El ex ministro Wert debe estar revolviéndose en su asiento.
Su partido no ha tenido más remedio que plegarse y ha terminado apoyando, al
cabo de los años, una proposición no de ley impulsada por Podemos y aprobada
por unanimidad por el resto de los grupo parlamentarios en la comisión de
Educación del Congreso de los Diputados, a propósito de la asignatura de
Filosofía, que volverá a ser obligatoria en los institutos durante tres años.
Los grupos, en efecto, aprobaron que Ética se imparta de forma obligatoria en
cuarto curso de secundaria e Historia de la Filosofía, en segundo de
bachillerato.
La Filosofía
fue maltratada casi hasta la exclusión con la reforma impulsada por Wert para
impulsar la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE),
aprobada hace ya cinco años. La Red Española de Filosofía (REF) y otras
asociaciones de profesores y filósofos reivindicaron la asignatura. Su
movilización no ha sido en vano. Optaron por hacer visible su planteamiento
sobre la necesidad de cursar aquélla, seguros de su influencia en la formación
de los alumnos y de su repercusión positiva en el desenvolvimiento democrático
de la sociedad. En esta Ley, recordemos, la Filosofía era considerada como
troncal en primero de bachillerato, pero era eliminada esta consideración en la
Historia de la Filosofía de segundo y de Ética en cuarto de la Enseñanza
Secundaria Obligatoria (ESO).
El PP, como
decimos, ha rectificado. Su portavoz de Educación en el Congreso, Sandra Moneo,
reconoce que los desequilibrios apreciados en distintas comunidades en el
tratamiento de esta materia -en algunos centros, apenas había alumnos que la
cursaran- sugirieron un replanteamiento que ahora cristaliza con el apoyo a la
iniciativa de Podemos. “Esta modificación es buena para el sistema educativo”,
dijo Moneo al término de la comisión.
Por eso, es
natural que se congratulen personalidades relevantes como el ensayista Emilio
Lledó, quien se reafirmó en considerar la Filosofía “como una conciencia
crítica en el seno de la historia”. Es optimista Lledó: “Es necesario que la Filosofía
se convierta para los chicos en una mirada y una reflexión crítica sobre el
mundo o la palabra”. O como la catedrática de ética en Valencia, Adela Cortina,
recientemente galardonada con un Taburiente
de la Fundación Diario de Avisos,
quien estima que la Historia de la Filosofía “es un bagaje imprescindible para
construir una sociedad reflexiva, abierta, pluralista, alérgica a los
dogmatismos y a los totalitarismos”. O como Antonio Campillo, ex presidente de
la REF: “Está muy bien insistir en la necesaria preparación de los jóvenes para
el mercado laboral, pero tienen que ser capaces de pensar sobre los grandes
retos que afronta la humanidad”.
Es un primer
paso el de la comisión del Congreso, a la espera de que el acuerdo -para eso tiene
el aval de la unanimidad- se convierta en Ley y entonces sí que podrá hablarse
con toda propiedad de la importancia de la asignatura en la formación de los
educandos que enriquecerán, sin duda, su acervo filosófico y humanístico.
Más allá de
argumentaciones retóricas, la UNESCO ha insistido una y otra vez en que la
Filosofía, en busca del pensamiento crítico y educativo, es una Escuela de Libertad. Pues a filosofar
se ha dicho.
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