sábado, 9 de julio de 2022

FERRÁNDIZ, EL GENIO

 

Fue en julio de 1977, poco después de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura de Franco y unos días antes de que se iniciaran las Fiestas de Julio. Fue en el hotel Semíramis del Puerto de la Cruz, dirigido entonces por Klaudius Heck que, además de excelente profesional del turismo, era un empedernido amante de la filatelia y la numismática y poseía unas colecciones extraordinarias. Su participación fue decisiva para que un matasellos inmortalizara la convocatoria y contribuyera a la difusión.

Allí, entonces, se celebró el primer Congreso Mundial de Entrenadores de Baloncesto. Duró cuatro días (del 7 al 11) y comenzó tal día como el pasado jueves hace ahora cuarenta y cinco años Lo organizó la Asociación Española de Entrenadores de Baloncesto (AEEB) con la colaboración de la incipiente asociación mundial de técnicos (la WABC, World Association of Basketball Coaches), dependiente de la FIBA.

Allí conocimos a Pedro Ferrándiz, entrenador de la sección de baloncesto del Real Madrid. Julián García Candau, jefe de Deportes de El País, había publicado al respecto un artículo que anticipaba la importancia de aquella convocatoria. Este era su texto, bajo el título Un congreso importante:


El próximo mes de julio, Tenerife será la sede del Congreso Mundial de Entrenadores de Baloncesto. De la mano de Pedro Ferrandiz y de la Asociación Española del gremio, llegarán a España los más importantes preparadores de la actualidad. Cabe la posibilidad incluso de que Madrid se convierta a partir de entonces en la sede mundial permanente. Sería una manera como otra cualquiera de centralizar, para en el deporte español, una serie de actividades aprovechables. La Asociación de Entrenadores de Baloncesto, además de servir para los fines técnicos habituales, se ha convertido en una institución social que probablemente tendrá imitadores en breve plazo de tiempo. Es hasta posible que se llegue a una unión universal de entrenadores españoles. El contacto entre los del baloncesto y el atletismo aunque informalmente, ya ha existido.

El congreso de Tenerife tiene graves inconvenientes para que se desarrolle de un modo absolutamente satisfactorio. Como siempre, son las cuestiones económicas las que ponen trabas. La Federación Española de Baloncesto, tan generosa en determinados casos, como en el europeo de Barcelona o el preolímpico de Hamilton, dice que no tiene presupuesto para este caso concreto. En la DND la persona que prometió ayuda verbalmente cesó recientemente.

Si se piensa que el combate Velázquez-Muangsurin, en Segovia, ha tenido clara finalidad turística, nada de particular tendría que con Tenerife se hiciera algo similar. Por supuesto que la DND, también generosa en muchos casos, podría echar una mano a los profesionales del basket”.

En aquel congreso, Ferrándiz, ya con títulos deportivos en su haber, impartió doctrina. Los plumillas corrían tras él en el hotel para obtener unas declaraciones de quien sería también seleccionador nacional. Con el paso de los años, el laureado técnico se convirtió en una verdadero genio del baloncesto, un teórico distinguido “que se había cansado de ganar”, según dijo en cierta ocasión. Ingresó en el Hall of Fame (Salón de la fama) y fue Miembro y Collar del Comité Olímpìco Internacional (COI). La revista ‘Gigantes del basket’ le distinguió con el galardón de “Mejor entrenador de baloncesto español del siglo XX”. Su currículum, desde luego, impresiona. Una auténtica leyenda.

Aunque siempre será recordado por una treta sin igual que llegó a modificar las reglas del juego y de las competiciones. Fue el 18 de enero de 1962. En el Foro Ferrándiz-As, en 2003, describen aquel lance de forma ilustrativa:

"Lo teníamos previsto –explicó Ferrándiz- y habíamos estudiado la jugada antes del partido. Jugábamos en Varese en octavos de la Copa de Europa, era el partido de ida y quedaba la vuelta en Madrid. En el primer tiempo ganábamos 36-44, pero la cosa se puso fea. Hightower estaba lesionado y Emiliano en el banco. A falta de dos segundos metieron la canasta del empate a 80 y eliminaron por faltas a Morrison. Estábamos en inferioridad clara y la prórroga no nos convenía. Pedí tiempo muerto y saqué a Alocén".

Ahora habla Alocén: "Me dijo: 'Lorenzo, ya sabes lo que tienes que hacer'. Sacábamos de debajo de nuestra canasta y me la pasó Lluís. Emiliano estaba esperando para palmear si la fallaba, pero la metí limpia y fingí celebrarlo. La afición italiana empezó a gritar alborozada '¡Lorenzini, Lorenzini!".

Lluís remata la historia: "Nosotros le agarrramos como si se hubiera vuelto loco para que los árbitros no pitaran técnica y anularan la canasta. Pero un jugador del Varese, Toth, empezó a recriminarnos. El público se dio cuenta y empezó a tirarnos de todo". Pero la treta y la bronca valieron la pena: el Madrid ganó por dieciocho puntos en la vuelta y llegó a la final, que perdió ante el Dinamo Tbilisi. La FIBA prohibió la autocanasta bajo multa de 1.000 dólares y expulsión de dos años. Como tantas veces en una carrera que le vería ganar cuatro Copas de Europa, Ferrándiz había sido el más listo”.

Hasta siempre, genio. Los que nos quedamos, te seguiremos admirando.



No hay comentarios: