Bueno,
pues eso que estamos viendo desde el lunes en Catalunya y que anoche
movió al espanto, es lo que hemos condenado de otros escenarios
donde ha encendido la chispa y la espiral se desata sin control. Si
es así como los catalanes quieren acceder a la independencia, han
perdido definitivamente la opción. Si es así como quieren que el
personal simpatice con su causa, están muy equivocados. Si encima,
quien tiene que dar ejemplo, se pone al frente de la manifestación y
aparece cuando la gente se ha ido a acostar porque no quiere ver más
espantos, es que esto se les ha ido de las manos. Y de la cabeza.
Esta
Catalunya inspira lástima. Esta no es la sociedad avanzada que
ponderábamos hasta hace unos años. La han embaucado, la han metido
en un callejón al que no se ve salida. La han radicalizado, la han
conducido a un desastre, la han fracturado.
Es
cuestionable la desobediencia civil, claro que sí. Ese
incumplimiento voluntario y premeditado de las leyes es un atentado
contra las reglas del juego y vulnera el espíritu del contrato
social. El irrespeto, el comportamiento violento tratando de hacerlo
sistemático y contagiándolo a sabiendas de que prende fácilmente
porque hay una suerte de amparo o de aliento, y hasta una cierta
permisividad, se ha colado en un problema cuya solución -si es que
quedan resquicios- es cada vez más complicada. Ni referéndum ni
gaitas. Cuando se contradicen los principios del Estado de Derecho,
no hay nada que hacer.
¡Qué
tristeza Catalunya! En lo que te han convertido. Primero, la
corrupción al galope; y ahora, la violencia sin freno. De aquellos
lodos...
1 comentario:
Como catalan de nacimiento, en familia republicana y de convicciones opuestas a todos los fascismos totalitarismos y fanatismos, y como canario de adopción comparto la tristeza que se expresa. Para cuando un análisis y un diagnóstico que nos devuelva a la ecuanimidad y al seny??
Publicar un comentario