viernes, 6 de septiembre de 2024

Brasil, ejemplo

 

El contencioso tenía mala pinta y el gobierno brasileño dio el primer paso de la liquidación. La prohibición de la red social X (conocida anteriormente como Twitter) es ya un hecho. Hay que tener en cuenta que Brasil es el quinto país del mundo con mayor número de usuarios de internet: la decisión, por tanto, tiene bemoles.

La prohibición se produce tras una larga batalla entre Elon Musk, propietario de X, y el juez Alexandre de Moraes, del Tribunal Supremo de Brasil, que ya había ordenado a la plataforma bloquear a los usuarios de extrema derecha. ¿Motivos del veto? Entre 2020 y 2023, el Tribunal Supremo de Brasil inició tres investigaciones penales clave relacionadas con este tipo de plataformas.

La primera puso el acento en noticias fraudulentas. La segunda investigó a grupos organizados que manipulan el discurso y la participación en plataformas digitales (conocidos como “milícias digitais”). La tercera ya se metió de lleno averigüando acciones de individuos y grupos implicados en el ataque contra el Congreso de Brasil en 2023, tras la derrota del expresidente Jair Bolsonaro en las elecciones generales de 2022.

Luego, en abril de este año, De Moraes ordenó a Musk que cerrara varias cuentas de extrema derecha que habían difundido información errónea y desinformación sobre la derrota de Bolsonaro en 2022. No era la primera vez que X recibía una orden de este tipo.

Por ejemplo, en enero de 2023, tras el atentado del Congreso, el Tribunal Supremo de Brasil también ordenó a X y a otras redes que bloquearan algunas cuentas. Según se informa, Musk mostró preocupación por esta decisión, pero su plataforma acabó cumpliendo la orden.

Sin embargo, esta vez Musk se negó y posteriormente destituyó al representante legal de X en Brasil. Se trataba de un hecho significativo, ya que la legislación brasileña exige que las empresas extranjeras tengan representación legal en el país.

De Moraes dio a Musk un plazo para nombrar un nuevo representante. El multimillonario de la tecnología no lo cumplió, lo que desencadenó la prohibición de X. Esta medida estará vigente hasta que Musk cumpla todas las órdenes judiciales relacionadas, incluido el nombramiento de un representante legal en Brasil y el pago de sanciones por valor de 3,29 millones de dólares, unos tres millones de euros. Antes de la prohibición, por cierto, había casi veintidós millones de usuarios de X en el país sudamericano.

La prohibición forma parte de una lucha más amplia contra las plataformas de redes de ciudadanía que operan en Brasil. De Moraes ha liderado esta lucha. Por ejemplo, en una entrevista a principios de este año, declaró que “el pueblo brasileño sabe que la libertad de expresión no es libertad de agresión. Saben que la libertad de expresión no es la libertad de difundir el odio, el racismo, la misoginia y la homofobia”. Claro que los grupos de extrema derecha y los partidarios de Bolsonaro no están de acuerdo. Se han manifestado muy claramente en contra de la prohibición, y del Tribunal Supremo en general. Es probable que la polémica avive las tensiones sociales existentes.

De acuerdo con la legislación brasileña, otros jueces del Tribunal Supremo están evaluando la prohibición. Es posible que decidan mantenerla, pero anulen las sanciones económicas para las personas que intenten acceder a X. También es posible que los otros magistrados anulen la prohibición en sí. ¿Qué ocurrirá? Buena pregunta cuando hay un creciente sentimiento internacional de que las gigantescas empresas que lideran las redes sociales no pueden situarse por encima de la ley.



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