Cuerpo
y alma
titula su colección de treinta y dos cuadros Hossein Ghavaedy
(Teherán, 1956) expuesta en La Ranilla Espacio Cultural hasta el
lunes 29 de octubre. Es la búsqueda de un artista en pleno proceso
evolutivo, cuidadoso en las formas y atrevido en el fondo de su
propuesta, de modo que es difícil encajar la obra en alguna
corriente pictórica o asemejarla a algún estilo de otros artistas.
Ghavaedy
desliza unos trazos finos que envuelven una policromía jacarandosa.
Por eso atraen sus movimientos, a los que imprime tonos dinámicos y
brillantes, si bien sus motivos estáticos van impregnados de los que
exaltan la diversidad hasta hacerla necesariamente llamativa.
Cuerpo
y alma se
entrelaza así entre fundamentos realistas y la porfía fantástica.
La naturaleza, abierta y generosa, apta para que la técnica mixta de
este pintor iraní la trate con esmero hasta dotarla de aquellos
colores que explican sus ensoñaciones, su viaje al encuentro de
mitos y certezas.
Hossein
Ghavaedy reside en la isla desde hace dieciocho años. Cuando llegó,
sabía que tenía que hacer algo diferente. Su infancia y
adolescencia van de un orfanato a una academia de formación militar
para cadetes. Aún en tiempos del sha, fue seleccionado y adiestrado
como piloto. Tras el conflicto de su país natal con Irak, empezó el
largo camino de ganarse la vida de cualquier manera alejada del arte.
Residiendo en Madrid, inició sus estudios de arte. Pero es en
Frankfurt (Alemania), donde volvió a conectar con el universo
artístico tras ingresar, en 1996, en el Städelches Kunstinstuit.
Tan solo dos años después ya era miembro de la Asociación Alemana
de Artistas Gráficos y Plásticos.
Ghavaedy
es todo un descubrimiento. La suya es una pintura plagada de
emociones variables que reflejan un estilo muy personal. Cada cuadro
es el fruto de la imaginación desatada que colorea con osadía a
sabiendas de que el perfeccionismo existe. Cada obra se escruta como
un conjunto diverso y cambiante porque los elementos, reales o
imaginados, discurren libremente presurosos y coloristas hasta
hacernos dudar sobre la racionalidad de las edificaciones enhiestas y
de las personas que concibe con arrojo. Elementos para interpretar,
para saber que tienen un sentido y un sentimiento. Entonces se
comprende el esfuerzo por plasmar la autenticidad y para exprimir la
esencia de las cosas que capta con luminosidad atractiva, acaso el
gran secreto de esta colección que desglosa muy bien,
espléndidamente, cuerpo y alma.
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