Pues
se supone que hoy debe pasar algo en los bancos españoles después
de la ya célebre sentencia del Tribunal Supremo (TS), determinando
que debían ser los bancos y no los clientes quienes abonasen el
impuesto de las hipotecas, decisión congelada -y a revisar- por la
misma instancia judicial apenas veinticuatro horas después, alegando
-en una nota informativa del presidente de la sala de lo
Contencioso-Administrativo, Luis María Díez-Picazo- “la enorme
repercusión económica y social del fallo”.
El
fin de semana debió ser atroz para todos: web y cajeros de los
bancos, bloqueados o sin funcionar y sin informar sobre los pasos que
debían dar los clientes y afectados; los gabinetes del TS,
trabajando sin cesar hurgando en los tratados más recónditos para
justificar de manera argumentada la controvertida decisión; los
economistas y expertos de los poderes financieros estrujándose las
meninges para dar forma e implementar las medidas correctoras y unos
cuantos mortales preguntándose si, con decisiones así, la Justicia
va a recuperar credibilidad. La confusión está servida; el
desconcierto es mayúsculo.
El
caso es que las asociaciones de consumidores acogieron con
satisfacción el fallo del TS relativo al Impuesto sobre Actos
Jurídicos Documentados (AJD). Teóricamente, ponía punto final a lo
que consideran, desde hace años, “abuso bancario”. En efecto, la
Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros de España
(Adicae) estima que ocho millones de hipotecados han abonado
indebidamente el AJD. Pero su felicidad y su gozo duraron muy poco:
las entidades financieras comprobaban cómo su cotización en bolsa
caía en picado pues las reclamaciones iban a ser algo más que una
lluvia fina. La citada sala mandó a parar: el pleno del Supremo
tendrá que decidir sobre un auténtico giro jurisprudencial, si lo
confirma o no. En definitiva, quién es el que paga o lo que es
igual, quién es el sujeto pasivo.
En
las vigilias del fin de semana, se puso de relieve por parte de los
afectados que la sentencia es firme y que por el momento no ha sido
revocada, anulada ni suspendida. La Adicae, tras calificar de
“sorprendente e irresponsable” la anunciada revisión del TS, ha
aprovechado para declarar que “la banca lleva muchos años
amedrentando y chantajeando a la sociedad civil, al Gobierno y a la
Justicia”. Es interesante su recomendación: “La banca tiene que
abandonar toda esa inercia conservadora del siglo XIX”, rubricada
con una expresión muy gráfica: “actitud cacique y usurera” que
solo busca ganar tiempo”.
Para
el portavoz de otra asociación, FACUA-Consumidores, Rubén Sánchez,
“esto es un escándalo y huele muy mal”, remitiéndose de paso a
una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE)
que consolidó en una resolución la protección a los consumidores.
“Incomprensible -dice Sánchez- que ahora el Supremo emplee un
argumento similar al que fue rechazado por el tribunal europeo”.
En
cualquier caso, hay dinero por medio. Y cuando eso sucede, ya se sabe
que la banca nunca pierde. La de hoy debe ser una jornada
esclarecedora; así que hipotecados, atentos.
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