Estuvo sobresaliente la joven historiadora teguestera y afincada en el Puerto de la Cruz, Ana Isabel de León González, con la conferencia ‘Hotel Martiánez: nuevos datos sobre la empresa y sus jardines’ que inauguraba ayer tarde un nuevo ciclo de conferencias de historia local que se ha convertido ya en un clásico de la programación de las Fiestas de Julio.
De León expuso un trabajo muy bien documentado. Los historiadores jóvenes, desde luego, se vienen caracterizando por el rigor que imprimen a sus investigaciones, primero seleccionando asuntos que son de indudable interés y de los que existe escasa documentación; y segundo, presentando los resultados de forma amena y llamativa –generalmente apoyándose en las gráficas e imágenes de un power point- que fortalece una posible publicación.
Pues gracias al testimonio de Ana Isabel de León González, pudimos constatar que los jardines del antiguo hotel Martiánez sí tienen valor histórico. Las vicisitudes de la empresa propietaria y la aportación de las familias que se esmeraron en contar con unas dotaciones ajardinadas y sugerentes que cualificaban la oferta del establecimiento fueron descritas por la conferenciante que puso en valor el contexto (aún se llamaba Puerto de Orotava cuando fue construido) y la evolución de la singular edificación y sus jardines al otro lado de la calle Valois en una penetración escalonada hacia el Sitio Litre.
(Esto fue, el estudio histórico minucioso y detallado, lo que nos faltó en su día, en el mandato 1999-2003, cuando en el ejercicio de la alcaldía, intentamos llevar a cabo la recuperación de los jardines de Martiánez. Aquel proyecto multidisciplinar, junto a la remodelación de la plaza Viera y Clavijo, precisaba de una investigación histórica como la que ha hecho Ana Isabel de León. Ahora lo ha refrescado trasladándonos a otro tiempo pero, sobre todo, sacando a la luz la tipología de uno de los primeros hoteles de Canarias. Los más jóvenes, casi niños, evocamos el césped de Martiánez, allí donde jugábamos –los más jóvenes inventaron allí el fútbol-sala cuando lo hacían todos los sábados- en la propiedad de Pedro Fernández Perdigón, antes de afrontar su derribo y la construcción modernista de un hotel que, con el mismo nombre, se incorporaba en los años 70 del pasado siglo a la industria turística local).
La vicepresidenta del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC), Margarita Rodríguez Espinosa, recomendó inmediatamente a la conferenciante la publicación de su texto en la revista de la entidad, Catharum. No vaya a ocurrir que también se pierdan o dispersen los contenidos, la valiosa aportación que nos ofreció en el salón noble del Ayuntamiento portuense, cuyo alcalde-presidente, Marco González Mesa, dejó entrever que la próxima semana serán firmados los documentos que impulsarán la materialización de un nuevo proyecto, de un nuevo hotel Martiánez.
Noche, pues, de plácemes: historia recuperada, una joven historiadora convertida en revelación y anuncio de una edificación que mejorará la oferta alojativa y, sobre todo, acaba con un punto negro, un impacto negativo y antiestético en cl corazón turístico de Martiánez.
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