No, aún no
lo hemos visto todo en periodismo. En la plenitud de la desinformación –la
pasada campaña electoral en nuestro país es un buen ejemplo- surge una opción
que, cuando menos, llama la atención.
Un VAR (siglas de Video Assistant Referee, traducido, árbitro asistente de video), algo así como un sistema
implementado para proporcionar asistencia técnica a los árbitros sobre el
césped, utilizando para ello las imágenes de cámaras de televisión, es lo que
ha ideado el doctor en Comunicación por la Universidad de Navarra, autor de
numerosos libros y ex presidente del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA),
Fernando Ruiz.
El
FOPEA declara en sus principios que
tiene un compromiso inquebrantable con la libertad de prensa en Argentina. Su
misión principal es salvaguardar y promover un ambiente en el que los medios de
comunicación y los periodistas tengan la autonomía y la protección necesarias
para informar con integridad y sin censuras. El FOPEA estima que la
libertad de expresión es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática
y trabaja incansablemente para defenderla. Este foro busca preservar y
fortalecer este derecho esencial a sabiendas de que una prensa libre es crucial
para la rendición de cuentas, la justicia y el progreso de la nación (Permitan
aquí abrir unos paréntesis pues no sabemos, ciertamente, si el presidente Milei
comparte esta idea esencial).
Bien. Lo
cierto es que Ruiz presentó su idea en el Curso de Periodismo Judicial de la
Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, de aquel país, donde destacó la
importancia de esta herramienta en el contexto de la tremenda presión sobre el
periodismo por parte de algunos líderes políticos, en tanto se subraya el papel
determinante del periodismo profesional de interés público en defender la
democracia.
¿Cómo se
materializa la idea, cómo se extrapola al periodismo?
“La idea sobre la que estoy
trabajando y que está en el libro que estoy terminando es que el VAR es un
proceso de evaluación de acciones humanas. Muy detallado, y que se hace desde
afuera. Entonces la idea es ver qué mecanismos podemos encontrar dentro del
periodismo para hacer una evaluación de nuestras acciones más riguroso. Y que
nos permita seguir el proceso de lo que estamos realizando para poder
mejorarlo, y ver cuando estamos en una mala praxis, o en una buena praxis”,
explica Ruiz.
Para eso se divide el proceso
periodístico en tres fases, que tienen que ver con lo que son las demandas
democráticas. Es decir, los reclamos que tienen los distintos sectores
sociales, que ponen en el juicio público para ser evaluados. Un proceso que tiene
tres etapas, en cada una de las cuales interviene el periodismo.
Primero en la etapa de la voz
pública, cuando se conforma esa voz pública por primera vez. Viene al medio un
grupo de madres a hacer un reclamo por inseguridad, ese reclamo se conoce y se
sostiene en la deliberación pública. Y entonces los partidos políticos opinan,
las instituciones opinan, la sociedad opina. Esa es la primera etapa, de la
conformación de la voz.
La segunda etapa en el proceso
periodístico define si esa voz tiene apoyo o no de la sociedad. Es la etapa del
apoyo. Que hace que la voz de esas madres pueda lograr la reparación de sus
derechos, de esos perjuicios que sienten y llevan a la sociedad.
Y la tercera etapa es la respuesta
que dan instituciones dan a esa voz pública, que tuvo o no tuvo apoyo social.
Ese es el modelo, voz-apoyo-
respuesta. Eso da VAR. Lo condensa con suma claridad el mismo profesor Ruiz:
“Claro. Nos permite evaluar el
periodismo, no por lo que internamente nos parece en una redacción que funciona
o no funciona, sino por lo que efectivamente pasa afuera, en la sociedad. A mí
me impresiona mucho el trabajo de Amartya Sen, un gran economista indio, un
filósofo, un pensador de la Justicia que ganó Premio Nobel de Economía y ha
trabajado mucho el estudio del periodismo. Y él dice que las instituciones
democráticas tienen que ser juzgadas por la calidad de la democracia. No sólo
por el funcionamiento formal interno, sino por lo que ponen afuera. La
institución vale por la diferencia que hace al existir. Nosotros, como
periodistas, en América Latina hemos estado defendiendo muchísimo a los
Congresos, las instituciones parlamentarias. Porque las consideramos parte
sagrada de nuestra democracia. Sin embargo, no hemos sabido al mismo momento
defenderlas de los procesos de corrupción interna. Y entonces finalmente se
termina promoviendo la deslegitimación de esa institución. Hasta que viene
alguien y la limpia, y esa institución no tiene apoyo popular”.
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