viernes, 13 de agosto de 2021

UN CÓDIGO ROJO

 

Ya no son meras opiniones ni chistes fáciles. Las evidencias se van concatenando. El cambio climático es un hecho ya con inundaciones ya con voraces incendios ya con tormentas que intimidan ya con temporales marítimos. Repercusiones de trágicas dimensiones. Pérdidas de todo tipo.

El clima cambia, en efecto, en todos los rincones del planeta a una escala sin precedentes. El alcance de esos cambios puede que sea irreversible. Así se pone de relieve en el más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático que deja bien claro que las emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades humanas son responsables del calentamiento del planeta en un 1,1 grados centígrados desde el período 1850-1900 hasta la actualidad, según fuentes de Naciones Unidas. El mismo estudio vaticina que la temperatura global en los próximos veinte años alcanzará o superará los 1,5 grados centígrados de calentamiento.

En la ONU, en efecto, y en la comunidad científica, han sonado las alarmas. “Un código rojo para la Humanidad. Las señales de alarma son ensordecedoras y las pruebas son irrefutables”, ha declarado el secretario general, Antonio Guterres, quien advirtió que el umbral de calentamiento global acordado internacionalmente de 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales está «peligrosamente cerca». Hay un riesgo evidente de alcanzar los 1,5 grados a corto plazo. La única manera de evitar que se sobrepase este umbral es redoblar urgentemente nuestros esfuerzos y perseguir la vía más ambiciosa.

Se trata, pues, de minimizar el impacto. Un informe, ‘Cambio climático: las bases científicas’, aprobado en los primeros días del presente mes por representantes de los ciento noventa y cinco gobiernos que forman parte del Grupo de Expertos citado anteriormente, advierte que no es solo una cuestión de temperatura. “El cambio climático traerá múltiples cambios diferentes en diferentes lugares, que se acrecentarán con un mayor calentamiento. Esto incluye cambios en la humedad y la sequedad, en los vientos, la nieve y el hielo y en las áreas costeras”, explicita el epígrafe correspondiente.

¿Soluciones? El titular de la ONU explicó que están claras: «Las economías inclusivas y verdes, la prosperidad y un aire más limpio, junto con una mejor salud, son posibles para todos, si respondemos a esta crisis con solidaridad y valor», dijo. Habrá que estar atentos entonces –como apuntamos en una anterior entrada sobre el particular- a la conferencia que se celebrará en Glasgow (Escocia) el próximo mes de noviembre. El Informe determina que las naciones, especialmente las incluidas en el denominado G-20 “deben unirse a la coalición de emisiones netas cero, y reforzar sus promesas de frenar y revertir el calentamiento global, con planes creíbles, concretos y mejorados».

El caso es que hace mucho calor y hay demasiadas alteraciones. Se pierden recursos voluminosos en términos de medio ambiente y la naturaleza galopa casi de forma desbocada. Urge la revisión o el impacto será más negativo todavía. El código rojo está abierto.



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