asistencia técnica a los árbitros sobre el césped, utilizando para ello las imágenes de cámaras de televisión, es lo que ha ideado el doctor en Comunicación por la Universidad de Navarra, autor de numerosos libros y ex presidente del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA), Fernando Ruiz.

El FOPEA  declara en sus principios que tiene un compromiso inquebrantable con la libertad de prensa en Argentina. Su misión principal es salvaguardar y promover un ambiente en el que los medios de comunicación y los periodistas tengan la autonomía y la protección necesarias para informar con integridad y sin censuras. El FOPEA estima que la libertad de expresión es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática y trabaja incansablemente para defenderla. Este foro busca preservar y fortalecer este derecho esencial a sabiendas de que una prensa libre es crucial para la rendición de cuentas, la justicia y el progreso de la nación (Permitan aquí abrir unos paréntesis pues no sabemos, ciertamente, si el presidente Milei comparte esta idea esencial).

Bien. Lo cierto es que Ruiz presentó su idea en el Curso de Periodismo Judicial de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, de aquel país, donde destacó la importancia de esta herramienta en el contexto de la tremenda presión sobre el periodismo por parte de algunos líderes políticos, en tanto se subraya el papel determinante del periodismo profesional de interés público en defender la democracia.

¿Cómo se materializa la idea, cómo se extrapola al periodismo?

“La idea sobre la que estoy trabajando y que está en el libro que estoy terminando es que el VAR es un proceso de evaluación de acciones humanas. Muy detallado, y que se hace desde afuera. Entonces la idea es ver qué mecanismos podemos encontrar dentro del periodismo para hacer una evaluación de nuestras acciones más riguroso. Y que nos permita seguir el proceso de lo que estamos realizando para poder mejorarlo, y ver cuando estamos en una mala praxis, o en una buena praxis”, explica Ruiz.

Para eso se divide el proceso periodístico en tres fases, que tienen que ver con lo que son las demandas democráticas. Es decir, los reclamos que tienen los distintos sectores sociales, que ponen en el juicio público para ser evaluados. Un proceso que tiene tres etapas, en cada una de las cuales interviene el periodismo.

Primero en la etapa de la voz pública, cuando se conforma esa voz pública por primera vez. Viene al medio un grupo de madres a hacer un reclamo por inseguridad, ese reclamo se conoce y se sostiene en la deliberación pública. Y entonces los partidos políticos opinan, las instituciones opinan, la sociedad opina. Esa es la primera etapa, de la conformación de la voz.

La segunda etapa en el proceso periodístico define si esa voz tiene apoyo o no de la sociedad. Es la etapa del apoyo. Que hace que la voz de esas madres pueda lograr la reparación de sus derechos, de esos perjuicios que sienten y llevan a la sociedad.

Y la tercera etapa es la respuesta que dan instituciones dan a esa voz pública, que tuvo o no tuvo apoyo social.

Ese es el modelo, voz-apoyo- respuesta. Eso da VAR. Lo condensa con suma claridad el mismo  profesor Ruiz:

“Claro. Nos permite evaluar el periodismo, no por lo que internamente nos parece en una redacción que funciona o no funciona, sino por lo que efectivamente pasa afuera, en la sociedad. A mí me impresiona mucho el trabajo de Amartya Sen, un gran economista indio, un filósofo, un pensador de la Justicia que ganó Premio Nobel de Economía y ha trabajado mucho el estudio del periodismo. Y él dice que las instituciones democráticas tienen que ser juzgadas por la calidad de la democracia. No sólo por el funcionamiento formal interno, sino por lo que ponen afuera. La institución vale por la diferencia que hace al existir. Nosotros, como periodistas, en América Latina hemos estado defendiendo muchísimo a los Congresos, las instituciones parlamentarias. Porque las consideramos parte sagrada de nuestra democracia. Sin embargo, no hemos sabido al mismo momento defenderlas de los procesos de corrupción interna. Y entonces finalmente se termina promoviendo la deslegitimación de esa institución. Hasta que viene alguien y la limpia, y esa institución no tiene apoyo popular”.

 

 

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