miércoles, 31 de octubre de 2018

DESASTRE EN LA LAGUNA

Si creíamos haberlo visto todo en política, ahí tenemos el desbarajuste en el Ayuntamiento de La Laguna para aplicar el empleo de la expresión 'no, lo siguiente' y despachar el asunto sin necesidad de ofrecer muchas explicaciones.
Cuando faltan siete meses para finalizar el mandato, caracterizado por la inestabilidad, se rompe una alianza política superviviente a la zozobra de la entente entre Coalición Canaria (CC) y Partido Socialista Canario-PSOE que tantos recelos despertaba entre una y otra formación política, dotadas de amplias tragaderas para gestionar la gobernabilidad, y se llega al más difícil todavía de materializarla en minoría, porque de la censura, a estas alturas, y con uno de los socios del pacto resquebrajado y errante, nadie quiere saber: una operación arriesgada y de muy dudosa rentabilidad.
No es que fuera un prodigio pero el pacto que ha saltado por los aires a raíz de unas elecciones internas -es verdad que las carga el diablo- rindió aceptablemente. Los socialistas, en franca minoría, no solo acumularon poder político sino partes sustantivas del presupuesto municipal. El alcalde, sabiéndose seguro y con manto protector en los medios de comunicación, fue a lo suyo en un nítido ejercicio de laissez faire, laissez passer, esto es, dejen hacer, dejen pasar, que le convenía y que ha culminado con la ocupación del gobierno monocolor, a partir del 23,95 % de los votos y siete concejales. Bárbaro, diría un argentino. Al final, operación casi redonda, con la oposición -la anterior y la enriquecida tras la ruptura- cautiva y diezmada, entretenida con lamentos y posibilismos. Hasta aparece procesionando la Virgen de Candelaria para completar el insólito escenario.
La situación nos devuelve a un viejo y certero diagnóstico de un veterano dirigente socialista: “Cuando una agrupación entra en crisis, es muy difícil superarla. Muchos vientos favorables tienen que soplar para recuperar una posición idónea”. Se cumple, una vez más. Si a la carencia de proyecto político se unen la indisciplina, los recelos, los enconos y las rupturas, el marco no puede ser más negativo. Eso es lo que ha sucedido. Por eso, han fallado hasta las formas de acometer la crisis, despachada, poco menos, en los medios para alargar el espectáculo: ni consultas, ni explicaciones, ni discursos, ni estrategias... “Cuando una agrupación entra en crisis...”.
No escarmientan los socialistas con sus crisis y sus desalojos del poder en la esfera local. Cuando no hay dirección política es natural que falte prudencia e inteligencia a la hora de obrar como es consecuente que no haya siquiera visión política elemental. Heridas abiertas que difícilmente cicatrizarán, carencia de liderazgos, seguidores confundidos y desmoralizados. Hoy, en la batalla política, estarán pensando en todo eso.
Y miren que el desgaste de CC invitaba a pensar que se da una inmejorable oportunidad para intentar el relevo. Cierto que aún falta determinar el alcance de una situación judicial bastante controvertida pero hay trenes que pasan y si no se sube, igual no hay más opciones.
Lo decidirán los ciudadanos laguneros que deben estar bastante cansados, por cierto, de cuitas, componendas, caprichos, inestabilidad y desprestigio.

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