Las llamas en tres municipios del norte de Tenerife (y que ya han penetrado en el parque nacional del Teide) han revitalizado el interés por recibir información desde la radio. Emisoras locales, del norte y noroeste de la isla, se activaron desde el comienzo del siniestro para hacer llegar las primeras impresiones y recabar los primeros testimonios de los efectos que iba causando. El incendio se produce en circunstancias especiales, en medio de una ola de calor que en la Península ha sido devastadora.
Pero así como en alguna ocasión anterior, con otros sucesos, criticamos la ausencia o el apagón de medios locales que se desentendieron de los mismos y envolvieron en el vacío la suerte de los implicados, esta vez ponderamos el cumplimiento del deber informativo de aquellos medios de proximidad que fueron trasladando las primeras informaciones, como es habitual, con limitaciones de alcance y dificultades propias del desplazamiento en una orografía complicada.
Desde el jueves pasado, en efecto, Radio Realejos, Ycoden Daute Radio y Radio La Guancha (puede que se haya sumado alguna otra pero que no hemos registrado; perdón, en ese caso, por la omisión) han ido transmitiendo la evolución del siniestro en tanto la aparición de las cámaras de la RadioTelevisión Canaria iban acercándonos, con su cobertura, al lugar de los hechos y ampliaban los testimonios de quienes intervenían desde los puestos de mando avanzados y hacían funcionar los dispositivos de control y extinción. Gobierno de Canarias y Cabildo Insular también estaban allí desde los primeros momentos: una rápida reacción, en definitiva, para impedir que el incendio se extendiera.
Pero bueno, estábamos con el despliegue de esas emisoras modestas, con personal escaso y con recursos muy justos, que han acreditado sensibilidad y profesionalidad para informar del suceso. Un medio local está para eso, desde luego, no importan la fecha ni la hora. Un incendio siempre inquieta hasta hacer revivir aquel célebre eslógan de hace décadas: cuando un bosque se quema, algo suyo se quema. Y en las circunstancias que concurren, es inevitable que la radio sea la primera fuente de información para saber qué está sucediendo. Por eso, la diligente respuesta de días pasados ha servido para ponderar el papel que prestan las emisoras que se movilizan, pensando en las audiencias que vuelven a activarse y hasta, si nos permiten, concentrarse en torno a un medio de comunicación que va informando de lo que está sucediendo. La proximidad geográfica y el ámbito de cobertura vuelven a ser fundamentales y hasta ponen a prueba las capacitaciones que pueden acreditar, no para lucirse, sino para cumplir con el deber.
Hay que hacer bueno el principio de que la radio siempre está ahí. Las emisoras citadas, y las que prestaron cobertura informativa desde sus respectivas pautas, han acreditado su valía, han enriquecido su papel y en medio de esa dispersión que implica todo incendio, han venido ofreciendo una respuesta muy estimable.
Gracias a la panzaburro, porque todo da a entender que está siendo una eficaz aliada en la lucha contra el fuego; y gracias también a las emisoras de radio que se las ingeniaron para estar allí, lo más cerca posible del lugar del suceso.
Arriesgando e informando.
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